Muere empujado por el viento
Un hombre se ahoga en el Puerto de La Luz al caer su vehículo al agua en medio del vendaval
Las Palmas de Gran Canaria
Un vigilante jurado de 37 años, Benito Lorda Colmenero, murió en la madrugada de ayer, en la explanada de Naviera Armas en el capitalino muelle de La Luz. Se precipitó al mar dentro de un vehículo, empujado por el fuerte vendaval que azotaba la isla de Gran Canaria esa noche.
El jefe de la Unidad de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil, Juan Ortega Machín, explicaba ayer, en el muelle Sanapú de Las Palmas de Gran Canaria, las circunstancias de la muerte del vigilante, que falleció por la combinación de una serie de desdichadas casualidades, el temporal y, probablemente, su propio nerviosismo.
Según Machín, el accidente se produjo sobre las dos menos cuarto de la madrugada del viernes, cuando Benito, acuciado por el frío y el viento, se refugió en uno de los vehículos que iban a ser transportados en el barco de la Naviera Armas y que se encontraba en ese momento estacionado en el muelle.
Al parecer, alguien de la naviera le dejó las llaves y Benito hizo una pausa en la tarea de custodiar los contenedores del muelle para cenar tranquilamente sus dos sandwiches dentro del coche. Según su familia, el accidente se produjo cuando su ropa se enredó con la palanca de cambios y el coche se fue al mar, empujado por el viento.
Se trataba de una persona muy gruesa, de casi dos metros de altura, y se encontraba sentado en el sitio del copiloto, con las ventanas abiertas. Sin embargo, probablemente el pánico y la angustia le impidieron reaccionar para salir del vehículo y salvar su vida.
Según Machín, se recibió una llamada de auxilio por la emisora en la que la víctima gritaba que se iba al agua. No hubo tiempo para que todo quedara en un susto.
Drama familiar.Parece ser que la víctima no sabía conducir y que se puso nerviosa. El intenso viento del jueves, que amainaba durante el día de ayer, fue el responsable de que el vehículo, sin frenos, se deslizara hacia el agua. Lo único que él pudo hacer fue lanzar una llamada de auxilio a sus compañeros.
«Me voy al agua» fueron sus últimas palabras, un grito desesperado de auxilio que sus compañeros no pudieron atender a tiempo.
Según el responsable del GEAs en Gran Canaria, se trata de una «tragedia absurda», que acabó con la vida de un «chaval joven».
Además, el accidente adquirió tintes aún más dramáticos cuando el hermano de la víctima, Paco, que trabaja en la misma compañía y estaba de guardia en el mismo lugar la misma noche, tuvo que acudir a identificar el cuerpo de Benito.
Escapada.Según una primera versión del suceso, Benito habría intentado escapar a través del cristal posterior del vehículo, rompiéndolo. Sin embardo, sus familiares desmintieron este punto y declararon que el coche había dado una vuelta de campana y Benito se había golpeado contra uno de los cristales quebrándolo.
Las primeras versiones también apuntaban a que quitó el freno de mano cuando intentaba poner la calefacción y que, al no saber conducir, no supo que hacer y se asustó.
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