El tajante desmentido de Interior hizo pensar a muchos ertzainas que la privatización del servicio de escolta quedaba abortada. La dicha terminó en cuestión de horas, con una simple llamada de teléfono. DEIA ofrece el testimonio de uno de los 52 agentes afectados
¿Esperaba la llamada que recibió el pasado sábado?
No, porque a tenor de lo que había visto en vuestro periódico, pensaba que había quedado todo sin efecto.
¿Qué le dijeron?
Que con fecha del 12 de octubre pasaba a depender directamente de la comisaría a la que estaba destinado.
¿Qué se le pasó por la cabeza?
Que alguien estaba engañando a alguien. Después de ver las declaraciones del consejero asegurando que de eso no había nada, vivir luego en primera persona que me llamen un sábado, algo que nunca había pasado, y que me informen de que me rescinden la comisión y que paso a depender directamente de la comisaría, pues... Lo único que pedí es que me dieran por escrito la rescisión de la comisión.
¿A qué se refiere con 'la comisión'?
Al no ser una unidad como tal, estábamos haciendo labores en comisión, es decir, tenemos asignada la plaza en la comisaría pero íbamos en comisión de servicios a hacer otras funciones, en este caso de acompañamientos.
¿Ha hablado de este tema con su protegido?
Como salió el comunicado de que al final no iba a pasar nada, no hablé de ello con el protegido. Pero sé de otros casos que han hablado con ellos y les han dicho que, si es por ellos, prefieren a la Ertzaintza antes que seguridad privada.
¿Es comparable el servicio de escolta que realizan los ertzainas con el de los guardaespaldas privados?
Hombre, date cuenta de que nosotros como ertzainas tenemos la potestad, si pasa algo en un momento dado, de entrar directamente como policías que somos. Incluso podemos solicitar ayuda a las comisarías o una patrulla de apoyo para realizar las identificaciones y demás. Ellos no pueden hacer identificaciones sin más, tienen que esperar a que llegue la Ertzaintza, la Policía Municipal o la Policía Nacional.
¿Y respecto a la formación?
Aparte de mis años de experiencia en la Ertzaintza, realicé el curso de escolta en la academia de Arkaute, tras lo que me incorporé al servicio.
¿En qué consistía el curso?
Estuvimos unos días recibiendo técnicas de bastón policial, seguimientos y cuestiones de antiterrorismo y bombas lapa.
Ahora que 52 agentes regresan a la calle, ¿qué cree que pasará con los 202 restantes de su unidad?
Me imagino que les van a hacer lo mismo y que esto desaparecerá. La credibilidad que han demostrado es nula.
¿Qué ambiente hay en el cuerpo con todo este asunto?
Hablando con compañeros, algunos estaban trabajando el viernes y les dijeron que a partir de la semana que viene dependían de la comisaría. A mí me llamaron el sábado y a otra gente también. Y nos quedamos todos sorprendidos, porque después de lo que habíamos leído en la prensa pensamos que esto había quedado sin efecto. Malestar hay, está claro. Y con lo que esto conlleva. A mí me comentaron que ya no tenía un vip, que ya no había gente para defender y que como estábamos en bolsa, automáticamente prescindían de nuestros servicios y nos mandaban a comisaría.
Si ya no había 'vips', eso significa que les están protegiendo otros.
Claro. Esa es la lectura que hago yo.
¿Cómo se plantea su regreso a comisaría el lunes?
Pues mosqueado, pero como no lo tengo que pagar con los compañeros ni con los ciudadanos, tendré que incorporarme sin más.
En resumen, ¿cuál es el sentir de sus compañeros de unidad?
Yo me siento engañado. Si a mí me dicen que dentro de un mes me voy a comisaría, voy y ya está. Pero si veo una serie de desmentidos en prensa pienso que todo está paralizado, no sé si por presión de la prensa o por lo que sea, y no ha sido así.
http://www.deia.com/es/impresa/2009/10/06/bizkaia/politika/601936.php