Piden prisión para un vigilante por conducción temeraria con la furgoneta de la Cofradía
El vehículo protagonizó una peligrosa persecución por parte de la Policía de Nigrán en marzo de 2010
El exjefe de los guardacostas de la Cofradía de Baiona Xosé Lourenzo, cesado de su puesto el pasado mes de junio, se enfrenta a una pena de un año y nueve meses de prisión y cinco años de retirada del permiso de conducir por un presunto delito de conducción temeraria con la furgoneta del pósito baionés. El fiscal formuló ayer esta petición en el juicio contra el anterior responsable de los vigilantes, celebrado en el Juzgado de lo Penal Número 2 de Vigo, al concluir que puso en peligro la vida de dos agentes de la Policía de Nigrán, de varios peatones y de los demás conductores por realizar peligrosas maniobras en la carretera por la vía, la PO-325.
La defensa de Lourenzo reclama la libre absolución al dudar de la identificación de su cliente, que no fue reconocido por los policías en un primer momento. La letrada afirma incluso que el entonces responsable de los guardapescas realizó una llamada a la Policía de Nigrán para denunciar un caso de furtivismo en el momento en que los agentes indican que se produjo la persecución.
Los hechos juzgados ocurrieron la tarde del sábado 13 de marzo de 2010 y fue la Policía Local de Nigrán quien los denunció en el juzgado. Una patrulla circulaba hacia el cruce de Monte Lourido cuando se encontró de frente con la furgoneta de la Cofradía, que adelantaba en línea continua a gran velocidad, obligándo a los policías a dar un volantazo para esquivarla. Los agentes declararon ante el juez que el conductor huyó cuando le intentaron dar el alto. Fue así como se inició la persecución, durante la que, aseguraron los efectivos policiales, el vehículo realizó un viraje en Rans, en el que estuvo a punto de atropellar a dos viandantes en el paso de peatones.
Los dos policías que siguieron la furgoneta y otros dos agentes, a los que llamaron para pedir ayuda, declararon ayer ante el juez que en aquel momento no pudieron identificar al conductor. Solo pudieron observar a un hombre corpulento y con barba poblada y larga, así que preguntaron al patrón mayor, Fernando Leyenda, y a varios marineros. Todos coincidieron en que se trataba de Lourenzo. Al parecer, aquel día se encontraban de guardia él y otro compañero, Francisco Rivera, que también declaró como testigo y aseguró que realizó la vigilancia con su coche particular. Durante esa tarea, este vigilante indicó que había pedido a Lourenzo por teléfono que avisase a las fuerzas de seguridad de la existencia de unos furtivos en la playa de A Madorra.
A vueltas con la barba
Así, Lourenzo recordó que efectuó una llamada a la Policía nigranense, a la que los agentes contestaron que llamase a la Guardia Civil porque ellos se encontraban en plena persecución. El acusado indicó incluso que desde 2006 no se había dejado la barba larga y que la furgoneta del pósito permaneció todo aquel fin de semana en un garaje de Arcade, donde reside Lourenzo.
Los testimonios más curiosos fueron los de un fotógrafo nigranense, que dijo que había fotografiado a Lourenzo con su familia tres días antes de lo ocurrido y éste aparecía en las imágenes con barba corta. Pero el fiscal dudó de la veracidad de la fecha en que fueron tomadas las fotos y presentó otras publicadas en prensa y realizadas en 2008, en las que Lourenzo sí presentaba barba larga.
¿Animadversión?
El patrón mayor del pósito también prestó declaración como testigo, al igual que la presidenta de la Agrupación de Percebeiros de Baiona, Susana González. A las preguntas sobre una posible animadversión por parte de Leyenda hacia Lourenzo y sobre la recogida de firmas entre los marineros para despedirlo, el responsable de la Cofradía aseguró que no existía tal inquina y que las rúbricas habían sido reunidas por los maridos de unas percebeiras, que se habían quejado de que Lourenzo las espiaba cuando se cambiaban en las rocas tras faenar.
Desde principios del año pasado fueron varios los episodios de enfrentamiento entre los responsables del cabildo y Lourenzo. Tras la recogida de firmas y la denuncia de la Policía de Nigrán, el exjefe de guardapescas y varios de sus compañeros denunciaron que la Cofradía les obligaba a hacer la vista gorda con los furtivos. Todo aquello terminó con el cese de Lourenzo al terminársele el contrato.
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