Se trata de una pareja de Sevilla que, con el rostro oculto con 'bragas', arrancaron la cámara de seguridad del almacén de farmacia del Clínico; la Policía los cogió
La rápida actuación de los vigilantes de seguridad del Hospital Universitario de Puerto Real ha terminado con las andanzas de una pareja sevillana especializada en el robo de medicamentos y recetas en centros hospitalarios y ambulatorios. Ella, J.P.A., de 21 años, y su compañero sentimental, M.A.Z.R., de 29, junto con un tercer compinche, se trasladaron desde Sevilla hasta Puerto Real para intentar dar el 'palo' en el Clínico. Allí, con el rostro oculto con 'bragas', arrancaron la cámara de seguridad que cubre la puerta del almacén de farmacia del hospital, para acceder dentro sin problemas.Su maniobra fue vista de inmediato por los vigilantes, que dieron aviso a la Policía Nacional. Un zeta de la Comisaría de El Puerto-Puerto Real acudió de inmediato al hospital, logrando detener a la pareja y a su acompañante.A todos ellos les fueron intervenidos sellos médicos y recetas de la Seguridad Social, material que las investigaciones emprendidas por la Policía permitieron determinar que había sido sustraído en centros de salud de las localidades hispalenses de Dos Hermanas, San Juan de Aznalfarache y Bormujos.Los facultativos de todos estos centros habían interpuesto la correspondiente denuncia por robo con fuerza en sedes tanto del Cuerpo Nacional de Policía como de Guardia Civil y Policía Local.Las pesquisas emprendidas tras su detención han permitido también constatar que hacía ya tres años que esta pareja utilizaba de modo fraudulento los sellos y recetas. Con ellos, adquirían en farmacias emplazadas en la provincia de Sevilla (como en Bellavista, Dos Hermanas y la capital) productos anabolizantes y proteínicos para su utilización en gimnasios, que vendían en el mercado negro.Cuando fue detenido, M.A.R.Z. dio un nombre falso, con el fin de evitar que se averiguara que contra él pesaban sendas órdenes de busca y captura de Juzgados de Sevilla. La Policía pudo comprobar que debía ingresar en prisión inmediatamente por causas anteriores pendientes. Y a la cárcel lo envió el titular del Juzgado de Guardia de Puerto Real, a cuya disposición fue puesto por la Policía junto a su novia y el compinche ocasional. Los tres, acusados de delitos de robo con fuerza, falsedad documental y usurpación de estado civil.
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