Puede parecer un espejismo en pleno Monegros, pero no lo es. Su silueta y sobre todo su joroba los delata a lo lejos. Justo donde el horizonte roza los pinos que crecen en la sierra de Ontiñena, un vergel, un oasis boscoso entre hectáreas y hectáreas de secano que podrían convertirse en Las Vegas aragonesas, pace una decena de dromedarios. Son la nueva 'adquisición' del departamento de Medio Ambiente para su plan de ganadería extensiva, con el que mantiene limpios los cortafuegos y controla la vegetación en zonas de alto riesgo de incendios, y además ayuda a asentar población en el medio rural fomentando esta práctica, perdida ya en muchas comarcas.
Hoy se cumple un mes desde que llegaron a su nuevo destino. Los diez rumiantes, pertenecientes a la empresa fragatina Tolubio, que se dedica a alquilarlos para espectáculos, cabalgatas y paseos, parecen haberse adaptado bien al que será su hogar por unos meses, aunque este aspecto todavía no está definido. "Dependerá del tiempo y de las temperaturas", comentó Roberto Sama, dueño de la citada firma que tiene 50 dromedarios y un centenar de burros.
Pero mientras el tiempo aguante, la pequeña cabaña pacerá en este cortafuegos que fue repasado a mano hace dos años, pero en el que ya comenzaban a crecer la maleza. Su primera parcela, vallada con un pastor eléctrico para evitar que se escapen y en la que se les ha instalado un abrevadero para que puedan calmar su sed, tiene alrededor de tres hectáreas. No obstante, el cortafuegos al que han sido destinados tiene un total de 23 y les irán cambiando el vallado conforme dejen limpia la zona, algo que, a juzgar por las declaraciones de quienes siguen sus pasos de cerca, no les costará demasiado. "¡Tienen una voracidad extraordinaria!", exclama uno de los agentes de protección de la naturaleza mientras observa como roen la vegetación que empieza a crecer.
Las hierbas más tiernas son con las que primero han arrasado, sobre todo en la parte superior del cortafuegos, en lo alto de la ladera. Aquellos arbustos y plantas con más troncos, de momento, los van dejando, aunque el ganadero reconoce que "al final se lo comerán todo" y que incluso acabarán entrando en la zona más escarpada en busca de comida. Su paladar se ha adaptado a la coscoja, el lentisco e incluso a las aliagas. Aunque con el aromático romero, no hay manera.
Fue el propio Gobierno aragonés quien se puso en contacto con ellos para que participaran en esta experiencia piloto. Aunque no son los únicos que participan en este programa de Ganadería Extensiva que promueve el departamento de Medio Ambiente. El jefe del servicio de extinción de incendios del Gobierno aragonés, Miguel Ángel Clavero, apuntó que son un total de 28 cabañas de ovino, caprino, vacuno, asnal y equino las que conforman este proyecto al que cada día se suman más ganaderos. "Hoy mismo -por ayer- ha llamado un pastor del valle de Arén", relató. En total, con estos animales se actúa en unos 200 kilómetros de cortafuegos de varias comarcas altoaragonesas y turolenses, un 10% de la red de la que disponen. Aunque en el horizonte está la cifra de 500 que esperan alcanzar en 2011, año en el que cuentan con tener adheridos a medio centenar de ganaderos.
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