En los últimos diez años, la vigilancia en Metro y Cercanías Renfe se ha visto fortalecida. Cámaras de televisión, vigilantes jurados y policía velan por la seguridad de los usuarios
Vigilantes privados, en colaboración con el cuerpo de Policía Nacional, custodian diariamente estaciones e intercambiadores para garantizar la seguridad del medio. Su labor se suma a la de las más de 4.000 cámaras de televisión que controlan la red del suburbano. (Foto: Nacho H. de Alba)
‘Géminis’, un programa de gestión de incidencias.
En el control de seguridad se reciben las llamadas de los vigilantes o del personal de estaciones para enviar los medios humanos adecuados cuando se produce una incidencia. Cuenta además con un programa de gestión de incidencias, conocido como Géminis, que avisa del nivel de emergencia, despliega todo el sistema de información e indica el procedimiento a seguir como guía para saber a quien hay que avisar y las medidas a tomar. Desde esta área se tiene conexión directa con Samur y el teléfono de emergencias 112.
Rapidez, precio y confort son algunos de los aspectos más valorados por los usuarios a la hora de elegir un medio de transporte público. Aunque, eso sí, todos ellos pasan a un segundo plano cuando es la seguridad la que está en juego.
Tener la sensación de estar protegido ante posibles incidentes como robos, agresiones o atentados se convierte en un requisito imprescindible a la hora de viajar.
Si bien es cierto, en los últimos diez años la vigilancia en Metro y Cercanías Renfe se ha visto claramente reforzada, aunque fue a raíz de la masacre del 11 de marzo de 2004 en la estación de Atocha, cuando se puso en marcha un plan de seguridad mucho más estricto. La instalación de cámaras de televisión en el interior de las estaciones y los trenes, el incremento del número de vigilantes jurados o el control de bultos y paquetes fueron algunas de las medidas abordadas para velar por la seguridad de los viajeros.
El presupuesto de seguridad de Metro de Madrid alcanzará en 2009 los 94 millones de euros, cuatro millones más que el año pasado. Un crecimiento progresivo cuya cifra está a años luz de los 11,9 millones de euros que se invirtieron en 1998.
Actualmente, más de 4.000 cámaras controlan el cien por cien de la red del suburbano, transitado diariamente por 2,5 millones de personas. Pasillos, trenes, andenes y máquinas expendedoras de 293 estaciones de la red subterránea son vigiladas durante 24 horas los 365 días del año.
Un trabajo que se suma a la labor de vigilantes y agentes de la unidad operativa que custodian estaciones e intercambiadores para garantizar la seguridad del medio. En los últimos años la plantilla se ha triplicado pasando de 1.100 vigilantes privados en 2006 a más de 3.000 en 2009.
Sin embargo, para erradicar la delincuencia, es esencial la colaboración entre los servicios privados y los de seguridad pública.
Según fuentes del cuerpo de Policía Nacional, los hurtos –robos sin intimidación– son la principal lacra contra la que luchar en el transporte subterráneo. De ahí, que desde el pasado mes de noviembre se haya puesto en funcionamiento un nuevo dispositivo compuesto por 50 agentes, que, desde el Grupo de Hurtos del Sector Móvil, se encarga de patrullar diariamente los vagones de Metro en busca de carteristas.
Son 50 agentes y actúan de lunes a domingo en toda la red del suburbano aunque haciendo especial hincapié en las líneas 1, 6, 8 y 10 por ser “algo más conflictivas.
Cada mes detienen alrededor de 250 rateros, en su mayoría mujeres de más de 20 años, y aseguran que en estos meses “se ha registrado un descenso del índice de robos”. De momento, tienen fichados a 500 y su objetivo es “erradicar el problema por completo”.
‘X Men’ de Cercanías
A su vez, en Cercanías Renfe el principal foco de delincuencia procede de grafiteros y tribus urbanas que atentan contra los trenes.
Fuentes sindicales, han destacado como líneas “más calientes” la C-4 –Parla-Atocha–, C-5 –Humanes y Móstoles-El Soto-Atocha– y C-8 –Cercedilla y El Escorial-Atocha–, al igual que intercambiadores de transportes como Príncipe Pío, Chamartín, Moncloa, Legazpi, Avenida de América, Atocha.
Precisamente para atender estas incidencias, Renfe tiene contratado un grupo de protección conocido como “X Men”, que actúa durante las noches de los jueves, viernes y sábados. Lo compone un reducido grupo de 70, casi el 10 por ciento del colectivo que controla Cercanías y se distinguen del resto por portar un arma.
A este respecto, el responsable de Seguridad Privada de CC.OO, Javier Torrejón, ha solicitado, en declaraciones a Europa Press, a las administraciones responsables y a las empresas de seguridad que “formen mejor” a los vigilantes “en base a los centros donde trabajen”.
* Jornadas formativas especializadas
La colaboración con las Fuerzas de Seguridad del Estado es esencial para el correcto funcionamiento de los servicios de Seguridad de Metro, de ahí que en la programación formativa tengan una especial incidencia las acciones dirigidas a mejorar la coordinación con la Policía Nacional, última responsable de la seguridad en la red. Desde septiembre de 2007, miembros de la Policía Nacional y de otros organismos, como la Guardia Civil, el SAMUR o el 112, participan en las jornadas formativas
* Labores de prevención, control y auxilio
Los agentes de Metro y Cercanías Renfe se encargan de prevenir los pequeños robos que se producen en los convoyes, controlar que nadie se cuele sin billete, desalojar borrachos, desequilibrados y toxicómanos, así como vigilar la venta de CD ilegales y el mantenimiento del orden público. Igualmente, tienen la función de prestar auxilio a los viajeros que puedan sufrir lipotimias o caídas. En cualquier caso,
su contacto con Emergencias y con Policía Nacional es constante.
Lorena Jiménez
http://www.gacetaslocales.com/noticia.asp?ref=96619