La sección segunda de la Audiencia Nacional ha aplazado hasta el 5 de
febrero el juicio al miembro de los GRAPO Fernando Silva Sande por el
atentado contra un furgón blindado en Zaragoza, en 1993, en el que
murió un vigilante jurado, porque no se ha podido citar a cuatro
testigos "fundamentales" para la Fiscalía.
Tanto el fiscal Carlos Bautista como el abogado de la acusación, Juan
Carlos Rodríguez Segura, han solicitado al presidente del tribunal,
Ángel Hurtado, la suspensión momentánea de la vista al no haberse
podido citar para hoy a los "únicos" cuatro testigos que reconocieron a
Silva Sande a través de fotografías en la Policía.
Pese a que hay muchas otras pruebas, según ha indicado el fiscal, que
demuestran la autoría del acusado, el Ministerio Público ha considerado
más oportuno pedir el aplazamiento del juicio, que se reanudará el
próximo 5 de febrero a las 10:30 horas.
Antes de la suspensión, Silva Sande, para quien el fiscal pide 105 años
y 4 meses de cárcel por el atentado -en el que también murieron tres
miembros de los GRAPO- ha negado los hechos porque, según ha dicho, en
la fecha del atentado (7 de abril de 1993) no estaba en Zaragoza, ya
que un año antes, cuando se fugó de prisión, se marchó a Francia y no
volvió a España hasta ser detenido en 2000.
Ha señalado además que "hacía mucho tiempo que no estaba" en los GRAPO
por lo que, ha insistido, no participó en el asalto al furgón.
Según el escrito fiscal, los hechos ocurrieron sobre las 21:45 horas de
la fecha citada, cuando Silva Sande, el ya condenado por estos hechos
Enrique Cuadra Echandia y los tres terroristas fallecidos se
trasladaron en dos vehículos hacia la calle zaragozana Madres Plaza de
Mayo, "portando además dos artefactos explosivos", un revólver y una
escopeta.
Una vez allí, los acusados se apartaron hasta que apareció el furgón
blindado que se estacionó en las inmediaciones de unas galerías
comerciales con el fin de recoger sus fondos.
"De forma rápida y sorpresiva sin dar tiempo a los trabajadores de la
empresa de seguridad a darse cuenta de lo que acontecía, colocaron dos
artefactos explosivos", añade el escrito fiscal, que detalla que
adosaron uno a los bajos del vehículo (al lado del acompañante del
conductor) y otro a la puerta exterior del compartimento que guarda el
dinero.
La explosión de ambos artefactos ocasionó la muerte de uno de los
empleados de seguridad, así como de los tres 'grapos', y causó heridas
graves a otros dos vigilantes y leves a dos viandantes.
"En la confusión creada tras la explosión", que también produjo daños
materiales, los procesados lograron apoderarse de dos sacas de dinero
propiedad de las galerías comerciales y de una gasolinera con un
importe de 428.548 euros.
Uno de los empleados de ese comercio ha relatado hoy que cinco minutos
después de la explosión el "espectáculo era dantesco" y que había
cuatro cuerpos esparcidos alrededor de la furgoneta, tres a la derecha
y un cuarto al otro lado.
Diez días después del atentado, Silva Sande perdió el dinero robado en
un enfrentamiento con la Policía en la estación del Norte de Barcelona,
donde también perdió un revólver, una pistola, un temporizador y
material explosivo -pentrita- que coincide con el empleado para el
atentado.
El fiscal, además de la pena de cárcel, pide que Silva Sande indemnice
con 240.000 euros a los herederos del fallecido, con 150.000 a cada uno
de los heridos graves y con 6.000 y 3.000 a los leves
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