Está claro que UGT, con su cambio de secretario general, ha pasado de una conducta moderada a una más radical que, de seguir así, derivará en una falta de credibilidad ante los trabajadores y una soledad respecto a las administraciones, las empresas y el resto de agentes sociales
Por Redacción
Última actualización 02/07/2009@02:39:10 GMT+1
Las instituciones, organizaciones y entidades asentadas en Melilla tienen sobre sus hombros la importante responsabilidad de promover el desarrollo de nuestra ciudad en todos los ámbitos, ya sea en el aspecto social, político, cultural, laboral, etc. Pero además, tienen la obligación de desempeñar esta labor guardando las formas, una cuestión de suma importancia que, lamentablemente, se está devaluando hasta el punto de llegar a la inexistencia. Los grandes perjudicados, como siempre, son los ciudadanos, que pierden cada vez más confianza en las instituciones y organizaciones que los representan porque éstas no saben ejercer su papel como debieran, guardando la compostura y actuando de manera educada, correcta y leal.
En esta ciudad hay algunos ejemplos de esta imperdonable ausencia de las formas, pero el que se lleva la palma es el caso de la UGT, que desde hace unos días actúa como un caballo desbocado. Este sindicato, con 121 años a sus espaldas y una importante trayectoria en defensa de los derechos de los trabajadores, se comporta estos días de una manera totalmente irresponsable y empleando un lenguaje propio de pandilleros o macarras en unos comunicados de prensa cuya lectura, por momentos, puede provocar incluso vergüenza ajena. Unas notas, por cierto, que no están firmadas por ningún representante sindical, a pesar de que UGT se vanagloria en uno de sus párrafos de “dar siempre la cara”.
Un sindicato que en esta ciudad es mayoritario no se puede permitir el lujo de llamar matones, cobardes y descerebrados a un grupo de funcionarios, concretamente a varios vigilantes de Servicios Generales, manchando el nombre y la labor que realiza este colectivo profesional. Ya lo hizo el lunes, con un comunicado de prensa que fue rechazado de pleno por otros dos sindicatos, CCOO y CSI-CSIF, que reprocharon a la organización ugetista no su posicionamiento en contra de la creación de los cuerpos de Agentes Medioambientales y Agentes de Proximidad, sino su evidente falta de formas al intentar perjudicar a todo el colectivo de vigilantes municipales con sus críticas y descalificaciones.
UGT, en lugar de reflexionar sobre su conducta tan destructiva y perjudicial para un grupo de funcionarios que jamás ha registrado denuncia ciudadana alguna, insistió ayer con un comunicado aún más duro y abominable que reproducimos textualmente en nuestra página 4 para que los lectores puedan juzgar por sí mismos.
Está claro que UGT, con su cambio de secretario general, ha pasado de una conducta moderada a una más radical que, de seguir así, derivará en una falta de credibilidad ante los trabajadores y una soledad respecto a las administraciones, las empresas y el resto de agentes sociales. No por ser soez se es más contundente en los posicionamientos, una teoría que UGT-Melilla debería tener muy presente.
Si lo que persiguen los ugetistas es realmente que se castigue a los vigilantes que presuntamente atacaron a uno de sus delegados sindicales, lo que deberían hacer es denunciar los hechos ante la Justicia y aportar pruebas suficientes como, por ejemplo, la grabación de las cámaras de seguridad instaladas en la Jefatura de la Policía Local. Lejos de eso, UGT sigue por el camino barriobajero de la polémica a través de los medios de comunicación, lo que representa, sin lugar a dudas, una involución que no merece una organización sindical tan respetada en el país como es la Unión General de Trabajadores.
http://www.melillahoy.es/noticia.asp?ref=55063