Los amigos de Josiño dieron la pista clave a la policía para detener al autor del crimen en la zona de pubs
Los tres porteros de pubs de la zona de copas de Vigo que declararon
ayer en el juicio por el homicidio de José Luis Viéitez, Josiño, de 20
años, coincidieron en que sus agresores iban «como locos» y
acuchillaron por la espalda a la víctima. Uno calificó de «perfecta
diana» a Josiño porque caminaba descamisado entre la multitud de
jóvenes que atestaban la calle Rogelio Abalde, en la zona de pubs de
Churruca, en la madrugada del 29 de octubre del 2006.
El testimonio de los porteros es importante porque son los principales
testigos de la pelea que mantuvieron la víctima y sus agresores y el
posterior crimen. En el primer incidente, los guardias de seguridad
lograron impedir que la sangre llegase al río y contaron tres navajas.
Aseguran que el autor material del homicidio, Carlos Enrique M., y su
cómplice John Harby, ambos colombianos de 18 años, iban armados. Los
porteros escoltaron a Josiño y a su hermano menor para evitarles
riesgos.
Minutos después, los tres colombianos acusados dieron la vuelta a la
manzana y sorprendieron a su víctima por la espalda. Así lo prueban las
huellas de sangre que la Policía Científica halló en ese recorrido y
que atribuyen a un corte en la mano que sufrió antes Carlos Enrique.
Al ver regresar a los colombianos armados con navajas o cuchillos,
Josiño y su hermano huyeron calle abajo, abarrotada de clientes. La
víctima tropezó con una pareja y lo atacaron. La mayoría de los
porteros identificaron a Carlos Enrique M., colombiano de 18 años, como
el joven que se abalanzó sobre Josiño por la espalda cuando lo apuñaló
mortalmente en el corazón. Al parecer, el agresor gritaba: «A una chica
no se le pega», en referencia a la primera reyerta que minutos antes
mantuvo Josiño con Carol Viviana, la tercera acusada. Los guardias de
seguridad certificaron que la joven le hirió en la cara con un casco de
botella roto que primero había estrellado contra una pared. Nadie,
salvo un portero, vio a John asestar puñaladas.
«Ellos estaban muy excitados, iban como locos, con la cara desencajada,
fuera de sí. Iban a por él. La víctima se giró y uno le pinchó delante
y luego por arriba», relató ayer un vigilante en el juicio que celebra
la Quinta Sección de la Audiencia de Pontevedra, con sede en Vigo.
«Petrificado»
Un guardia de seguridad confesó quedarse «petrificado» ante la
proximidad de la navaja. Nadie pudo auxiliar a Josiño porque el ataque
fue muy rápido, «no tuvo oportunidad de defenderse, ocurrió todo en
décimas de segundo».
Los guardias relatan que la víctima se levantó malherida, caminó sin
rumbo, se dio de bruces contra una pared e intentó buscar refugio en el
pub La Reserva. El dueño no quería jaleos pero afirma que Carlos
Enrique corrió tras el moribundo y le remató con dos puñaladas en la
espalda. El propietario, que sintió miedo y gritó, confirma que Josiño
«no se pudo defender».
El autor material y sus supuestos cómplices dejaron en su fuga un
reguero de sangre cuya pista se pierde en la calle sin salida de Hernán
Cortés, a 500 metros. La policía sospecha que huyeron en un vehículo.
Al parecer, Carlos Enrique lavó su ropa ensangrentada en el piso de su
padrastro. Pero horas después los amigos de Josiño movieron sus
contactos y lograron identificar al autor del crimen. Se personaron en
su edificio tras avisar a una patrulla de policía, que le arrestó.
Abajo, le esperaba una multitud enfurecida.
http://www.lavozdegalicia.es/galicia/2008/10/08/0003_7206994.htm