Los empresarios del Polígono se niegan a pagar el cerramiento y la vigilancia
Deconocen el proyecto, el coste de ponerlo en marcha y no estarían dispuestos a afrontar este desembolso en la actual situación económica. Además, muchos de ellos ya tienen seguridad privada contratada en sus negocios
Sorprendidos y contrariados se encontraban la tarde de ayer los empresarios del Polígono Industrial tras el anuncio realizado por el concejal de Seguridad Ciudadana horas antes. Rafael Perezagua aseguró que el presidente de la Asociación de Empresarios de la zona, Ángel García, le comunicó que los responsables de los negocios industriales están dispuestos a pagar «al cien por cien» la instalación y la gestión del sistema de vigilancia de cerramiento del Polígono, sobre todo en horario nocturno, para evitar robos. Sin embargo, los interesados aseguran desconocer tanto el proyecto en sí como el coste de ponerlo en marcha y aseguran que no estarían dispuestos a asumirlo «sobre todo en la actual situación económica».
En esta línea se expresaba Miguel Ángel Martín, ex presidente del colectivo, quien explicó que «nadie nos ha consultado al respecto» y dijo que lo lógico sería celebrar una reunión con la asistencia de todos los empresarios del Polígono para tomar decisiones.
La última noticia que tienen al respecto se remonta a una consulta realizada por la Federación Empresarial Toledana (Fedeto) años atrás -en 2010- en la que les preguntaron si estarían de acuerdo con el cierre del Polígono. Desde entonces, nada nuevo.
Martín se muestra partidario del adoptar esta medida. Pero tiene claro que no son los empresarios quienes deben pagar la instalación y el mantenimiento del sistema de seguridad, que se basa en cerrar las entradas y salidas de la zona, instalar cámaras de vigilancia y ejercer control por parte de un profesional en horario de noche. Además, algunos de los interesados coinciden en que la idea inicial consistía en que las administraciones (Junta, Diputación y Ayuntamiento) harían el desembolso inicial y los empresarios se encargarían de pagar el mantenimiento.
En cualquier caso, añade que existen «muchas lagunas» y lanza algunas preguntas al aire: «¿los que no estén de acuerdo con el cierre tienen que acatarlo?, ¿quiénes no paguen podrán entrar?, ¿cómo se regulará?».
Alberto Castillo también cuenta con un negocio en el Polígono, Hiperoffice, uno de las más sacudidos por los butrones y los asaltos. Sorprendido por las palabras de Perezagua, dice que es la primera noticia que tiene al respecto. No es partidario del cerramiento y mucho menos de pagar por él. «Ya asumo mis impuestos y con ellos me deben garantizar la seguridad».
Pero va más allá. Cree que las cámaras y los pivotes retráctiles no serán la panacea para evitar los robos: «La única medida eficaz, en esta zona y cualquier otra, es acabar con la impunidad de la delincuencia, es decir, encerrar a los delincuentes y no a los empresarios, que estamos intentando salir adelante con nuestro trabajo día a día».
Por eso, realiza una «llamada a la coherencia» y pide una reunión en la que aclarar el asunto y tomar las decisiones, pero de forma unánime.
Dice que tiene muy buena relación con la mayoría de sus compañeros y explica que el sentir general «apunta en una dirección distinta» al cierre de la zona industrial. De hecho, se pregunta si es legal, al tratarse de vías públicas.
En cualquier caso, la dramática situación económica vivida por algunas de las naves instaladas en el Polígono, unas 400, es lo que más les preocupa. «Hay empresas que no están pagando las nóminas a sus empleados porque no tienen dinero. No creo que puedan hacer frente al desembolso que supondría la seguridad privada». Además, otras compañías ya tienen seguridad privada y realizarían un «doble gasto».
En cualquier caso, lo que asumen es que «no existe unanimidad» y desconocen «de dónde sale» la información trasladada por Perezagua, ya que García no se ha puesto en contacto con ellos. La Tribuna intentó ayer hablar reiteradamente con el presidente de la Asociación de Empresarios del Polígono pero resultó imposible.