Ni lupas ni gabardinas
Los primeros detectives privados titulados por la Universidad de Granada recogen sus acreditaciones · La demanda de investigadores ha crecido a causa de la crisis
Pocas profesiones parecen tan ligadas a clichés y estereotipos como la de detective privado. Sin embargo, lejos de las ficciones y del imaginario ligado a novelas y filmes, la profesión de investigador está muy regulada y se ha convertido en una salida profesional más que interesante en tiempos de crisis.
De hecho, según asegura el catedrático de Derecho Penal de la Universidad de Granada Miguel Olmedo Cardenete hay una importante demanda de detectives privados que no se llega a cubrir por la escasez de profesionales. Según el profesor y coordinador del título de Detective de la UGR, esta demanda de investigadores está ligada a la actual situación económica, por cuanto que "hay muchos encargos para investigar la solvencia" de, por ejemplo, posibles socios para un negocio. También la morosidad es un punto fuerte en la agenda de los detectives de la provincia. En cuanto al resto de los asuntos de los que suelen hacerse cargo estos profesionales destacan las investigaciones ligadas con las infidelidades conyugales y las sospechas de padres sobre los hábitos de sus hijos. Nada de sucesos luctuosos ni crímenes. "La ley impide que entren en una investigación policial".
Tal es la demanda, que los organizadores del título propio de la Universidad de Granada de Detectives han recibido la petición de profesionales desde Málaga. Según Olmedo Cardenete, a pesar de lo heterogéneo del alumnado que conforma la primera promoción de estos estudios, todos tienen en común "las expectativas profesionales" que se les abren gracias a este título, reglado por el Ministerio del Interior.
Durante los tres años que ha durado el curso se han dado cita en el aula 40 alumnos, profesionales de la seguridad privada, vigilantes, policías e incluso licenciados en Derecho. Sólo hay una mujer, que, curiosamente, según el profesor de la UGR, podría desarrollar su labor investigadora de forma más solvente que sus compañeros, por cuanto que "podría pasar más desapercibida".
Este rasgo, la discreción, es precisamente el más valioso para que un detective privado pueda desarrollar correctamente su labor. Además de esta cualidad, en el curso universitario los 40 alumnos que ayer recibieron sus títulos recibieron formación en Derecho, técnicas de búsqueda de información e investigación o imagen y sonido. Estas clases teóricas se combinaron con prácticas, en las que los estudiantes, por ejemplo, tuvieron que demostrar su capacidad para pasar desapercibidos en un simulacro de seguimiento.
Y esa será, en líneas generales, su rutina de trabajo. Hacer seguimientos y buscar información para sus clientes. La violencia, tan habitual en las novelas y películas, queda prácticamente anulada por cuanto que "se les prohíbe llevar armas de fuego". Para desempeñar esa función hay otros profesionales, los escoltas privados.
Tal ha sido el éxito de esta primera promoción que en diciembre se abrirá el plazo de matrícula para la segunda, que estudiará durante tres años los fundamentos de este terreno profesional.