Los mayores riesgos para los vigilantes se produce en el traslado
de sacas desde el furgón a las entidades bancarias • En las grandes
superficies e hipermercados sufren muchas agresiones
Los vigilantes de seguridad encargados del transporte de fondos en
furgones blindados son los que más riesgos asumen en el día a día de su
trabajo. El último atraco tuvo lugar el mes pasado en la localidad
sevillana del Viso del Alcor, incidente en el que resultó muerto uno de
los trabajadores y el otro herido.
El asalto se produjo cuando
ambos trasladaban sacas con el dinero recaudado desde una entidad
bancaria hasta un furgón blindado propiedad de la empresa de seguridad
para la que trabajaban. En ese momento, un desconocido les abordó de
forma repentina y violenta, propinándoles varios disparos que lograron
derribarles.
Con ambos vigilantes en el suelo, el atracador se
llevó el dinero contenido en las bolsas-unos 100.000 euros-, mientras
que los encargados del transporte quedaron heridos graves y fueron
trasladados al hospital.
Es en los transportes de las sacas desde el
furgón a las entidades bancarias donde se corre mayor peligro. Por eso
los trabajadores del sector, según afirma su representante, Javier
Muriel, piden a bancos y cajas que tengan en cuenta la accesibilidad de
los furgones a las sucursales que proyectan construir en ciudades y
pueblos, para evitar ese riesgo y lograr una mayor seguridad en este
tipo de operaciones.
«En ocasiones nos vemos obligados a recorrer
grandes distancias, lo que facilita la acción de los atracadores»,
indica. En la capital burgalesa, por ejemplo, el Ayuntamiento ha dado
autorización a las empresas para entrar en el Paseo del Espolón
(peatonal) hasta Cajacírculo y el Banco de Santander con el fin de
proporcionar una mayor protección a los agentes.
Sobre los medios de
que disponen para llevar a cabo su trabajo no tienen ninguna queja.
«Los vehículos son perfectos, prácticamente inexpugnables, por lo que
los problemas se producen habitualmente en la calle; reconozco que en
ocasiones poco se puede hacer si un desalmado está dispuesto a todo
para llevarse 30.000 euros», indica.
Pero no es el único ámbito en
el que corre peligro la integridad de un vigilante. En los centros
comerciales, por ejemplo, «se producen bastantes agresiones físicas».
Tras detectar el robo de artículos e intentar retener a sus autores,
muchos de éstos la emprenden a golpes con los vigilantes, «que en la
mayoría de los casos están desprotegidos si tienen que enfrentarse a un
grupo de personas», señala Muriel.
En centros con equipos de
agentes, donde unos pueden apoyarse a otros en caso de necesidad, los
riesgos se reducen, pero aquellos en los que solo actúa un vigilante,
éste lo tiene más difícil a la hora de hacer su trabajo.
Por ello,
los hipermercados y las grandes superficies son los destinos que menos
gustan a los vigilantes de seguridad. «Hay que estar con mil ojos,
puedes tener un percance en cualquier momento y pasar situaciones muy
desagradables», afirma Muriel.
http://www.diariodeburgos.es/noticia.cfm/Local/20080810/cuidado/distancias/A91D414B-1A64-968D-597365A4861EF9CD