La alarma por la supuesta sustracción de contraseñas de Hotmail, MSN y Live viene a poner de manifiesto lo de siempre: que nada está demasiado seguro en internet y que hay quien sigue siendo un coladero en lo que a seguridad se refiere por muchas broncas que les eche el jefe. Y eso pese a la estrategia del cloud computing o cómo tener toda nuestra información en la red, que obliga forzosamente a ser más precavido.

De todos modos, y en honor de la hermandad de los que tienen mucho tiempo libre, hay que decir que no es un gran qué. Pongan "hotmail" y "claves" en Google y salen unos cuantos trucos para experimentar en cuentas ajenas. Lamento comunicar que no me he entretenido en probarlas porque algunas ya peinan canas virtuales y en Microsoft no son muy ágiles, pero algo más de lo que parece sí.

Dudo que nadie tenga en su correo información tan importante como para que en un barrido masivo de claves se dediquen a entrar cuenta por cuenta. Cuando se detecta un fallo semejante y se publica el objetivo suele ser demostrar la poca fiabilidad de un sistema, aunque lo más elegante (y mucho menos mediático, claro está) es notificarlo al administrador del sistema antes de publicarlo en la web. Si han querido robar algo, ya lo habrán hecho, por eso tranquilos.

De todas maneras, hay unas cuantas medidas de seguridad básicas para prevenir algo mucho peor, que puede ser que un compañero nos usurpe la identidad y envíe, por ejemplo, a un jefe comentarios sobre su graciosa persona. La primera, cambiar las contraseñas periódicamente. La segunda, no poner cosas obvias como repetir el nombre de la cuenta o el del perro, y esas cosas. Y la tercera, teclear rápido (nada más fácil que ver lo que pone el vecino si lo suyo no son las teclas).

Dicho eso, y si no le convence, olvídese del cloud y a descargarse los correos en el ordenador. Y, recuerde, a apagar el ordenador cuando salga. El otro día en Roma engancharon a un ladrón porque no se le ocurrió nada más que conectarse al Facebook con el ordenador de su víctima mientras estaba robando. El dueño, buen hacker, descubrió el login todavía activo. Y se creyó listo el ladrón...


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