Apuntes sobre el fotomontaje del FBI 16 January 2010 – 15:00
El fotomontaje que hizo el FBI para mostrar el rostro actual del Mal al mundo y para el que utilizó el peinado y la frente de Gaspar Llamazares debe dar lugar a muchas bromas, pero también permite sacar algunas conclusiones:
-Es una prueba de que cuando dicen que se preocupan por nuestra seguridad, en realidad sólo se dedican a hacer jueguecillos que nos hagan creer que estamos en peligro y que sólo podemos confiar en esas oscuras organizaciones. Presentaron las fotografías como si fueran fruto de un estudio científico que llevaran a un conjunto de rostros que serían los que hoy tendría Bin Laden. Y lo único que habían hecho era un corta y pega con el photoshop. Igual que nos desnudarán en el aeropuerto con un escáner pese a que los errores de seguridad nunca se han debido a la ineficacia de los escáneres sino a la falta de comunicación entre aeropuertos; por no mencionar que en Europa los atentados análogos al 11-S han sido en trenes, metro y autobús, pero el acceso a los mismos sigue siendo tan seguro como antes de los atentados: no se trata de nuestra seguridad. En el caso del presente fotomontaje, tiene el mismo rigor que aquel que comparaba las caras de Bush con la de amables monitos. Y su utilidad para la seguridad es equivalente a la utilidad de aquel fotomontaje para la zoología. Con la diferencia de que éste se ha elaborado desde uno de los centros de poder armado mundial y el otro lo haría algún internauta con tiempo libre.
-El FBI, es decir, un servicio policial de un estado extranjero, cuenta con fotografías (y suponemos que con información) de políticos españoles. No sabemos qué profundidad tiene tal información: que sean más o menos eficaces no aumenta ni resta ilegitimidad a la injerencia y a la violación de los derechos políticos y ciudadanos de Gaspar Llamazares y supongo que de otros muchos dirigentes. Si las palabras no las cargara el diablo, habría que exigir a nuestro gobierno dignidad nacional: un gobierno debería escandalizarse al enterarse de que otro gobierno controla información sobre nuestros ciudadanos y, como agravante, sobre nuestros dirigentes políticos. Si Marruecos difundiera fotomontajes de terroristas peligrosos usando el peinado de Aznar, el lío diplomático estaba servido: algo tan comprensible como que un dirigente que sufrió un golpe de Estado promovido por Aznar le llamara fascista fue respondido por Zapatero con la exigencia de respeto y por Juan Carlos de Borbón con el autoritarismo que da su cargo. Espero que la gravedad que Zapatero ha reconocido tenga consecuencias más allá de que aproveche el desayuno de oración ése para rezar por los derechos civiles de Gaspar Llamazares. Estados Unidos no tiene derecho alguno a tener fichas policiales de ciudadanos españoles y mucho menos de dirigentes políticos.
-El FBI nos toma a todos por gilipollas. Que una institución que guarda miles y miles de archivos fotográficos diga que para configurar la imbecilidad del fotomontaje recurrió a google y que allí encontró la foto de nuestro diputado (buscaron “una variedad de nombres islámicos” [sic], ¿no sería más bien nombres árabes?) es de chiste. No hace falta más comentarios: que nos toman por gilipollas es una evidencia vieja, pero desahoga resaltar que no somos tan memos como creen.
-En la lucha contra el terrorismo primero se dispara y después se pregunta. A un brasileño le mataron en el metro de Londres porque no entendía inglés y eso resultó sospechoso. Arrestaron hace poco a otro ciudadano porque la miel que llevaba olía a explosivo. El gobierno eslovaco expuso a un ciudadano de su país sin su conocimiento al pequeño riesgo de atravesar Europa en avión cargado de explosivos a ver qué pasaba. La seguridad de Gaspar Llamazares se ve amenazada y no sólo en Estados Unidos. De momento ha tenido que suspender, con muy buen sentido, un viaje que tenía previsto a Líbano en calidad de diputado español. Una de las cosas que el gobierno español tendría que exigir al estadounidense es garantías serias de que la seguridad de Gaspar Llamazares no correrá peligro alguno.
Cuando se habla de países que ponen en riesgo la seguridad internacional, tenemos que tener clarísimo que hay uno por encima de todos los demás. Y que nuestros gobiernos (uno tras otro, sin excepción) dicen que es nuestro aliado.
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