Hasta hace tres meses abundaban más los robos de bebidas, perfumes y tabaco con ánimo de lucro. Personal de seguridad y cajeras extreman precauciones ante el ingenio que desarrollan los ladrones.
DELIA JIMÉNEZ - LAS PALMAS DE GRAN CANARIA. El personal de seguridad asignado a los establecimientos de alimentación de la capital, la policía y el amplio colectivo de cajeras coinciden a la hora de afirmar que en los últimos cuatro meses se ha notado un incremento en los hurtos de los productos de consumo básico, un fenómeno que algunos sectores relacionan con el momento de crisis económica que está poniendo en serios apuros la subsistencia de muchas familias.
Las mismas fuentes puntualizan que, de momento, no existen estadísticas sobre el número exacto de hurtos que a diario se producen en los supermercados, pero sí afirman que el número de sustracciones de artículos de alimentación se ha multiplicado por tres en el periodo comprendido entre la campaña navideña de 2008 y comienzo de 2009.
Hasta el momento los responsables en materia de seguridad de los supermercados habían centrado todos sus esfuerzos en combatir los denominados en el sector como hurtos con ánimo de lucro, cometidos generalmente por personas con problemas de drogodependencias o por delincuentes habituales.
En este capítulo se contempla la sustracción de artículos como bebidas alcohólicas, perfumes y tabaco, que resultaban de fácil reventa en el mercado negro. Sin embargo, a finales del año anterior ya empezó a detectarse un aumento importante de hurtos entre los productos de alimentación cometidos, con cierta frecuencia por amas de casa y ancianos, colectivos que hasta entonces no figuraban entre los grupos de reincidentes de este tipo de acciones.
En este sentido, fuentes del sector de la alimentación han denunciado recientemente ante los efectivos policiales que se observa la pérdida inexplicable y en una cantidad más numerosa de lo habitual de productos tan básicos como los embutidos, quesos y otros artículos envasados al vacío que, generalmente, no disponen de un chivato magnético.
Mientras que el personal de seguridad ha cogido in fraganti a numerosas amas de casa que esconden productos tan básicos como la leche, el pan y filetes de carne en un doble bolso. "Muchas confiesan que están separadas y al paro y que tienen que dar de comer a sus hijos", añade un vigilante jurado.
GRANDES SUPERFICIES. Fuentes policiales confirman que las sustracciones de menor cuantía no sólo se han incrementado en los supermercados sino también en los negocios de todo tipo ubicados, principalmente, en las grandes superficies y en las zonas comerciales con aglomeraciones de público. Los productos electrónicos de pequeñas dimensiones como las play station, las tarjetas de memoria y las cámaras fotográficas están entre los artículos preferidos por los amigos de lo ajeno.
Los responsables de la seguridad en los establecimientos comerciales son los que más saben sobre el derroche de ingenio de los hurtadores. Por ejemplo, en los supermercados está de moda forrar el interior del bolso de las mujeres con papel platino como método para evadir el detector magnético.
No obstante, está comprobado que las etiquetas de barras de acero, los espejos colocados estratégicamente y los circuitos de cámaras son efectivos medios disuasorios. Fuentes judiciales también confirman un aumento de las denuncias registradas en este sentido. Como dato curioso algunos jueces canarios ya han empezado a denominar coloquialmente las sustracciones de alimentos como hurtos famélicos.
Dos clientes en plena tarea de realizar compras en un supermercado de la capital. LP/DLP
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