Los serenos cada vez cobran un papel más activo a la hora de interferir en la comisión de delitos y en el auxilio de personas que sufren indisposiciones nocturnas. Hace menos de un mes, el pasado 21 de febrero, una vigilante nocturna adscrita a este servicio evitó la muerte de una joven en coma diabético a la que encontró tirada en la acera en la calle de Magallanes, en La Calzada.

La mujer se encontraba inconsciente, pálida y sin apenas pulso. Rápidamente, la sereno dio aviso a la Policía Local y a la ambulancia, mientras que con su propia ropa y la de otro compañero trataron de hacer entrar en calor a la joven. Ambos vigilantes llegaron a la conclusión de que llevaba bastante tiempo tirada en el suelo y cuando llegó la ambulancia viandantes y vecinos admitieron haber visto tendida a la chica y justificaron no haber intervenido porque «pensamos que era una yonqui».

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