Informe de analistas. La operación militar en Somalia no funcionará, embarcar vigilantes privados es mala opción, los piratas tienen lazos con Al Qaeda
domingo 11 de octubre de 2009
El 20 de abril de 2008, Somalia ocupaba las portadas de todos los periódicos españoles. Un atunero vasco, el ‘Playa de Bakio’, había sido secuestrado por un grupo de asaltantes piratas. La crisis se resolvió seis días después con el pago de un rescate de un millón de euros, pago que fue adelantado por el Gobierno español.
Así fue como conoció España la ‘pesadilla’ de la piratería en el Golfo de Adén, en el mar que separa Somalia de la costa yemení. El último de los secuestros, el del buque atunero ‘Alakrana’, aún está pendiente de resolución.
Varios expertos en el campo de la seguridad marítima, entre ellos Federico Bordás Martínez, Javier Gil Pérez y Raquel Regueiro Dubra, han analizado las peculiaridades y falsos mitos alrededor de este fenómeno para el Instituto Universitario General Gutiérez Mellado. Estas son algunas de las conclusiones a las que han llegado:
Perfil de los piratas
-- La idea más extendida es que quienes se dedican a la piratería en la costa somalí son delincuentes y milicianos, cuando en realidad, las filas de los grupos piratas se nutren principalmente de antiguos pescadores que se han quedado sin trabajo.
-- “Nosotros éramos pescadores, pero nos hemos tenido que buscar la vida. Yo salía a faenar todos los días, pero llegaban barcos europeos y asiáticos, y grandes buques factoría y lo esquilmaban todo”. Son declaraciones a los medios del portavoz de uno de los principales grupos piratas.
-- La piratería da a quienes participan en ella un ‘status’ social relevante, que permite tanto a él como a su familia circular por un territorio dominado por milicias locales mediante salvoconductos.
-- Salario: Mientras el sueldo de un policía somalí apenas alcanza los 40 euros al mes, un asaltante pirata puede llegar a ganar entre 5.000 y 8.000 euros por cada operación.
-- Su pasado como pescadores y sus “excelentes capacidades marineras” les convierte en grandes conocedores de las aguas que navegan.
-- Disponen de una red de informadores en todos los puertos de la costa, que les notifican los barcos que están faenando en ese momento.
-- Se sirven de Internet para saber todo lo que se está contando sobre los secuestros que realizan.
-- Tienen enlaces en países europeos, que actúan como agentes de Inteligencia.
-- Su actitud “muy agresiva” pocas veces se traduce en violencia física: Se trata de una maniobra para reafirmar su autoridad frente a las tripulaciones asaltadas. En 2008, sólo hubo un rehén herido por un disparo.
-- Mascan hoja de ‘Khat’, una planta con propiedades anfetamínicas que les ayuda a mantenerse más tiempo despiertos y aumentar sus capacidades físicas en los ataques.
‘Modus operandi’
-- Suelen navegar en ligeros barcos de fibra de vidrio –aunque también de madera-, con potentes motores que les permiten alcanzar los treinta nudos de velocidad –unos 55 kilómetros por hora-.
-- Se ha llegado a detectar que en ocasiones se utilizan los barcos secuestrados –por los que no se ha pagado aún el rescate- como buques nodriza desde los que lanzar otros secuestros. Esto aumenta su radio de acción.
-- Cada embarcación lleva de 4 a 8 hombres armados con AK-47 y lanzagrandas RPG. También pueden instalar algún viejo cañón antiaéreo sobre la cubierta.
-- Cuando divisan –a vista o con radar- a una potencial víctima, se acercan sigilosos hasta la embarcación. Otra modalidad que se utiliza es disparar varios tiros al puente de mando para forzar la detención.
-- Acceden al barco asaltado mediante escaleras telescópicas de aluminio, que llevan ocultas bajo lonas para hacerse pasar por pescadores.
-- Los ataques duran entre los 10 y 15 minutos, y una vez que acceden al barco atacado, la tripulación es reducida en muy poco tiempo.
Sistema de rescates
Una vez secuestrado el barco, se lleva a un puerto costero cercano a la base de los piratas. Es entonces cuando se pone en marcha el equipo de negociadores de rescates. Está formado por:
-- Un financista, que abastece al buque secuestrado y le proporciona seguridad mientras permanece atracado.
-- Los patrocinadores, que sufragan los gastos de la operación.
-- Los negociadores, que deben tener una preparación específica y dominio de varios idiomas.
-- Los pagos se realizan a través de bufetes de abogados especializados en secuestros. Uno de los más conocidos es el del británico Stephen Askins –la legislación inglesa no considera ilegal estos pagos siempre que no tengan como receptor a grupos terroristas-.
-- Las negociaciones pueden durar incluso meses. Piden una cantidad muy superior a sus expectativas para ir ‘regateando’ hasta quedarse en una cifra aceptable.
-- El pago se hace en metálico, y en el reparto, se incluyen los pagos a funcionarios locales y altos cargos de la administración.
Vínculos islamistas
Según un informe del Grupo de Supervisión para Somalia de las Naciones Unidas, los piratas somalíes participan en otras actividades delictivas como el tráfico de personas o de armas entre la costa de Yemen y Somalia.
De hecho, según analistas de este fenómeno, algunos grupos piratas como el de Harardheer (el mismo que mantiene secuestrado al ‘Alakrana’) mantienen vínculos con el grupo radical islamista Al Shabaab, cercano a Al Qaeda.
Esta colaboración se desarrolla en materia de financiación. Parte del dinero de los rescates pagados a estos piratas podría estar patrocinando actividades terroristas de grupos islamistas en África.
Operación Atalanta
La Operación Atalanta ha sido la respuesta de las Naciones Unidas a los continuos abordajes piratas a los barcos del Programa Mundial de Alimentos que abastecen Somalia. Ahora, bajo su protección también se encuentran el resto de embarcaciones que faenan en el Golfo de Adén.
Sin embargo, los analistas coinciden en que el éxito de la Operación Atalanta será, como mucho, “parcial”. La raíz de la piratería es la debilidad del Estado de Somalia, y mientras no se solucione, no desaparecerán sus causas.
-- “No creemos que las fuerzas armadas sean una respuesta adecuada a este fenómeno si lo que realmente se quiere es acabar con él”.
-- “El hecho de que la Operación Atalanta tenga fecha de caducidad quita fuerza a la misión, puesto que antes de empezar ya se sabía que sólo duraría un año.”
-- Si se deja de patrullar la zona, los niveles de piratería volverán a sus índices actuales.
Seguridad privada
El debate ahora mismo está en la idoneidad de embarcar vigilantes de seguridad privada en los buques como medida intimidatoria frente a los piratas.
Sin embargo, los expertos consideran que a la “complicada situación en Somalia no se le debería añadir la participación de estas compañías”.