En los calabozos de la Jefatura de la Policía Nacional de Palma tienen un viejo casco de motorista. Y si uno se pregunta qué pinta allí, este caso puede ilustrarle. Ocurrió de madrugada, la semana pasada. Una patrulla arrestó en la Avenida Argentina a un sospechoso de haber desvalijado varios coches en el Paseo Marítimo. El hombre, con numerosos antecedentes anteriores, se enfrentó a los agentes y mantuvo todo el tiempo una actitud muy agresiva, con repetidas amenazas de muerte, según explicaron fuentes policiales. Ya en el coche se lió a dar cabezazos contra la mampara, y una vez en las oficinas de la Policía, se desnuda, se sube a un banco y, adoptando una pose de boxeador, retó a los agentes a ir a por él de uno en uno. Como seguía en un estado muy exaltado, le tuvieron que mantener esposado en la celda. ¿Y cómo evitar que se haga demasiado daño dándose cabezazos? Aquí interviene el casco.
El hombre quedó en libertad al día siguiente, tras ir al juzgado. Y allí mismo decidió presentar una denuncia por malos tratos contra la Policía. Según su versión, cuando llegó detenido al aparcamiento subterráneo de la Jefatura, le pegaron patadas y golpes. Luego, en la sala de reconocimiento, le esposaron a una barra, le pusieron "un casco integral sin protección", según explica, "y le golpearon en la cabeza, mientras los otros policías se reían".
¿Cuál de las dos versiones se acerca más a la verdad? Júzguenlo ustedes.


Hay quien dice que los delincuentes no suelen estar en buenas condiciones físicas, pero este debía de ser una excepción. Una patrulla de la Policía Nacional de paisano que recorría la barriada Virgen de Lluc se fijó en tres jóvenes que les despertaron sospechas. Tras observarles discretamente ven que intercambian algo, con claras maneras de que se trataba de un pase de droga. Los agentes les abordan y se identifican como policías. En ese momento, el que parecía haberle dado al otro la droga, se quita las chanclas y echa a correr descalzo a toda velocidad. Los policías salen en su persecución mientras piden apoyo por radio. Y comienza aquí una prueba atlética en toda regla. Más de quince minutos estuvo el tío corriendo con los policías pisándole los talones –que también debían de estar en buena forma, ojo–. Y mientra corría, iba tirando cosillas que los policías recogían: cinco bolsitas de marihuana, cajitas para picar la hierba, una navaja... En fin, el kit completo de camello. Cuando llega al Torrent Gros, nuestro atleta salta limpiamente un muro de un metro y medio –no sabemos si al estilo Fosbury–. Aquí el policía estuvo a punto de echarle el guante, pero logró soltarse y el agente sufrió una distensión en la muñeca. El fugitivo consiguió dejar atrás a sus perseguidores, pero tuvo mala suerte. A unas veinte calles de distancia, se topó de bruces con otra patrulla que estaba dando vueltas en su búsqueda. Los agentes no tuvieron dudas al verle. Iba descalzo, sin camiseta, y con síntomas evidentes de agotamiento. Al final perdió la carrera.


La Policía ha detenido esta semana en Palma a una alemana reclamada por las autoridades de su país. Está acusada de 539 delitos: uno por cada trabajador que tenía en sus empresas y cuyas cuotas a la Seguridad Social olvidó pagar.


El sábado de la semana pasada, en plena ola de calor, un tipo entra en la tienda de una gasolinera de Palma, coge una cerveza de litro de la nevera, y se marcha corriendo sin pagar. Los empleados no tuvieron posibilidad de retenerle. Pero un rato más tarde, se dan cuenta de que el mismo personaje ha vuelto a entrar en el establecimento, y le pillan in fraganti cuando se disponía a llevarse... un rollo de vasos de plástico. Se ve que no le iba bien lo de beber a morro.


Sergi Torrandell, hasta ahora jefe de la Policía Local de Marratxí, se incorpora a partir de mañana como nuevo director gerente de la Escola Balear d´Administració Pública (EBAP), en sustitución de Antoni Socías, el hermano del delegado del Gobierno, quien probablemente volverá a su plaza de administrativo en el Ayuntamiento de Sóller. Torrandell, que ha demostrado su eficacia durante los últimos años en Marratxí, se despidió con una frase de Franklin D. Roosevelt: Siempre que te pregunten si puedes hacer un trabajo contesta que sí y ponte enseguida a aprender cómo se hace. Estamos seguros de que aprenderá rápido.


Los vigilantes del centro cultural de La Misericòrdia escucharon el pasado miércoles de madrugada unos sospechosos ruidos. Tras recorrer varias estancias del edificio encontraron, escondido entre unas cajas de cartón, a un intruso. Había entrado a robar tras romper un cristal, pero su botín era tan extraño como la explicación que ofreció. Solo había conseguido apoderarse de cuatro gomas de borrar y, cuando llegó la Policía, aseguró que había entrado para "ver espíritus".


La joven Raquel Alzueta, socorrista de la compañía Aquatas, recibió recientemente un homenaje por parte de los responsables de la cadena HiHotels, por su actuación en uno de los establecimientos de la cadena, en Cala Rajada. La socorrista sacó del fondo de la piscina a un niño de cuatro años que se había caído. El pequeño tenía los ojos en blanco y la cara amoratada, pero la joven logró reanimarle tras practicarle los primeros auxilios. En la foto, la homenajeada con responsables de HiHotels y el director de Aquatas, empresa del Grupo Cabanach.

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