Los escoltas creen que han reducido sus servicios "sin un adecuado análisis del riesgo"
La Asociación Española de Escoltas (ASES) considera que durante los últimos años en ocasiones se han reducido sus servicios "sin un adecuado análisis del riesgo", ya que advierte de que "la amenaza terrorista ha disminuido pero no ha desaparecido".
Los escoltas celebrarán la próxima semana en Bilbao el IV Congreso Nacional de Escoltas para analizar el futuro de la profesión debido a que actualmente atraviesa por un "difícil momento", ya que asegura que se han perdido más de 600 empleos en los últimos dos años debido a la crisis económica y la disminución de la amenaza terrorista.
Por ello, propone nuevos cometidos en colaboración con las administraciones, como la protección a las víctimas de violencia de género, de altos cargos del Estado o las administraciones autonómicas y locales o las repatriaciones o expatriaciones de personas.
Durante el encuentro, expertos internacionales abordaran la problemática de ese tipo de servicios, sus vías de contratación y la formación necesaria para desempeñarlos, junto a expertos nacionales de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, analizarán la coordinación, legislación, la formación y esos nuevos retos.
Además, representantes políticos de larga trayectoria del País Vasco debatirán sobre el final de ETA. En el congreso participarán el diputado del PP Carlos Urquijo y la socialista Miren Arrate Gallastegui Oyarzabal, junto a un representante del PNV.
Actualmente, casi 4.800 escoltas prestan servicio activo en toda España, la asociación prevé una disminución basada en decisiones económicas ligadas a la tregua trampa de la banda terrorista.
Según advierte, la detención de los últimos terroristas, así como la intervención por parte de las fuerzas de seguridad y la incautación de abundante material de armas y explosivos, indican claramente la nula voluntad de la banda hacía un proceso de entrega de las armas.
Además, denuncian la "falta de voluntad" del entorno de Batasuna de ir hacia "una convivencia y un respeto de otras opciones políticas".
Fuente: El Economista