Los porteros de discoteca se agrupan ante el decreto que regulará su profesión
Han formado una asociación sindical para defender sus derechos ante la norma, que entrará en vigor el 9 de marzo, y que les exigirá sacarse un carné para poder ejercer.
Los porteros de discoteca de Aragón quieren hacerse oír. Se han organizado en una asociación sindical para defender sus derechos, especialmente por la entrada en vigor del decreto que les obliga a obtener un carné profesional para poder ejercer. Aunque estaba previsto que la nueva normativa se empezara a aplicar desde el pasado mes de septiembre, finalmente será el 9 de marzo cuando la actividad de este personal de admisión comience a estar regulada.
Varios porteros de discoteca con años de experiencia en distintos locales han formado la Asociación Sindical de Porteros de Admisión de Discotecas y Similares (Aspadys), que en pocos meses ya reúne a casi un centenar de profesionales, el 80% del total, según calculan. De entrada, critican que la DGA no les haya pedido su opinión antes de elaborar la normativa. "Nadie nos preguntó nada. Solamente pasaron para tomar nuestros datos para tenernos registrados, nada más", comenta José Luis Alcañiz, presidente de Aspadys. Por ello, van a enviar próximamente una carta al consejero de Política Territorial, Justicia e Interior, Rogelio Silva, en la que mostrarán su desacuerdo con algunos aspectos de la norma.
El decreto surge a raíz de una serie de altercados con fallecidos protagonizados por porteros en Madrid y Barcelona. Ante el debate social que se originó a nivel nacional, el departamento de Política Territorial, Justicia e Interior del Gobierno de Aragón elaboró esta nueva normativa que, entre otras cosas, establece una serie de requisitos para estos profesionales.
Desde el momento en que entre en vigor, en la puerta de un bar o discoteca no podrá estar cualquiera. Para empezar, quedará excluido de la posibilidad de obtener el carné quien tenga antecedentes penales, sean del tipo que sean. Esta medida es una de las más criticadas por Aspadys, ya que los antecedentes pueden estar relacionados con delitos que nada tienen que ver con el ejercicio de su profesión. "En otras comunidades solo tienen en cuenta los delitos por daños contra las personas", comenta Alcañiz. Tampoco podrán obtener la acreditación necesaria los que hayan sido expulsados de las Fuerzas Armadas o de los Cuerpos de Seguridad del Estado, no tengan estudios primarios o no dominen el castellano.
Para sacarse el carné, los porteros tendrán que hacer un cursillo de 80 horas obligatorio, teórico y práctico, en el que deberán aprender desde artículos de la Constitución hasta técnicas para la resolución no violenta de conflictos. La asociación sindical recién creada critica que las academias homologadas por la DGA para impartir estas clases están cobrando unos 550 euros por los cursos, un desembolso "importante" pero "imprescindible si queremos seguir trabajando", como recuerda José Luis Alcañiz.
Además, Aspadys pidió que los porteros que llevan más de tres años ejerciendo la profesión no tuvieran que hacer el cursillo completo, sino simplemente unas clases de reciclaje. No se admitió su solicitud, aunque fuentes del departamento de Política Territorial, Justicia e Interior afirmaron que la experiencia contará "un 10% en el cómputo global" de las pruebas que tendrán que pasar los porteros.
"No queremos macarras"
Las citadas fuentes explicaron que el objetivo de la norma es "regular el control de las entradas" y evitar que los porteros asuman "competencias impropias". Por ello, el decreto insiste en que la labor de los porteros es informar a la Policía en caso de altercados. Sin embargo, sí deja la puerta abierta a que actúen "cuando la urgencia lo requiera" para "velar por la integridad física de las personas o bienes". Eso sí, en caso de hacerlo están obligados a "informar inmediatamente" a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. "Cuando hay un problema gordo tenemos que intervenir, no podemos dejar que la gente se mate. Eso sí, luego hay que avisar a la Policía", asume Alcañiz.
Aunque contraria a algunos aspectos de la norma, la asociación de porteros trabajará "por que todo el mundo esté titulado, no queremos macarras en las puertas", dice su presidente. "Queremos dejar de ser los 'seguratas', que se nos considere como los malos de la película. No somos los enemigos de nadie, de hecho animamos a que si alguien tiene un problema en un local, venga y nos lo cuente, porque nosotros podemos ayudarle", sentencia Alcañiz.