Javi Martínez fue reducido por un guarda de seguridad
El Athletic confirma que su exjugador saltó una valla y entró sin permiso en Lezama. «¡Soy Javi Martínez, mira mi carné!», le dijo el jugador
«¡Soy Javi Martínez! ¡Que soy Javi Martínez...! ¡Mira mi carné!» Poco después de la medianoche del pasado sábado, el guarda de seguridad que vigilaba las instalaciones de Lezama, cerradas a cal y canto desde las 22.30 horas, dio el alto a una persona que había irrumpido en el recinto tras saltar la valla de alrededor de 180 centímetros de altura que rodea los campos de entrenamiento. [Gráfico: Así fue el incidente de Javi Martínez en Lezama]
El extraño había avanzado cincuenta metros; la mitad de la distancia que le separaba de una segunda valla que da acceso al parking privado de jugadores, técnicos y empleados. Poco más allá se encuentra el edificio que acoge el vestuario rojiblanco, el destino del misterioso visitante nocturno.
El vigilante de la empresa Prosegur que le salió al paso, a quien describen como una persona de gran envergadura, ordenó al desconocido que se detuviera a la altura del pequeño jardín situado al lado de la cafetería de Lezama.
- ¿Quién eres? ¿A dónde vas?, preguntó.
«¡Soy Javi Martínez!, ¡que soy Javi Martínez...! ¡Mira mi carné!», respondió el interpelado. Se inició entonces una discusión que concluyó segundos después con el futbolista navarro reducido por el guarda, según el informe del incidente enviado en la tarde de ayer al club por parte de la empresa de seguridad y que el propio Athletic confirmó anoche a este periódico.
El vigilante, según ha sabido El Correo, no reconoció al jugador y le trató como si fuera uno de los cacos que en las últimas semanas han entrado en Lezama para robar hierro y cobre de las obras. En una de esas incursiones intentaron sin éxito llevarse el dinero de las máquinas expendedoras de refrescos y chucherías situadas fuera de la cafetería. Un cristal roto queda como recuerdo del incidente.
El ahora futbolista del Bayern, que había abandonado con polémica el Athletic apenas diez días antes tras pagar los 40 millones de su cláusula, se vio entonces obligado a identificarse para dejar claro que no se trataba de un ladrón y mostró su carné de identidad. Tras unos momentos de tensa confusión, el vigilante, que no es aficionado al fútbol, reconoció la cara del deportista por un póster colgado en la garita de vigilancia. Identificado el intruso, el responsable de la seguridad y el jugador se relajaron. «Es que vengo a recoger mis cosas», le explicó Javi Martínez. El guarda le permitió acceder al vestuario, pero el navarro se encontró con la sorpresa de que su taquilla estaba vacía, que sus cosas habían sido ya retiradas a un almacén, donde el empleado prohibió entrar al futbolista, que se llevó sólo un par de botas. «Son especiales. Me hacían falta», relató al trabajador de Prosegur.
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