Regreso al 'Alakrana' un año después del cautiverioUn año después del secuestro, vuelven a embarcar en el atunero.
Intentan hacerse fuertes en el momento de abandonar sus casas para embarcarse de nuevo en el "Alakrana", el atunero vasco que fue secuestrado hace justamente un año. No son fáciles las despedidas y el aeropuerto, donde están rodeados de cámaras, no es el mejor lugar para decir adiós a sus mujeres e hijos. Cinco marineros gallegos del pesquero partieron este martes desde Peinador con destino al Océano Índico. Tres de ellos fueron rehenes de los piratas somalíes y uno de estos tres todavía no había regresado al buque.
"Siempre nos vamos nerviosos y la fecha quedará ahí señalada para el recuerdo, pero el resto todo normal, intentamos llevarlo con tranquilidad", asegura un marinero de la comarca del Morrazo, a tan sólo unos minutos de iniciar su ruta hacia las Islas Seychelles, vía Madrid y Dubai. Nadie habla de miedo, sino de "respeto" y los tristes protagonistas de un secuestro que duró casi mes y medio saben que en esta ocasión estarán protegidos.
Joaquín Fernández (Nigrán), Secundino Dacosta (Cangas) y José Carlos Meira (Moaña) superaron el trance del cautiverio y decidieron volver a la mar. Los dos primeros ya lo hicieron a principios de año, pero el tercero todavía no ha vuelto al camarote en el que estuvo recluido y quizás por eso se muestra más reacio a periodistas y fotógrafos.
Pero no todos están dispuestos a arriesgarse otra vez y al menos dos de ellos se han buscado la vida en otros lugares. Es el caso del gondomareño Pablo Costa, que decidió dejar el mar, o el del electricista Antonio Álvarez, que encontró trabajo en otro barco menos expuesto a los fusiles de piratas. En el caso del patrón, el baionés Ricardo Blach, puso fin a su carrera tras el secuestro, aunque su retirada ya estaba decidida antes de partir entonces.
"Yo ni he pensado en dejarlo. Es lo que me gusta, lo que sé hacer y seguiré. Si tuvieses dudas, ya habría abandonado cuando regresé del secuestro. Algunos sirven para estudiar y otros, como yo, para trabajar", afirma Joaquín Fernández. A pesar de su firmeza, admite que el suceso le ha hecho ver la vida desde otra perspectiva. "Antes sólo pensaba en trabajar, trabajar y trabajar. Ahora, en trabajar para vivir", sentencia.
El día 'D', otra vez en el Índico
La huelga general ha provocado que la tripulación adelante un día su viaje para recoger el testigo de sus compañeros, que a su vez retrasarán unas horas la vuelta a casa. Los marineros gallegos se reunirán con sus compañeros vascos en Madrid y este jueves ya estarán a bordo para salir a faenar. Su caladero es el inmenso y peligroso Océano Índico, sobre todo en estos momentos, cuando la pesca abunda y los temporales todavía no han comenzado.
"Es una época buena, tanto para nosotros como para ellos", señala Joaquín en alusión a los piratas. La vida ha cambiado mucho en el atunero vasco y desde el secuestro cuentan con vigilantes armados para repeler cualquier ataque. "Vienen con nosotros cuatro personas de seguridad y tenemos que estar siempre dispuestos para cualquier peligro, por lo que realizamos simulacros tanto de día como de noche", añade antes de aclarar que la tripulación está integrada por 40 personas.
En esta ocasión, la marea (periodo continuado en el barco) será de cuatro meses y no de seis, como entonces, algo que todos ellos reclaman a la armadora para que el trabajo se haga más llevadero. "Es mucha diferencia de tiempo y se nota", explican esperanzados con que los nuevos turnos se mantengan tanto para marinería como oficiales.
El atunero vasco "Alakrana" permaneció secuestrado entre el 2 de octubre y el 17 de noviembre del año pasado en aguas del Océano Índico con sus 36 tripulantes a bordo, 16 de ellos españoles, de los que ocho eran gallegos.
Este secuestro supuso un antes y un después sobre la seguridad a bordo de los buques atuneros que faenan en aguas próximas a Somalia, en el Golfo de Adén. Además de reforzar la misión Atalanta de la Unión Europea, en España se abrió el debate sobre la necesidad de embarcar a militares, como hace Francia, a bordo de los barcos.
La solución final fue la de permitir que llevaran a bordo guardias de seguridad de empresas privadas, previamente adiestrados para enfrentar a los ataques de los piratas, que se han multiplicado en las últimas semanas en la zona.
http://www.elmundo.es/elmundo/2010/09/28/galicia/1285688853.html