La mayor subasta de armas que ha visto la provinciaEn la subasta se pueden encontrar todo tipo de armas.
HOY. CIUDAD REAL
El pasado lunes, la comandancia de la Guardia Civil en Ciudad Real abría a las nueve de la mañana la exposición al público de la remesa de armas que integra su próxima subasta, la cual se está desarrollando a lo largo de esta semana para luego resolverse públicamente mañana 19 de abril. Aunque en la mayoría de los aspectos no se sale de lo común, esta subasta es la mayor realizada por la Benemérita en la provincia hasta la fecha, con 450 lotes en liza.
Francisco Martínez, interventor de armas y explosivos de la comandancia ciudadrealeña, es quien explica para El Día los pormenores de esta subasta; lo normal en estos casos, dice “es entre 200 y 300” armas por subasta, dado que Ciudad Real “tampoco es una provincia muy proclive a encontrar armas” para este fin, pero el último año ha sido “atípico” en este sentido.
Y una vez más, la crisis económica puede ser una de las culpables de esto, dado que Martínez calcula que un 60% de los lotes provienen de propietarios de armas que han dejado de poseer la correspondiente licencia, en gran parte de los casos porque no han querido realizar los trámites para renovarla, dado su coste (que puede llegar a 150 euros cuando se realiza por primera vez) y el de la correspondiente licencia de caza o de tiro deportivo (50 euros con seguro). De ahí que entre las armas subastadas dominen las escopetas , de las que hay 251.
Otro factor que ha contribuido al gran volumen de la subasta tiene que ver con el alto número de armas cortas que se ofrecen en ella, nada menos que 131. Lo normal es que la inmensa mayoría provengan de incautaciones, relata Martínez, pero este año muchas vienen de municipios que han acometido la renovación del armamento de sus respectivas policías locales; es por ello que la mayoría de estas armas son revólveres.
En cuanto al resto de armas subastadas, el interventor de la comandancia señala cinco modelos de avancarga, del tipo de los que se usan en espectáculos como los de ‘Moros y Cristianos’ como las piezas más inusuales; igualmente sobresale otro modelo, este del calibre 22 pero cuya forma es una réplica del célebre fusil M16A1 del ejército de Estados Unidos.
Pliego cerrado
El procedimiento para pujar por los lotes es el designado por ley en estos casos, el de pliego cerrado; cada persona interesada sólo tiene que mirar el número del lote de arma que quiere adquirir y cumplimentar en un impreso la cantidad que ofrece por ella, sellándolo luego en un sobre. El día de resolución de las pujas se abren todos los sobres, y el que ofrece más dinero por cada arma es el que se la lleva.
Francisco Martínez resalta que desde el anuncio de la subasta han recibido en la comandancia múltiples llamadas interesándose por tomar parte, lo que no es de extrañar: “Un arma que en armería, nueva, viene costando 500 o 600 euros, aquí por 80 o 90 euros te la estás llevando”. Existe la posibilidad de que el arma no esté en estado óptimo, dado que la Guardia Civil sólo comprueba que cumpla las condiciones legales de uso, pero la inmensa mayoría de las veces esto no es un problema.
A estos precios ventajosos contribuye, desde luego, el sistema de pujas por pliego cerrado, que impide que dos compradores establezcan una ‘guerra de pujas’ al estilo de las casas de subastas, que eternizaría el proceso y elevaría los costes a niveles prohibitivos. Lo que no siempre impide, reconoce Martínez, que alguien ofrezca cantidades desmesuradas por un arma. En una subasta pasada se produjo el caso de un propietario que quiso recuperar sus dos armas al recobrar la licencia antes de que acabara, y que por ello ofreció 5.000 euros por cada una de ellas; al no poder dejar en depósito el dinero que ofrecía, las dos piezas acabaron convertidas en chatarra.
Ese es el destino que sufren aquellos lotes que se declaran desiertos, ya sea porque no reciben una puja o porque el postor no tiene el dinero que ha ofrecido por ellas. En el caso de que la puja sea válida, el dinero pagado por el arma revierte en el propietario, salvo una cuota de entre 70 y 80 céntimos por la publicación de su salida a subasta en el Boletín Oficial del Estado; la Administración es la que se lleva este importe en el caso de las armas provenientes de incautaciones.
Por lo demás, el único requisito que tienen que cumplir los que opten a la mayoría de las armas es la posesión de la pertinente licencia; la excepción son las armas cortas, para las que el posible comprador debe además acreditar la condición de miembro de las Fuerzas de Seguridad del Estado, el ejército, o una empresa de seguridad, o bien de tirador olímpico.
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