Licencia para dispararPor ocio o por trabajo, un 3,5% de la población de la comarca puede utilizar armas de fuego
Las armas de fuego son máquinas con la innegable peculiaridad de resultar atractivas y repeler a partes iguales. Su manejo requiere madurez y equilibrio mental. Lejos de la aparente laxitud de otras latitudes, en España el Estado trata de mantener un férreo control de estos objetos.
Aún así, las posibilidades de acceder al uso de estas armas son muchas. Ya sea por ocio o por profesión, en torno a un 3,5% de la población de la comarca avilesina tiene licencia para utilizar armas de fuego.
Deportistas, cazadores, policías, profesionales de la seguridad privada o coleccionistas componen un colectivo de lo más heterogéneo que en el entorno de Avilés suma un total de 5.378 personas.
Todos los poseedores de una de estas licencias deben guardar una serie de normas para evitar accidentes indeseables con unos objetos fascinantes para muchos, pero con un potencial destructor que repele a otros tantos. En total, la Guardia Civil tiene controladas 8.488 armas de fuego en la comarca.
El porcentaje de población con licencia para disparar está compuesto por colectivos diversos. En él se encuadran desde jóvenes que practican el tiro olímpico, hasta coleccionistas de antigüedades bélicas, pasando por vigilantes de seguridad, cazadores y policías de los distintos cuerpos y fuerzas de seguridad.
De las 5.378 personas que cuentan con licencia de armas, la gran mayoría tiene permiso para la utilización de escopetas y carabinas: 3.739. En ese grupo se engloban tanto cazadores como tiradores deportivos. El siguiente colectivo en importancia es el de los titulares de armas largas rayadas, rifles de caza mayor, un total de 885 personas. Menor es el número de personas que pueden manejar pistolas y revólveres, ya sea por deporte o por trabajo: la Guardia Civil mantiene 696 licencias en su Segunda Compañía de Avilés, que engloba a los concejos de Castrillón, Corvera, Gozón y Avilés, además de Gozón, Llanera y Soto del Barco.
Todas esas licencias autorizan a la utilización de las 8.488 armas que la Guardia Civil tiene controladas en la comarca. Esas 'guías de pertenencia' se corresponden con 731 armas cortas, 916 armas largas rayadas, 6.782 escopetas y carabinas, y 48 armas cortas y 11 largas de coleccionismo.
La obtención de las licencias requiere un aprendizaje previo. Al igual que la obtención del permiso de conducir, para poder disparar armas de fuego es necesario cubrir un periodo de formación que llevará un máximo de seis meses, según cuenta Gregorio Fernández, responsable del Club de Tiro Ensidesa Trasona, colectivo que cuenta con un notable palmarés deportivo. «Tenemos ahora mismo a dos chavales compitiendo en Alemania. Uno de ellos, Jorge Llames, es campeón del mundo junior en pistola de velocidad», apuntaba ayer Fernández.
Los más de trescientos deportivas federados del veterano y laureado club de tiro corverano son una parte importante de los titulares de licencias de armas de la comarca. Entre ellos, los hay que tiran con pistola del calibre 22, con carabinas o con armas de aire comprimido, para las que no se exige licencia.
Según cuenta Fernández, en su caso el arma que manejan pierde cualquier connotación negativa. No es un elemento de defensa, sino «el elemento con el que practicas tu deporte». Evidentemente, ese elemento tiene sus riesgos. «Por eso para nosotros la seguridad es prioritaria. A ningún tirador se nos ocurre jugar con el arma, aunque esté rota o sepamos que está descargada», afirma.
Pero atendiendo esas medidas de seguridad fundamentales, señala Fernández, el tiro es un deporte prácticamente libre de riesgos. «En Francia, por ejemplo, entra dentro de los deportes escolares», indica Fernández, quien recuerda que una tabla de surf o una raqueta también tienen sus riesgos si no se atienden unas normas adecuadas.
«Como el ajedrez»
El tiro de precisión, en sus distintas modalidades, prosigue Fernández, puede practicarse por personas de toda condición física, «pero mentalmente se suele equiparar con el ajedrez», indica de un deporte que, entre otros retos, plantea el de acertarle a un blanco de medio milímetro a una distancia de diez metros. Pero a diferencia de este último, el tiro sí es uno de los deportes olímpicos, «y de los más antiguos», apuntaba ayer el tirador leonés Antonio García Fresno, poco después de practicar con su pistola.
Sin embargo, el grueso de las licencias de armas de la comarca se corresponde con la práctica de otra actividad que sí tiene un número de detractores comparable al de sus aficionados: la caza.
El 70% de las licencias de armas concedidas por la Guardia Civil en la comarca se corresponden con usuarios de escopetas y carabinas para la práctica de la caza. Además, la gran mayoría de las armas registradas por las autoridades en el entorno de Avilés están diseñadas para ese fin. De hecho, es esta actividad la que se lleva el grueso del mercado de armas de fuego en la comarca. Los rifles y escopetas de caza son, junto con las armas deportivas de aire de comprimido, para las que no se requiere licencia, las armas más vendidas en los establecimientos especializados, y también en la red.
Internet es uno de los medios que ha ganado terreno en los últimos años, tanto en el ámbito del tiro deportivo como en la caza, tanto para la adquisición de armas y accesorios nuevos, como para el mercado de segunda mano.
«Para empezar en la práctica de este deporte pueden encontrarte fácilmente con un desembolso de mil euros», confiesa Gregorio Fernández. Ese dinero incluye no sólo el arma y sus accesorios, sino el maletín de transporte en el que se tendrá que llevar y el armero en que el tirador lo guardará en su domicilio. «La norma obliga, por ejemplo, a que nunca se lleve el arma pegada al cuerpo, en la ropa. Siempre tiene que ir en su correspondiente maletín», cuenta el deportista.
Del mismo modo, la práctica de la caza obliga a una serie de normas en cuanto a la manipulación de armas y municiones, que han de ser seguidas escrupulosamente.
Un caso distinto es el de quienes cuentan con una licencia por motivos profesionales. Policías y vigilantes de seguridad son los titulares de las decenas de licencias de este tipo que se cuentan en la comarca. En estos casos, la licencia permanece vigente mientras el titular esté desempeñando ese trabajo, si bien el personal de seguridad privada tiene restringido su uso: no pueden tener armas a su nombre y no pueden portarlas fuera de su puesto de trabajo, entre otros requisitos.
http://www.elcomerciodigital.com/v/20100808/aviles/licencia-para-disparar-20100808.html