Mónica Hernández con tan sólo veintidós años, lleva trabajando tres años y medio de vigilante de seguridad. Como ella reconoce, es un trabajo que te tiene que gustar especialmente por la complicación y el riesgo que conlleva esta profesión.
-¿En qué consiste su trabajo?
-Mi trabajo es de vigilancia en furgón. Si voy como escolta lo primordial es velar por la seguridad de mi compañero y del dinero. El dinero está asegurado, pero la vida de uno de nosotros no. También debemos estar pendientes del furgón porque aunque el compañero que se encuentra dentro está vigilando, siempre hay puntos muertos que se pueden perder.
-¿Dentro de la vigilancia qué servicios ofrecen?
-Está el de blindados, que aunque es muy peligroso es uno de los mejores. También está el de vigilancia en centros comerciales, en bancos, en oficinas y en fábricas.
-¿Cómo fue su primer día de trabajo?
-El primer día que salí de ruta fue muy difícil. Me encontraba perdida porque me resultaba bastante complicado el estar atenta a todo y tenía mucho miedo. Estaba todo el rato detrás de mi compañero. La monotonía es lo peor, no nos mentalizamos del peligro que corremos. Siempre pensamos que todos los días es lo mismo y que nunca pasa nada, pero cuando menos te lo esperas puede pasar.
-¿Cuál fue el día más difícil?
-Un día que robaron en una agencia. Era el siguiente punto por el que teníamos que pasar y dio la casualidad que ese día decidimos cambiar de carretera, cuando llegamos al pueblo lo vimos todo lleno de guardias civiles y me dio por pensar en lo que hubiese pasado si me hubiese encontrado allí en ese momento.
-¿En Segovia le ha llegado a pasar algún tipo de percance?
-De momento no y esperemos que por mucho tiempo. Segovia es una ciudad relativamente tranquila, pero de cara a la crisis, sí que se nota que hay más asaltos a furgones. El chaleco antibalas es tu mejor amigo y te lo debes poner siempre porque por lo menos protege tus órganos vitales.
-¿Recomendarías tú trabajo?
-Te tiene que gustar. La cosa ha cambiado mucho. Antes se necesitaba mucha vigilancia en centros comerciales y era como un trabajo fácil. Pero es un trabajo que se echan muchas horas. Hay servicios que se hacen muy pesados, por ejemplo, en los centros comerciales estás de cara al público y en algunas ocasiones tienes que discutir con la gente porque te tienes que enfrentar a ellas.
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