El examen más difícil
Reducción de cargos docentes y ajustes energéticos y en seguridad son algunas de las medidas que ha adoptado la institución académica para hacer frente a la crisis.
La Universidad de Zaragoza ha adoptado una serie de medidas destinadas a aumentar el ahorro y ajustar el gasto desde que la crisis obligó a apretarse más el cinturón y cuyo momento culminante coincidió con la implantación definitiva del Plan Bolonia en el campus público aragonés. Profesorado, energía y seguridad han sido algunos de los aspectos en los que el Rectorado ha aplicado un recorte propiciado, además, por la rebaja en la financiación procedente del Gobierno de Aragón.
PROFESORADO
Una de las medidas más polémicas adoptadas por la universidad para afrontar su delicada situación económica afectó a los profesores. La institución optó por una reducción de cargos docentes a través de la planificación de un programa de prejubilaciones, lo que, según el rector Manuel López, supondría para la universidad un ahorro de "cientos de miles de euros", aunque finalmente no se ha conocido el ahorro real.
La decisión formó parte de un proyecto para ajustar el presupuesto y racionalizar el gasto que incluía que, a partir de este curso, se nombraran un total de 60 profesores eméritos con la intención de fomentar la jubilación voluntaria y apostar por un rejuvenecimiento de la plantilla.
De este modo, estos docentes eméritos, que debían tener un mínimo de 60 años de edad y 15 de antigüedad, disponían de la posibilidad de seguir cobrando la totalidad de su sueldo y seguir colaborando en la enseñanza, continuar con su actividad investigadora, y dirigir proyectos de investigación y tesis doctorales. Esas actividades las podían llevar a cabo hasta alcanzar los 70 años.
Además, la universidad acometió la reducción de 90 grupos de docencia en 15 titulaciones y se eliminaron 110 asignaturas optativas. Todo ello, en plena adaptación al nuevo Espacio Europeo de Educación Superior, popularmente conocido como Bolonia.
ENERGÍA
Otras reducciones aplicadas desde la universidad afectaron a materias como energía y seguridad. Así, la universidad implantó nuevas medidas de ajuste energético y modernizó el sistema de seguridad de los campus para ahorrar "hasta medio millón de euros al año".
De ese modo, la calefacción del campus pasaba a estar monitorizada a través de una red interna que programa y regula la intensidad según la temperatura del día. Con esto, la institución perseguía reducir el gasto y mejorar las condiciones de estudio de los alumnos.
Además, se proyectó sustituir las iluminarias del campus de San Francisco para que la luz bajara a determinadas horas del día y se cambiaron las lámparas de las salas de estudio por unas de bajo consumo. En total, el ahorro energético estimado por la universidad a través de estas medidas alcanzaría los 200.000 euros.
SEGURIDAD
Un nuevo sistema de seguridad inteligente también permite a la universidad ahorrar casi 300.000 euros. El modelo reside en contratar solo dos vigilantes por campus en lugar de uno por cada facultad, donde se planificó instalar un acceso a través de una tarjeta electrónica. Esa propuesta incluía, de igual modo, su aplicación al resto de instalaciones. http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/noticia.asp?pkid=632620