VALLADOLID.- Ocho hombres clamando venganza, una chica y una pistola
que se encasquilló son los ingredientes de la última bronca que se ha
vivido en el Club Latino, en la Avenida de Burgos de Valladolid, y que
podría haber tenido trágicas consecuencias.
El primer capítulo de la escaramuza se produjo el pasado jueves,
sobre las 17,00 horas. El club acababa de abrir sus puertas y apenas
había gente. Un cliente que estaba acompañado de cuatro amigos, agredió
a una de las chicas que trabajan en el club al no recibir la
contestación que esperaba.
La bofetada que le dio el hombre fue tan violenta que derribó a la
joven, que estaba sentada en una banqueta. La agresión quedó
perfectamente registrada en las cámaras de seguridad con las que cuenta
el local.
La mujer avisó a la Policía y en pocos minutos, varias dotaciones
acudían al club para identificar al agresor. Francisco F.S, de 27 años,
dio varias excusas para evitar mostrar su D.N.I, aunque finalmente
reveló su nombre. Los agentes comprobaron que tenía antecedentes por
robo con fuerza y por resistencia y desobediencia a la autoridad, entre
otros y varias ordenes de busca y captura que ya habían expirado en
Toledo, Talavera de la Reina y Madrid, ciudad donde reside. Venganza
Francisco F.S fue trasladado a comisaría donde se instruyó el
correspondiente atestado por una falta de lesiones. La víctima denunció
los hechos y se le facilitó un teléfono de contacto por si volvía a
encontrarse en circunstancias parecidas. Los acompañantes del presunto
agresor, cuatro hombres de mediana edad que salieron del club tan
pronto vieron entrar a los agentes, fueron identificados minutos
después a escasos metros del local.
Pero lo peor estaba por llegar. Al día siguiente, viernes 24, y a las
00.00 horas, un hombre accedió al local y pidió una copa. Cuando vio a
la joven protagonista de la agresión hizo una llamada con su teléfono
móvil. "En cuestión de minutos" otros siete hombres de entre veinte y
treinta años entraban en el Latino. "¡Dónde está esa hija de ***** que
la voy a matar!", gritó una de ellos. La desbandada fue general, la
chica a la que buscaban corrió escaleras arriba para esconderse debajo
de una cama. Otras 20 mujeres, aterrorizadas, se encerraron en las
habitaciones. Cuando el guardia de seguridad quiso echarlos, uno de
ellos le encañonó con una pistola y apretó el gatillo.
Afortunadamente, el arma se encasquilló, y el guarda, en lugar de un
balazo, recibió un golpe con la culata del arma que le provocó una
brecha en la cabeza. Además, agredieron a otro cliente del local. "A
esa ***** la vamos a matar", "esto no va a quedar así", aseguraron
antes de marcharse ante la inminente llegada de la Policía.
http://www.elmundo.es/elmundo/2008/10/28/castillayleon/1225179807.html