Seis chicas de Llerena se quedaron ayer atrapadas entre bambalinas en el López de Ayala. Me explico. Entraron al teatro a eso de las siete de la tarde con la murga de los vaqueros miopes como supuestas maquilladoras, pero cuando les tocaba cantar a los suyos los vigilantes de seguridad les prohibieron entrar al patio de butacas. Les dijeron que como no tenían entrada se tenían que quedar en los camerinos o largase a la calle. Ellas, indignadas, no se podían creer que sus novios estaban ya cantando y ellas se encontraban dando vueltas detrás del escenario y sin poder burlar a los vigilantes, a los que miraron como si fuesen las peores personas del mundo. Y es que no hay trabajo menos agradecido que el de un segurata en un concurso de murgas.
Colarse en el López de Ayala es un clásico. Que yo sepa, hay cuatro maneras: que te presten una acreditación, ya que antes no ponía tu nombre y podía usarla cualquiera; meterse por la puerta lateral que da a la calle Pedro de Valdivida a eso de las ocho, porque está abierta y no hay nadie vigilando; que te de una entrada alguien que ya haya pasado, puesto que los chicos de la puerta no la marcan para saber si ya se ha usado; y la última es llorarle al de seguridad para que te deje colarte, pero esa pocas veces funciona.
Con las otras tres tanto el Ayuntamiento como los responsables del teatro han decidido acabar radicalmente. Ahora todos los acreditados tienen en su credencial una foto de carné y el nombre completo. Además, no se puede falsificar, porque debe pasar por una especie de laser azul que hace las veces de chivato.
En cuanto a la puerta lateral, ayer me contó David Collantes, uno de los vigilantes, que han decidido cerrarla para darle un escarmiento a los listillos. Asimismo, con el tema de las entradas han recibido órdenes de perdirlas a los que estén por los camerinos, y quien no la tenga va la calle. "Y hemos echado a unos pocos", advierte.
Siete vigilantes
Parece que este año la cosa se ha puesto seria. De hecho, si la pasado edición había tres vigilantes de seguridad para todo el teatro, este edición son "seis o siete, dependiendo del día".
Con este panorama David aseguraba que no podía hacer nada por las seis chicas de Llerena. "Si las dejo pasar a mí me expedientan. Lo han intentado dos veces por cada puerta, se tienen que ir".
Pero que no cunda el pánico. Cuando posteriormente entré al patio de butacas para ver la actuación, allí estaban las seis en el pasillo la mar de contentas. Creo que alguien de otra murga las coló.
http://www.hoy.es/20090212/badajoz/merito-colarse-llegar-final-20090212.html