Se negó a echar a gente para contratar a enchufados socialistas en la Diputación, a la que denunció dos veces por acoso laboral. Se queja de que vive un calvario y que el Instituto de la Mujer no ha contactado con ella

Madre de cuatro hijos, Ascensión Ruiz ha caído en el ostracismo. Van a eliminar su plaza de jefa del servicio de seguridad de la institución provincial, donde trabaja hace 16 años, y prevé que quieren mandarla a final de mes a Mallorca cuando gane el concurso la nueva contrata. El Supremo declaró nulo su despido hace dos años tras considerar probado que le hicieron «mobbing» cuando se negó a despedir a gente para meter a compromisos del PSOE en la provincia de Granada.
-¿Siempre fue consciente de que había enchufismo en el servicio de Vigilancia?
-Sí. Yo trabajaba directamente con la contratación de personal de seguridad que coordinaba Juan Carlos Adarve -histórico militante socialista granadino-, cuando había huecos en vacaciones, él me decía tienes que meter a un muchacho que es del partido, o un concejal de tal sitio... Lo metíamos y luego se quedaba. Pero no como en la última vez.
-¿Por qué decidió denunciar en ese momento?
-A partir de la entrada de la última contrata -con la empresa Segurisa-, ya en 2008, Adarve me dijo que tenía que contratar obligatoriamente a un vigilante que era un compromiso del secretario general de la agrupación socialista de Chauchina. Yo le dije que no había hueco: era mayo y las vacaciones no empiezan hasta junio o julio. Él me dijo que le daba igual y que le diera nombres de personas que pudiéramos despedir de entre los vigilantes para meter a estos. Yo le dije que no, y él me respondió: si no estás dispuesta a hacer esto, preséntame tu dimisión.
-¿Se puso en contacto con su superior en Segurisa para enchufar a estas personas?
-Sí, claro, me anuló a mí, me dijo que yo ya no tenía a partir de ese momento ninguna competencia en contrataciones ni en nada que tuviera que ver con personal. Me quitaron de en medio. Aún así, el responsable de la empresa me volvió a llamar y me dijo que si había decidido ya a la persona. Cuando le contesté que no, me dijo que, si sabía lo que me convenía, debería de hacerlo.
-¿Estaban juntos en esto Segurisa y Diputación?
-En total connivencia.
-El Tribunal Supremo les condenó cuando su despido fue declarado nulo.
-Eran cómplices desde el principio y por eso intentaron ya despedirme con un expediente disciplinario.
-¿Segurisa era consciente de cómo tenía que funcionar con Diputación antes de acceder al contrato del área de seguridad?
-Sí. Me sorprendí cuando se abrió el periodo de concurso. Segurisa fue la mejor oferta y la mejor empresa porque le hicieron el traje a medida. Si normalmente las empresas tienen quince o veinte días para hacer el estudio, ellos estuvieron nueve o diez meses.
-¿Qué cambió a partir de la entrada de Segurisa en Diputación?
-Se notaba que había una relación no habitual entre el responsable de Segurisa y Juan Carlos Adarve.
-¿Se empezó a intentar meter sistemáticamente a enchufados?
-Sí, en ese momento empieza a ser obligado: o lo haces o te vas.
-Después de que la Justicia le diera la razón, ¿cayó en el ostracismo en Diputación?
-Sí.
-¿Cómo es su día a día?
-Antes que esto, tuve un incidente por readmisión irregular. Me encontré que había un jefe de seguridad que suplantaba mis funciones y me decían que Diputación había dado orden expresa de que yo no tuviera ninguna responsabilidad. Me echaron encima a los compañeros que se empezaron a alterar bastante porque les decían que yo iba a crear problemas. Este hombre me trataba fatal, me hablaba con desprecio y me gritaba. Caí en un periodo de baja por estrés en diciembre de 2008. Cuando me reincorporo, el jefe es otra persona, Antonio Molina.
-De nuevo, un antiguo alto cargo socialista (es el ex alcalde de Alhama de Granada).
-Yo le abordé un día en el pasillo y le comenté que teníamos que hablar. Por las competencias que yo tengo, la relación entre nosotros tiene que ser diaria y fluida.
-Porque usted ¿sigue siendo la jefa de servicio?
-Sí, pero ahora sólo de nombre. No tengo ninguna competencia, no puedo dar el visto bueno a las autorizaciones, no tengo interlocución con Diputación para actos, eventos, no me dan información ...Eso sí, tengo un despacho al que no puedo entrar porque la cerradura está estropeada.
-¿La situación se agravará tras la última denuncia por acoso?
-Se va a ver cómo toda esta trama se ha ido organizando para acabar conmigo, anularme y despedirme.
-En su opinión, ¿es una trama que busca despedirla?
-Sí, la denuncia surge porque Molina ha redactado un pliego de condiciones técnicas de cara a la contratación de la nueva contrata en la que elimina mi categoría.
-Es decir, ¿le plantean a la nueva empresa que no hace falta jefa de servicio de seguridad?
-Sí, y le obligarán a dos cosas: o me rescinden el contrato o me trasladan donde esta empresa tenga servicios que creo que es por Mallorca.
-¿Le pidieron expresamente que le hiciera hueco a un compromiso de Martínez Caler?
-Me dijeron que era un compromiso directo del presidente y ahí no hubo daño porque un compañero se pidió una excedencia y en su sustitución entró esta muchacha.
-¿Detrás de esta trama estaría el presidente de Diputación?
-No lo sé, pero es conocedor de todo al cien por cien. El acoso de hace dos años lo supo por mí misma y por el antiguo secretario provincial de UGT. Yo he sido cuadro de UGT, yo era militante... Me traicionaron todos cuando se dieron cuenta de que yo podía demostrar todo esto. Fueron a hundirme.
-¿Por qué?
-Adarve me decía que tenía tanta información sobre las miserias del PSOE que era intocable. Y me dijo que cualquiera que intentara tocarle estaba hundido. Y parecía que era así porque, cuando yo avisé, no lo tocaron. Me despidieron a mí y cerraron filas con él. Sólo lo cesaron cuando la sentencia del Supremo fue firme.
-¿Cree que es una dinámica habitual en las instituciones dominadas por el PSOE?
-Yo estoy viendo tantas cosas que me dan pavor.

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