Tras la pista de los Santa ColomaLa Ertzaintza busca a cuatro hermanos que integran uno de los grupos de delincuentes más peligrosos que actuán en Euskadi y CantabriaInstalaciones de Mercabilbao, donde la banda de los Santa Coloma robó en enero de 2011. / TXETXU BERRUEZO La Ertzaintza contabilizó el año pasado 30.029 delitos contra el patrimonio, 2.678 menos que en 2010. Euskadi es una comunidad autónoma segura, mensajes que los distintos cuerpos policiales lanzan cada vez que se les pregunta por la materia para, a continuación, poner sobre la mesa los casos que en el día a día les condicionan. Y en este punto, constatan en los últimos tiempos la creciente presencia de bandas del Este como las que han robado recientemente en domicilios sin forzar la cerradura, pero también grupos organizados formados por delincuentes autóctonos y difíciles de atrapar. Es el caso de los Santa Coloma, cuatro hermanos así apellidados de entre 20 y 35 años. Todos son hijos del mismo padre, pero de madres diferentes.
“Su domicilio legal siempre ha estado en Bilbao, pero en realidad es muy difícil localizarles allí”, sostienen fuentes policiales. La banda de los Santa Coloma nació a comienzos de la pasada década. Se iniciaron jóvenes en la delincuencia. Sus primeros robos se centraron en tiendas de ropa o estancos y el botín que lograron era de escaso valor: prendas, tabaco u objetos que pudieran vender en el mercado ilegal. También se ven inmersos en altercados con armas de fuego en locales nocturnos.
Alain, el menor de los hermanos Santa Coloma, de 21 años. A sus espaldas acumulan ya más de medio centenar de delitos. “Han sido juzgados y puestos en libertad sin razones porque a los pocos días volvían a delinquir y el escenario era el mismo”, apunta un alto cargo policial. Llevan actuando en Euskadi y Cantabria desde principios de 2000, pero en el último año han ido aumentando su actividad. Lo que empezó siendo un juego de hermanos ha derivado ya en operaciones perfectamente organizadas con una finalidad: conseguir dinero para después traficar y consumir droga o vender de forma ilegal armas cortas. “Cada vez son más peligrosos. No valoran ni su vida ni la de quien se enfrenta a ellos”, advierten quienes les siguen la pista.
Entre sus actuaciones más espectaculares, destaca el robo cometido en Mercabilbao en enero de 2011. Cuatro personas asaltaron la madrugada de un domingo las instalaciones del mercado distribuidor del norte de España. Iban encapuchados, armados con hachas y llevaban una rotaflex. En cuestión de minutos se hicieron con el dinero que guardaban los comerciantes —en un puesto robaron hasta 30.000 euros reventando la caja fuerte— y causaron numerosos desperfectos. Los propietarios se preguntaron cómo podían haber burlado los sistemas de seguridad. La respuesta: eligieron el único día en que las instalaciones cuentan con vigilancia privada las 24 horas. El agente era uno de los propios hermanos Santa Coloma y fue él quien facilitó al resto el acceso.
Su modus operandi ha ido cambiando. En sus últimos golpes se les ha sumado una quinta persona y han usado el método del alunizaje. Primero roban el coche, después actúan con él y lo destruyen. Lo saben muy bien en el bingo de Leioa. En marzo, los Santa Coloma llegaron al barrio de Elexalde de esa localidad, observaron que no había peligro y minutos después, estrellaban una furgoneta robada contra el escaparate del bingo para acceder a su interior. Fue visto y no visto. “Actúan rápido. De la misma forma que provocan el alunizaje son capaces de huir”, apuntan fuentes policiales. Aquella noche, cuando saltó la alarma de seguridad del bingo la banda emprendió rápidamente la fuga.
Por la A-8 les persiguió un coche patrulla de la Policía Municipal de Leioa. “Era imposible alcanzarles. Cuando se incorporaron a la autovía superaron los 160 km/h. Iban sin luces y arrojando objetos a la patrulla", recuerda un alto mando.
A sus espaldas acumulan ya más de medio centenar de asaltosLos cuatro hermanos asumen el riesgo y no dudan en utilizar las armas de fuego que portan. Aquella madrugada, por ejemplo, las usaron e intercambiaron disparos con los agentes.
Pasados los días la furgoneta que utilizaron en el robo, fue hallada abandonada y totalmente quemada, para eliminar cualquier posible huella, en Larrabetzu. Fuentes policiales reconocen que son muy escurridizos y que “en ocasiones el material o la infraestructura con los que se pretende darles alcance no son los más adecuados”.
“Habitualmente este tipo de bandas entre acción y acción guardan unos días de silencio", sostienen los medios informantes. “No hacen ruido para luego cometer otro golpe fuerte”, añaden. Así fue también en este caso. Días más tarde, la Ertzaintza sospecha que fueron ellos quienes robaron en 24 garajes de Markina y alunizaron un bar en la misma localidad.
Los hechos alteraron la tranquilidad de los vecinos de Lea Artibai y llevaron al Ayuntamiento a pedir a la policía autonómica que extreme la vigilancia nocturna. En esta ocasión, los ladrones acudieron primero a una zona residencial. Allí asaltaron una veintena de garajes para llevarse finalmente un coche de gama alta con el que poder entrar en un bar con el método del alunizaje.
Pasaban minutos de las tres de la madrugada, cuando los Santa Coloma llegaron a la plaza Frai Bartolomé con el BMW robado, retiraron las sillas apiladas en el exterior del bar Kai y estrellaban el coche contra la vidriera del local para sustraer el dinero de la caja. En total, los daños materiales ascendieron a 3.000 euros.
El impacto del coche no consiguió romper el cristal de seis milímetros de grosor que el dueño había instalado, pero sí destrozaron el marco. Por ahí entraron y consiguieron el dinero. El botín ascendió a 8.000 euros. “Las cámaras de seguridad lo grabaron todo, pero no sirve para nada. Consiguieron escapar”, admite Karmelo, el dueño del establecimiento desde hace 12 años.
El País