Un vigilante de seguridad del metro de Barcelona aúna dos virtudes que le han permitido resolver con éxito una situación comprometida: templanza y valor. Con la primera, logró evitar la muerte de una mujer que se había arrojado a las vías del metro. Con la segunda, consiguió reducir a la pareja de la mujer, que se presentó poco después en el andén de la estación con un cuchillo de grandes dimensiones y la intención de apuñalarla.
"Nos jugamos la vida por un sueldo de menos de mil euros"
El pasado 1 de agosto, este vigilante vio que una mujer había saltado del andén a la vía y se acercó a ella para intentar sacarla de allí, explicaron a este diario fuentes del caso y confirmó Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB), la empresa que gestiona el servicio de metro. Los hechos ocurrieron a las 5.40 horas en la estación de Ciutadella-Vila Olímpica. La mujer le explicó que estaba harta de su marido, que sufría malos tratos de forma continua y que quería quitarse la vida para así dejar de sufrir.
El vigilante echó mano de su temple y convenció a la mujer para que abandonara la negra vía y subiera al andén antes de que la alcanzara el siguiente convoy.
Resuelto el envite, tuvo que afrontar la segunda parte. Se armó de valor y, con la ayuda de dos compañeros, también la solventó. La pareja de la mujer se presentó en la estación con un cuchillo de grandes dimensiones e intentó agredirla. No pudo hacer nada por la oposición de los vigilantes, a los que amenazó con el arma. Un portavoz de TMB señaló que la pareja ya había discutido minutos antes en algún lugar de la estación.
En cualquier caso, el vigilante y sus compañeros lograron expulsar al hombre de la estación sin necesidad de utilizar sus armas. Una vez en la calle, los Mossos d'Esquadra le detuvieron por un presunto delito de amenazas. El hombre es un delincuente habitual que tiene causas pendientes con la justicia, según fuentes del caso.
"Nuestra profesión está infravalorada. Siempre aparecen los casos de mala praxis, aunque la mayoría de veces ni siquiera son protagonizados por vigilantes, sino por auxiliares", explicó, a propósito de este caso, el secretario general del sindicato independiente SIPVS-C, José María Izquierdo. "A veces también nos jugamos la vida, y por un sueldo inferior a mil euros", subrayó.
Los casos de solidaridad con mujeres víctimas de agresión se reproducen desde que el profesor Jesús Neira reprendiera a Antonio Puerta por maltratar a su novia. Éste le propinó una paliza que hizo que acabara muy grave en el hospital. En Irún, el motorista Jon Urtizberea recibió dos puñaladas en el abdomen al tratar de impedir que un hombre acabase con la vida de su ex compañera. Y en Barcelona, el ecuatoriano Wilson A. Rivera salvó la vida a una mujer mientras estaba siendo apuñalada en plena calle.
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