Cancerberos de la fiesta
SEGURIDAD PRIVADA EN CASETAS PUBLICAS. MOTIVOS PARA NEGAR EL ACCESO.
Perfil. Varón. 1.67m. 24 años. Cara aniñada. Acompañado de un grupo numeroso de personas del mismo sexo. Denuncia. No poder entrar a las casetas de la Feria.
Como cada año, la fiesta arranca recordando a los usuarios que todas las casetas son, aunque no públicas, sí abiertas al público. No obstante, todos los años se repiten las escenas de porteros carentes de experiencia y profesionalidad imposibilitando el acceso a una caseta sin una sólida razón aparente. Las excusas típicas que se escuchan en la puerta de una discoteca, del tipo "no puedes entrar en zapatillas", "necesitas invitación", "20 euros para entrar y sin copa", no son válidas en el recinto ferial y las asociaciones de consumidores recomiendan interponer quejas ante situaciones abusivas.
También es cierto que este año, de momento, no ha habido problemas destacables para acceder a las casetas, ni tan siquiera en las discocasetas de moda. Hay menos gente en la feria y la criba en la puerta es menos selectiva. Los vigilantes profesionales, en su mayoría contratados de empresas de seguridad, comentan que este año aún no han tenido que cortar la entrada puesto que la caseta no se ha llenado. Otras como El Bocao sí se vieron obligadas a cerrar el acceso el sábado al alcanzar el aforo máximo.
Efectivamente, los problemas pueden surgir durante la noche, cuando ya se ha terminado el botellón y un buen número de jóvenes se dispone a entrar en las mismas casetas a la vez. Por la tarde, sin embargo, no suele haber inconvenientes, salvo el miércoles, cuando hay más gente. Preocupados por la accesibilidad, un grupo de jóvenes procedentes de Ciudad Real preguntaban qué edad pedían los porteros si 18, 21 o 24.
Por su parte, los vigilantes de La Reja, el Círculo de la Amistad, Cajasur y Vulcano coinciden en no dejar pasar a personas en evidente estado de embriaguez, aunque "teniendo en cuenta que estamos en una feria y se bebe". El tema de los menores de edad es más complejo. Por lo general, se les deja entrar cuando van acompañados por algún adulto.
Otro quebradero de cabeza para los responsables de las porterías es la venta ambulante, donde se ha de ha de sopesar la empatía con los vendedores de claveles y la tranquilidad de los clientes. Carlos, responsable de la puerta de El Rejoneo y con una amplia experiencia en la noche cordobesa, comenta que "la figura del portero es necesaria porque estamos en un contexto en el que se consume mucho alcohol y nadie tiene por qué ser molestado. Venimos a disfrutar de la fiesta", aunque admite que su función en último lugar es llamar a la Policía. "Como un buen árbitro. Tenemos que pensar mucho y rápido y actuar poco". Este año, además, ha de estar pendiente de que no se fume dentro de la caseta.
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