Una asociación para la seguridad
Los vecinos de los chalés de Montecerrao se unen contra los robos y los 'rallyes'
Hace una década sólo había praos. Ahora es un barrio, casi una miniciudad, aunque como en toda urbanización del extrarradio se ve a poca gente en las aceras y cuando cae la tarde, muchas luces encendidas en los pisos y chalés. Montecerrao mira a la sierra del Aramo. Las avenidas anchas, en lugar de una virtud, se han convertido en un problema cuando cae la noche: «Muchos coches vienen a hacer 'rallyes'», describen los vecinos. Un problema de seguridad que, unido a las «crecientes tasas de robos en el país», ha hecho que los residentes del barrio se unan.
En concreto, los propietarios de la zona de chalés acaban de constituirse como colectivo vecinal: la Asociación de Chalés de Montecerrao. Nacen sin «ningún ánimo de lucro y con un objetivo claro: trabajar por el bienestar de los residentes», explica el presidente, Iván Merás.
Fue hace dos meses cuando arrancó la iniciativa. En zonas similares, como la urbanización de Olivares o en Santa Marina de Piedramuelle, se registraron varios robos. «Pensamos que aquí podía ocurrir lo mismo», apunta Merás. Lo creían por el tipo de viviendas, casas unifamiliares cuyo precio ronda los 500.000 euros, y por las características de la zona, con una salida directa a la autopista. «Los ladrones organizados van a las casas donde puede haber objetos de valor. Es un área de alto poder adquisitivo», reseña el secretario de la asociación, Antón Fernández.
De hecho, sus temores se hicieron realidad hace un par de semanas. Una banda de ladrones, un grupo «profesional», según describió la Policía Nacional, entró a plena luz del día en uno de los chalés. Aprovecharon que la propietaria salió sin poner la alarma para buscar a sus hijas al colegio y se llevaron 18.000 euros en joyas. La dueña cree que cuando llegó a casa aún estaban en la última planta. Ese el mayor miedo, «que puedan hacer algún daño físico. Para lo material existen seguros», razona Merás.
Ya antes del robo, ellos tenían una propuesta por la que están dispuestos a pelear: seguridad privada en la zona. Con su idea bajo el brazo solicitaron una reunión con la concejala de Seguridad Ciudadana, Conchita García, quien aplaudió la iniciativa, aunque les derivó a la Brigada de Seguridad de la Policía Nacional. Y fueron ellos quienes les informaron de la imposibilidad de adoptarla. «Nos dijeron que en zonas públicas no podía trabajar seguridad privada». No lo entienden, «porque en Gijón existen los serenos, que no son agentes, y aquí los vigilantes nocturnos, que son muy pocos y sin posibilidad de ampliación porque ya ha pasado que piden plazas que se equiparen a Policías Locales».
A Delegación de Gobierno
Han solicitado una dispensa en Delegación de Gobierno, aunque reconocen que es complicado. Las patrullas policiales «casi no pasan por aquí y no nos dejan costearnos nuestra propia seguridad». Dicen que, aunque pagan elevados impuestos, por ejemplo el IBI oscila entre los 3.000 y 4.000 euros, entienden que son sólo 72 viviendas unifamiliares. «No queremos que la Policía esté sólo en esta zona, por eso proponemos la alternativa», insisten. Tampoco pretenden convertir el área de los chalés en una urbanización privada: «Que nadie piense que pretendemos cerrar el paso ni nada parecido».
Lo positivo, además, «es que se crearían tres puestos de trabajo, que pagaríamos de nuestros bolsillos. Si en las rondas, los agentes vieran algo raro llamarían a la Policía».
La nueva asociación cada vez cuenta con más socios, más de un tercio de las familias de las viviendas unifamiliares ya pertenecen al colectivo. De momento la inscripción es gratuita, «se pagaría la cuota para pagar la seguridad privada». Es su objetivo. «Puede que haya otras necesidades, como una mejor iluminación, pero de momento lo que queremos es seguridad privada», recalcan. Y, advierten, no se quedarán con los brazos cruzados en este asunto.
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