Los policías han sufrido más de 250 agresiones y amenazas este añoLa Fiscalía Superior de Navarra considera que el incremento es "preocupante"
Suelen ocurrir tras incidentes de tráfico, durante el ocio nocturno y en actos deportivos
En ocasiones se ha agredido a policías con botellas, piedras y hasta con el gato del coche
Muchas de las agresiones a policías tienen lugar por la noche.
Las estadísticas sólo muestran que en los últimos años los delitos de atentado e injurias contra los policías han aumentado en Navarra, algo que no ocurría desde los convulsos años 80 y principios de los 90. Lo que no dicen es que poco o nada tienen que ver los hechos que antes propiciaban esos delitos con los de ahora.
Si entonces surgían en manifestaciones y protestas radicales que acababan con botellazos y lanzamiento de piedras a la policía, los de ahora saltan en situaciones cotidianas que de repente tercian en una agresión o insulto al agente. En lo que va de año, la fiscalía ha abierto ya más de 250 diligencias por este tipo de delitos.
"Es preocupante", señala el fiscal superior de Navarra, Javier Muñoz Cuesta, "cada vez hay más falta de respeto y de consideración a los agentes, que se manifiesta no sólo en desobedecerle sino en resistirse cuando se les pide que abandonen un lugar, o en una agresión". Para ilustrar esta afirmación, el fiscal relata dos casos. Uno en el que un conductor agredió con el gato de un coche a un agente que se le acercó cuando estaba detenido en la calle Yanguas y Miranda de Pamplona, y otro que acabó con un multitudinario lanzamiento de botellas de vidrio a los policías que acudieron a cerrar un bar de la capital navarra que seguía abierto con el horario cumplido.
Por lo general, las agresiones no suelen revestir gravedad y las lesiones sólo requieren una primera asistencia médica o un tratamiento corto. Esto se debe, explica el fiscal, a que los casos en los que se utilizan piedras, botellas u otro tipo de objetos son una minoría. La inmensa mayoría son empujones, forcejeos o puñetazos que surgen de forma impulsiva en las situaciones más cotidianas. Javier Muñoz explica que según se desprende de los casos que han llegado a la fiscalía se puede hablar de tres tipos de escenarios en los que se dan estos delitos contra la autoridad.
De fiesta o por infracciones
En primer lugar, y es una tónica que va en aumento en los últimos tiempos, son las agresiones e insultos con amenazas a policías por asuntos de tráfico. Suelen ocurrir después de haberse cometido una infracción al volante (sobre todo gente que ha bebido o circula sin puntos), aunque también son reincidentes los casos en los que el conductor hace caso omiso al agente que le pide que se detenga ante un control y el chófer continúa su marcha con el evidente riesgo del policía, que tiene que apartarse para evitar el atropello. Algo parecido ocurre cuando alguien es sorprendido cometiendo un hurto en un centro comercial y la emprende con la policía tras el aviso de los vigilantes de seguridad del centro.
Otro ámbito donde discurren muchos de los asuntos que llegan a la fiscalía es el ocio nocturno durante los fines de semana. Generalmente, concreta el fiscal superior, las intervenciones de la policía se dan porque algunos bares incumplen los horarios o por altercados que suceden dentro o fuera de estos locales. Cuando los agentes se desplazan tras el aviso de algún ciudadano, la violencia que había requerido su presencia se vuelve contra ellos.
El tercer espacio donde ocurren estos delitos, quizás el menos novedoso, es el que rodea a los acontecimientos deportivos, especialmente los partidos de Osasuna. Aquí, al margen de los altercados que de vez en cuando tienen lugar en los aledaños del estadio, se dan otros incidentes menores relacionados con espectadores a los que se les sorprende, por ejemplo, entrando bebida al campo, infracción que deriva en ocasiones en enfrentamientos con la policía.
Todos los que cometen estas agresiones, tipificadas penalmente como atentado, se enfrentan a una pena de multa si el asunto queda en algo leve, o puede ser calificado como delito. En este caso, los autores pueden ser condenados a entre 2 y 4 años de cárcel, y hasta 6 si se emplean armas u objetos peligrosos (un coche que intenta huir de un control poniendo en peligro la vida de los agentes es un objeto peligroso).
Y si en los años 80 el perfil de las personas que cometían estos delitos estaba vinculado al entorno radical, ahora son hombres (apenas hay mujeres) sin antecedentes penales que están de fiesta o han cometido algún tipo de infracción y en un momento dado salta: "Es un no saber aguantarse, un pronto, la soberbia, que les hace actuar sin control. La mayoría luego se arrepiente".
http://www.diariodenavarra.es/20101017/navarra/los-policias-han-sufrido-250-agresiones-amenazas-este-ano.html?not=2010101701385997&dia=20101017&seccion=navarra&seccion2=VACIA