Arte en estado puro en los pasillos del Museo Arqueológico Provincial de Alicante (MARQ). La dos exposiciones sobre el legado griego, La Belleza del cuerpo y Huellas griegas en la Contestania Ibérica, concentraron en las dos primeras horas de estar abiertas a casi 500 personas. "Lo de ayer -por el jueves- fue una locura. Había tanta gente que no se veían las esculturas", recordaba uno de los vigilantes del recinto cultural encargado de atender la seguridad de una muestra que llega directa desde el British Museum.
El MARQ exhibe hasta octubre dos de las muestras más importantes del arte clásico. La primera, La Belleza del cuerpo, reúne, por primera vez en España, 125 piezas llegadas desde el British gracias a la colaboración que ambas instituciones mantienen desde 2005. Entre las obras, en las que se realiza un recorrido por la representación del cuerpo humano en su plasmación real o imaginaria a través de todas las etapas del arte griego, brilla con luz propia, El discóbolo de Mirón, copia romana de la original -la mayoría de las esculturas griegas se perdieron- realizada por Mirón de Eleuteras en el 455 a. C.
"Todos quieren ver El Discóbolo, es increíble que aunque vengan con poco tiempo, no se quieren perder la escultura para decir que la han visto", avanzaba el mismo vigilante". Releves, terracotas, cerámica de figuras negras, rojas y bronces se suceden en los cuatro pasillos en los que se ha distribuido la muestra. El montaje, muy alabado por la mayoría de los visitantes que ayer por la mañana se reunieron en torno al MARQ, "ayuda a comprender lo que representa el arte griego en nuestros días y lo que significó entonces", explicaba Mirta Virginia Lláñez, llegada desde Argentina a España y que no se "quería perder la exposición por nada del mundo". Junto a ella, su prima Mercedes Álvarez, miraba entusiasmada el resultado de medio año de duro trabajo por parte de los expertos del MARQ. "Está increíble, no sólo la parte de las nuevas muestras, sino la obra permanente, el museo en general", analizaba esta gallega de visita en la ciudad.
Mientras, en los pasillos, las vitrinas con vasijas y efigies iluminadas, comparten protagonismo con los colegiales que ocupan cada esquina. "Tenemos ya programadas visitas hasta finales de junio. No damos abasto", informaban los trabajadores del MARQ. Lógico. Todos quieren pasearse por la historia griega.
Pero además del repaso por el canon de belleza clásica, el museo alicantino alberga otra exposición más cercana: Huellas griegas en la Contestania Ibérica, un espectacular repaso por las influencias griegas en la provincia de Alicante durante los siglos V y I a. C. En esta ocasión, las obras se ubican en la Sala Noble del museo, lugar donde estuvo la antigua capilla del Hospital Provincial y en pasillos adyacentes.
Algunos autores clásicos (Estrabón, Esteban de Bizancio) trasmitieron en sus escritos que en las costas de la actual provincia de Alicante hubieron varias fundaciones de colonias griegas, cuestión que no está del todo demostrada. Así, sólo se ha destacado la huella que los griegos dejaron sobre la manera de construir y, sin embargo, dejaron su huella en aspectos de la vida cotidiana como la escritura o la cerámica y la cocina. En un imponente esfuerzo por reunir por primera vez una serie de piezas extraordinarias, el MARQ acoge la llamada Koré de Alicante, depositada en el Museo d'Arqueologia de Catalunya y, sobre todo, las dos esfinges de Agost que coinciden en esta muestra tras viajar, una desde el Museo del Lovre y, la otra, desde el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.
También se puede ver la única moneda que se ha podido localizar del tesoro del Montgó de Xàbia, que forma parte de la colección numismática del British.
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