Sensores de movimiento, cámaras de vigilancia, dobles circuitos de transmisión de datos, avisadores a centrales en caso de alarma, dispositivos antihurto... Todos estos elementos forman parte del abanico de recursos más utilizados en la farmacia para reforzar su seguridad en caso de robos, ya sean éstos hurtos (no violentos) o atracos. Según confirman a CF fuentes colegiales y empresas de seguridad, en lo que va de año se ha detectado un repunte de este tipo de incidentes y, como consecuencia, se está extendiendo la consigna de que todo desembolso en materia de seguridad es una inversión de futuro para la farmacia.
Beatriz García Suárez 16/03/2009

Apunta el director general del COF de Madrid, Carlos Ibáñez, que en los primeros meses del año hubo un repunte de los atracos con intimidación. "Sin daños personales, pero con amenazas", matiza, lo que ha propiciado que "el interés por sistemas de seguridad ha aumentado". En esta línea se enmarcarían los arcos antihurto -que disparan una alarma en caso de que se sustraiga un producto sin pagar- o las cámaras de vigilancia.

Carlos Valenciano, director de Operaciones de Prosegur Activa, explica que los elementos a la vista "coartan al delincuente". "Menos posibilidades de ser atracado hay cuantos más sistemas de seguridad haya", apunta, de ahí que haya dispositivos que no deben permanecer ocultos.

Gran papel disuasorio juegan también los vigilantes de seguridad. Aunque no es frecuente que una farmacia contrate uno, "sí que tienen mucho éxito los servicios de rutas compartidas", explican fuentes de Securitas.

En el campo de la disuación, el último grito entre las farmacias de Málaga, como explica el presidente del COF, Javier Tudela, es la compra de cajas de seguridad de apertura retardada para guardar el grueso de la recaudación. "Hay que esperar un mínimo de 15 minutos para abrirla", apunta, tiempo suficiente para que la paciencia del caco desista y renuncie al objetivo.

Comenta Valenciano que más allá de la proyección de seguridad, "hay que tener un buen sistema de detección anti-intrusos para cuando el local esté cerrado". Las alarmas, conectadas con la central de seguridad, avisan cuando se detecta un movimiento no autorizado en el interior del local. También se protege la línea de conexión a la central de alarmas (doble línea de ADSL). En caso de que salte una alarma, el personal de la compañía verifica si "se trata de una posible avería o accidente, o un boicot". En caso de ser lo segundo, se pone en marcha el dispositivo de alerta a las fuerzas de seguridad.

Vigilancia compartida y a la carta

La búsqueda de fórmulas que satisfagan las necesidades en materia de seguridad hacen que las empresas del sector ofrezcan servicios a la carta pero tratando de abaratar costes. Un ejemplo de ello es el servicio de vigilancia Mobile de Securitas que, como explica Gonzalo Cano, delegado comercial en Madrid, consiste en "un vigilante compartido que realiza un itinerario controlando varios establecimientos".

Se trata de un servicio que ha sido muy bien recibido por las boticas, ya que es "más económico, entre un 10 y un 20 por ciento más barato, que los servicios de vigilancia tradicionales por horas, y que tiene un gran impacto disuasorio". Tanto es así que, dentro del amplio abanico de pymes, "éste es uno de los servicios que más éxito tiene entre las farmacias".

En Madrid o Barcelona, las rutas se organizan por la propia compañía aunque también existe la posibilidad de que un grupo de farmacias de una misma zona se pongan de acuerdo para contratar este servicio. La vigilancia se hace, según las preferencias, en horario de apertura y nocturno. De hecho, si el cliente lo solicita, "los vigilantes pueden ser los únicos que tengan las llaves de las instalaciones y ellos son los que se encargan de abrir y cerrar el establecimiento", con lo que se evita que haya duplicados de llaves del local.

Los protocolos de acción en caso de incidencia, explica Cano, "se establecen con el propio cliente" y, en función de su magnitud, "se llama o no a la Seguridad Pública" para que intervenga.

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