CUANDO LA CHATARRA VALE SU PESO EN ORO
Cientos de vecinos han sufrido ya los efectos de esta nueva práctica delictiva por la cual sólo han sido detenidas ocho personas en 2011
El robo de cable y otros materiales se dispara con la crisis en Castellón y pone en jaque a las administraciones públicas y a los cuerpos de seguridad
Cuando la chatarra vale su peso en oro, empiezan los problemas. Y si no que se lo digan a todos esos castellonenses que han sufrido en primera persona los efectos del cada vez más habitual robo de cables de cobre y otros materiales. Los cortes en el suministro eléctrico son la consecuencia más directa de esta terrible práctica delictiva. Después llega el momento de aflojar la cartera para hacer frente a la reparación de los daños causados por los malhechores.
Lo cierto es que hace tan sólo unos años, la sustracción de cable era algo de lo que nadie o casi nadie había oído hablar, y mucho menos lo había vivido en sus propias carnes. Ahora, sin embargo, quien más o quien menos sabe lo complicado que resulta hacer frente a este extendido fenómeno.
El precio del cobre ha ido 'in crescendo' desde el inicio de la crisis, lo que ha convertido a este material en el oscuro objeto del deseo de muchos delincuentes. En las chatarrerías de Castellón, por ejemplo, el kilo de este cada vez más preciado metal se paga en torno a los 4,50 euros; mientras que en el mercado negro se paga a la mitad, es decir, a unos 2,25 euros.
Con todo, no resulta extraño que, de un tiempo a esta parte, cada vez sean más las personas que, motivadas por la idea de sacarse un 'dinerillo' extra, recurren a esta práctica para hacer frente a la crisis. Y es que cuando la economía aprieta, hay quien es capaz de cualquier cosa con tal de salir a flote.
Pero no es cobre todo lo que reluce. El hierro también cotiza al alza entre los delincuentes, que no dudan en hacerse con las tapas de las alcantarillas, los grifos de las fuentes públicas y otros elementos para el consiguiente disgusto de vecinos y dirigentes políticos.
Daños y reparaciones
El Ayuntamiento de Segorbe, por ejemplo, tuvo que desembolsar el año pasado algo más de 3.000 euros para reponer los 45 grifos robados de la emblemática fuente de los 50 Caños. Un elevado montante sobre todo si se tiene en cuenta que, quienes se hicieron con tan peculiar botín, debieron sacar poco más de 600 euros al canjearlo en el mercado negro.
Y es que, a veces, más que en la cantidad, el atractivo reside en que se trata de dinero fácil. La maniobra de sustraer cableado eléctrico no es que les suponga demasiado esfuerzo a los cacos, ni tampoco tiempo, con lo que evitan despertar sospechas. Cargan el material en un vehículo, normalmente una furgoneta, y se retiran. A partir de ahí, todo viene rodado.
La capital de la Plana, Benicàssim, Almassora, Vila-real, Burriana, l'Alcora,... Ningún municipio está a salvo de los maleantes, como tampoco lo están las carreteras de la provincia. De hecho, tanto la AP-7 como la N-340 han sido en ocasiones víctimas de los ladrones de cobre y otros materiales.
De hecho, estos ataques dejaron hace no mucho tiempo a la Dirección General de Tráfico (DGT) sin cámaras, sin pantallas y sin paneles informativos. Un apagón generalizado que impidió controlar la circulación y transmitir recomendaciones a los usuarios a través de los luminosos.
Sólo en los primeros siete meses del año, la Policía de Castellón identificó a cinco individuos por la sustracción de tapas de alcantarilla y otros metales. Sin embargo, ninguno de ellos irá a la cárcel, y es que en la mayoría de los casos, la falta de antecedentes hace que la pena por este delito -que puede ir de entre uno a tres años de prisión- se quede en una mera sanción administrativa.
Entre los últimos arrestados figuran D.C.V. y M.A., ambos rumanos y de 45 y 19 años de edad, respectivamente. Acusados de un presunto delito de robo con fuerza -ya que, supuestamente, sustrajeron cable y causaron daños por valor de 60.000 euros en una empresa de Castellón-, fueron interceptados por los agentes de la Policía Nacional tras recibir una llamada del vigilante de la nave.
Tras la detención de los mismos y, fruto de la investigación policial, se pudo saber que los delincuentes habían perpetrado más robos de similares características en la misma empresa días atrás, incluso llegando a dejar material ya preparado para su posterior sustracción.
Además, a principios del presente mes de agosto, agentes del Cuerpo Nacional de Policía de Castellón detuvieron a otras dos personas como presuntas autoras del robo de una estatua propiedad del Ayuntamiento que se encontraba anclada en la fuente de la céntrica plaza de la Muralla Liberal.
Sin embargo, y a pesar de que también se procedió al arresto del presunto comprador, la pieza, realizada en bronce y valorada en más de 21.000 euros, no pudo ser recuperada, y es que según informaron entonces fuentes de la Comisaría castellonense, «seguramente fue incorporada al circuito clandestino de tráfico de metales previa fundición».
En este sentido, señalar que el robo de esta figura no es un hecho aislado. El reconocido artista Juan Ripollés, por ejemplo, ha sido víctima en diversas ocasiones de delitos similares. La última el pasado mes de mayo, cuando unos individuos accedieron a su taller y se llevaron un brazo y dos dedos, realizados en latón y cobre, de la polémica estatua del ya expresidente de la Diputación Provincial Carlos Fabra que debía coronar la rotonda de acceso al aeropuerto de Vilanova d'Alcolea.
Posibles soluciones
Con todo, lo cierto es que esta clase de hurtos han pasado a convertirse en uno de los principales quebraderos de cabeza de los dirigentes políticos y los responsables de la seguridad ciudadana. Por ello se han puesto manos a la obra para frenar, en la medida de lo posible, esta molesta práctica.
Así pues, entre las soluciones adoptadas figura, por una parte, el refuerzo de la vigilancia, que ya se da en ciertos puntos como en la capital de la Plana, donde sólo durante el pasado mes de julio se registraron sustracciones y destrozos en hasta 107 casetas agrícolas de todo el término municipal. Sustracciones y destrozos que ocasionaron daños por valor de más de 70.000 euros. Contadores, válvulas, sistemas de riego,... Nada escapó de la mano negra de los delincuentes.
Otra opción que barajó en su día la DGT y que ahora estudian algunos ayuntamientos pasa por sellar las arquetas y las tapas de alcantarillas con cemento u hormigón.
Pero, además, a estas posibles vías de escape se debe sumar y se suma, por supuesto, el control de las chatarrerías legales, cuyos encargados tienen la obligación de pasar a diario un registro con los datos de sus intermediarios.
http://www.lasprovincias.es/v/20110904/castellon/cuando-chatarra-vale-peso-20110904.html