Una jornada de caza , siempre es espectacular Lo saben bien quienes ya las han vivido (y que por algo será, siempre repiten…) La Finca La Garza, en el término municipal de Mérida, vuelve a ser un escenario inmejorable para las tiradas de patos y a su vez para el disfrute de los cazadores que llegan desde todos los rincones de España.
La jornada comienza con un suculento desayuno típicamente extremeño al que no le falta de nada… sus buenas migas, con pimientito frito, chorizo ibérico, panceta, huevo frito… acompañada de un café bien caliente mientras se sortean los primeros puestos. Y decimos primeros porque a lo largo de la jornada de caza y al aviso del toque de corneta, se producen tres rotaciones de puestos, con lo que todos los tiradores se aseguran la misma posibilidad de disparos. Todas las escopetas pasan por todas las zonas de tiro, de ahí que uno siempre salga contento y satisfecho, porque las capturas están garantizadas.
Los puestos se disponen alrededor del emblemático pantano de la finca, un atractivo al que sucumben las ilusas aves por propio instinto. Las tiradas son de 12 puestos, para 400 patos la tirada normal y para 800 la gran tirada.
Los grupos de cazadores (8 mínimo-400 patos) que lo soliciten podrán elegir cualquier otro día y se les organiza una tirada privada.
La mañana trascurre en un sin cesar de disparos hasta las 3 de la tarde aproximadamente. Es entonces cuando comienza la recogida, el recuento, la búsqueda y el espectáculo de los perros que cobran cada pieza por difícil y lejana que parezca, como auténticos profesionales a los que les va la vida en ello.
Arriba, en el cortijo, espera el banquete. Una comida que se convierte en la fiesta del coloquio, del compartir experiencias, relatar las entradas y las tiradas, y donde empieza a fraguarse una amistad, breve pero intensa, entre todos los cazadores.
La foto de familia es un broche de oro a una jornada que termina con el reparto entre los cazadores de todas y cada una de las piezas cobradas.