Muere un escolta ovetense en un choque que causó un ladrón con un coche de policíaJosé Luis Barbón, de 32 años, iba a recoger a la juntera alavesa Eva Jiménez cuando se topó con el 'kamikaze' a 5 kilómetros de Vitoria
Así quedó el coche policial utilizado por C.V.P. en la fuga.
El escolta ovetense José Luis Barbón Fernández contaba 32 años, se había casado recientemente y tenía «una calidad humana fortísima», tanta como su espigado físico. Pero la fatalidad le aguardaba el domingo, bien de mañana, a las puertas de Vitoria, adonde iba a recoger a la juntera alavesa Eva Jiménez, para acudir a la Fiesta de la Rosa, en Bilbao, un acto organizado con motivo del primer año de Patxi López como lendakari.
La concatenación de los hechos que iban a ocasionar el accidente mortal, al impactar de frente contra un coche de policía en dirección contraria, conducido por un ex convicto, comenzó a las ocho de la mañana en Miranda de Ebro. Allí se encontraba C. V. P., de 43 años, con su perro, en las inmediaciones del bar Vista Alegre. Caminaba blandiendo un palo, «un poco ido y con un perro blanco, muy grande, de esos peligrosos (un pitbull)», referían después testigos presenciales. C. V. P. era conocido en la localidad, de donde era natural, y acumulaba 18 antecedentes policiales por robos con fuerza y tráfico de drogas, circunstancias que decidieron a los clientes del bar a llamar a la Policía, además de sugerir a la propietaria que bajara la persiana. Fue el inicio del fatal desenlace.
A las 8.15 llegaron una patrulla de la guardia urbana y dos del Cuerpo Nacional de Policía. Cuando se aproximaron al coche del individuo, éste arrancó, golpeó dos vehículos policiales y huyó por las calles de Miranda de Ebro hasta tomar la N-I en dirección Vitoria. Al llegar a la altura de Armiñón, tras recorrer 7 kilómetros, fue interceptado por las dos patrullas que le perseguían y lograron sacar de la vía su furgoneta, una Fiat Doblo, hasta empotrarla contra un quitamiedos. Poco después, llegó al lugar un coche de la Policía Local. Unos comenzaron a regular el tráfico y otros se dirigieron al perseguido. Pero las cosas se torcieron definitivamente.
Su perro atacó a los agentes
Tras salir de la furgoneta, C. V. P. ordenó a su perro atacar a los agentes y, en plena confusión, logró alcanzar el último coche policial que había llegado y proseguir con él su huida en dirección a Vitoria. La Ertzaintza activó entonces todas las alarmas y se movilizaron aún más vehículos, mientras los agentes atacados abatían al pitbull. De esta manera recorrió 15 kilómetros más por la N-I, hasta tomar la salida hacia la capital alavesa por la N-102. Ahí se encontró un nuevo control de la Policía vasca, que le aguardaba. Y fue entonces cuando realizó un brusco giro de 180 grados y continuó la huida esta vez en sentido contrario. Apenas dos kilómetros después, C. V. P. llegaba de nuevo a la intersección de la N-102 con la N-I, pero esta vez convertido además en un peligroso kamikaze.
Ahí se produjo la brutal colisión con el Seat León conducido por el ovetense José Luis Barbón Fernández, quien se dirigía a trabajar desde Haro (La Rioja), donde vivía con su esposa, la también ovetense Lucía Eslava. Como consecuencia del impacto, ambos fallecieron en el acto. Los dos vehículos quedaron literalmente reducidos a chatarra. Incluso el motor del coche policial apareció tendido sobre el asfalto tras desprenderse de la carrocería.
El juez encargado del caso no ordenó el levantamiento de los cadáveres hasta las 11.30 de la mañana y la N-102 en dirección vitoria permaneció aún cortada durante una hora más. Una llamada telefónica de precaución había causado dos muertos, los conductores de ambos vehículos, y tres heridos, los agentes primero enzarzados con el ex convicto y luego atacados por el pitbull, que debieron ser hospitalizados debido a las mordeduras y hematomas sufridos.
«Una noticia espeluznante»
La noticia del fallecimiento conmocionó a la juntera alavesa Eva Jiménez, muy extrañada por el retraso de quien fuera su escolta. «Le esperaba a las diez, pero no llegaba. Y me preocupé mucho, porque era muy puntual y muy responsable en su trabajo», refirió. José Luis Barbón Fernández llevaba varios años (entre ocho y diez) ejerciendo de escolta de políticos y jueces en el País Vasco. Hijo de Juan Carlos Barbón, quien lleva más de 40 años trabajando en Casado Maquinaria Agrícola, en Viella, Siero, y de María Nieves Fernández, vivió toda su juventud en el barrio ovetense de El Otero, donde siguen residiendo sus padres, y tenía una hermana.
«Es una noticia espeluznante. José Luis era un muchacho alto, fuerte y corpulento y tal cual era físicamente así era su calidad humana», comentaban ayer a EL COMERCIO allegados de la familia, quienes no dejaban de lamentar las irreparables consecuencias de «toparse con esas personas que andan entrando y saliendo de la cárcel continuamente». «¿Por qué no se quedarán dentro?», se preguntaban.
De hecho, C. V. P., soltero y sin hijos, tenía a sus espaldas un conflictivo historial. Solía portar arma blanca y había sido denunciado por ello en varias ocasiones, además de por robos con fuerza, intimidación y tráfico de drogas. Hace año y medio, tras una denuncia de su compañero de piso, hallaron una importante cantidad de droga en la vivienda, que provocó su ingreso en prisión.
El funeral por el eterno descanso de José Luis Barbón Fernández tendrá lugar esta tarde, a las cuatro, en la iglesia parroquial de San Lázaro, en Oviedo.
http://www.elcomercio.es/v/20100511/asturias/muere-escolta-ovetense-choque-20100511.html