Nos rodean por todas partes pero, en la mayoría de las ocasiones, no nos damos cuenta. Son personas que van cada día al trabajo, como los demás, que tienen sus días buenos y sus días malos, como los demás, que tienen sus preocupaciones y sus alegrías, como el resto de los mortales. Pero llega un día en el que una simple acción, algo que entra dentro de la labor de atender a los ciudadanos, saca a la luz lo importante que es para todos que estos héroes anónimos estén entre nosotros.
Me estoy refiriendo -por si no lo habían adivinado ya- a la agente de Policía Local que salvó la vida de un bebé de unos días de morir por asfixia. La pequeña se ahogaba y sus padres no supieron cómo ayudarla. Ocurrió en plena calle durante la procesión de la Virgen de la Merced y el azar, la casualidad, el destino o lo que ustedes crean, quiso que esta mujer acudiera a la llamada de socorro y con una pequeña acción salvara una vida. También salvó a sus padres de una desgracia inabarcable.
Son bomberos, médicos, policías, guardias civiles, vigilantes de seguridad... y otros tantos que velan por que los demás podamos continuar con nuestra existencia con normalidad. Creo que esta mujer no quiere protagonismo, no se conoce su nombre ni su cara y defiende que hizo lo que tenía que hacer: ayudar a otro ciudadano.
Todos hemos sentido alguna vez que otra persona nos sacaba en un momento dado de un atolladero y lo hemos mirado con otros ojos. No es el policía que me parará en un control de alcoholemia, no es el agente de tráfico que me multará por ir más rápido de lo debido, en muchas ocasiones son las personas que procuran, aunque a veces sean molestos y su labor no se vea, que lleguemos todos a casa sanos y salvos y que podamos sumar un día más a nuestra vida.
http://www.lavozdigital.es/jerez/prensa/20090929/opinion/heroes-anonimos-20090929.html