Amenaza de la piratería en diversos frentes
Carlos Echeverría
jueves, 22 de septiembre de 2011
Coincidiendo con una brillante operación de nuestra Armada en aguas somalíes, la captura del 'Mattheos I'?? en el Golfo de Guinea pone en evidencia cuán diversificada está, como la terrorista, la amenaza representada por la piratería para nuestros intereses en el mundo.
En efecto, la liberación de una rehén francesa por infantes de marina españoles, procedentes del buque anfibio 'Galicia' frente a las costas de Somalia, el 10 de septiembre, en una brillante operación en la que apresaron a los siete piratas que la retenían y que habían asesinado a su marido, casi coincide en el tiempo con la captura frente a las costas de Togo y de Benín, el 14 de septiembre, del petrolero de pabellón chipriota 'Mattheos I', entre cuyos 23 tripulantes hay cinco compatriotas. África es de nuevo el escenario del activismo pirata, de una punta a otra, de las costas de Somalia al Golfo de Guinea. El intercambio de fuego entre infantes españoles y piratas, el asesinato previo por estos últimos de un rehén francés, o el hecho de que recientemente los vigilantes privados que protegen nuestros pesqueros en el Océano Índico hayan sido al fin autorizados por las autoridades de Seychelles a utilizar ametralladoras de 12,70 milímetros, nos indica que la amenaza es creciente, y que hay que tomársela muy en serio.
En cuanto al secuestro del 'Mattheos I', ocurre lo mismo, y sorprende el escaso eco que ha tenido tal agresión en los medios de comunicación. Una cosa es respetar una cierta prudencia para proteger la vida de los rehenes mientras se negocia, y otra, muy distinta, es dar de lado al tema como si fuera éste una cuestión marginal. La piratería es un delito muy grave, en el que se extorsiona a empresas y a estados chantajeándoles al amenazar las vidas de sus empleados y nacionales, y tan pernicioso es su efecto, que podemos y debemos hablar de amenaza al referirnos a ella. Por ello, poco importa si los captores del buque secuestrado sólo se interesan por la carga, como se ha dicho imprudentemente en algunos medios, pues las vidas de los capturados están en peligro y los piratas, tanto en estas latitudes occidentales de África como en las orientales del Cuerno y del Índico occidental, han demostrado sobradamente que son, además de ladrones, también asesinos. Sin ir más lejos, también en aguas del Golfo de Guinea, en concreto en las de Guinea Bissau, un país en acelerado proceso de deterioro en términos de seguridad, fue secuestrado en diciembre el pesquero onubense 'Hermanos Delgado' que fue totalmente saqueado. Ahora, en el ataque al 'Mattheos I', otro buque próximo a él, el 'Northern Bell' de pabellón noruego, se libró de ser capturado al poder ocultarse a tiempo sus tripulantes en un recinto seguro.
Desde una aproximación de seguridad, lo más importante es comprobar que en esta zona del Golfo de Guinea no se produjo incidente alguno con piratas en 2010 pero que ya llevamos 19 en lo que va de año: nueve abordajes, ocho secuestros, como el actual, y dos ataques afortunadamente fallidos. El que se dispare de tal manera esta actividad en esta subregión africana, mientras que en la oriental la amenaza se extiende cada vez más - hasta Madagascar y Mozambique por el sur y hasta las Seychelles, Omán e incluso las proximidades de las costas indias por el este -, nos indica que algunos han descubierto una profesión que encuentran muy rentable. La Oficina Marítima Internacional no sólo teme sino que ya constata que esta zona se está convirtiendo en un nuevo nicho de actividad pirata, máxime teniendo en cuenta la presencia de un gran productor de crudo, Nigeria, vecino inmediato de Benín, y la práctica muy extendida en estos países de robar combustible, unida a la fortaleza de unas mafias nigerianas que no desperdician oportunidades de negocio. Nigeria añade a todo ello la larga experiencia del activismo del Movimiento para la Emancipación del Delta del Níger (MEND), que durante años ha atacado a las compañías petroleras que explotan crudo en tan deprimida región del país, han robado, secuestrado y matado, y puede servir ahora como referencia para una nueva generación de delincuentes de carácter transfronterizo.
Los piratas se aprovechan además de las escasísimas capacidades navales tanto de Benín como de Togo, y de la falta de previsión de los buques que se aventuran en estas aguas sin disponer ni de medios propios de protección ni de flotas que puedan ampararles, que sí hay, en cambio, en el Golfo de Adén y frente a las costas somalíes desde finales de 2008. Además, el problema añadido del Golfo de Guinea es que forma un arco que incluye a doce estados, algunos de ellos importantes productores de hidrocarburos como Nigeria, Angola, Guinea Ecuatorial o Gabón, que aseguran a los piratas la presencia de múltiples buques mercantes o, lo que es lo mismo, de muchas víctimas potenciales. En términos de presente inquieta comprobar que la 'Lloyd's' de Londres acaba de situar a Benín y a Nigeria en los mismos niveles de riesgo que Somalia y, en términos de futuro, el hecho de que EEUU prevea importar de esta zona el 15% del crudo que consuma en 2015, hecho este último que es buen indicador de cuán frecuentadas seguirán estando sus aguas. Es comprensible que la Marina estadounidense haya realizado maniobras con sus homólogas de Nigeria y de Camerún sobre supuestos de ataques violentos en el mar. Y, es por todo ello que, más pronto que tarde, la comunidad internacional tiene que tomar cartas en el asunto: para España, el secuestro del 'Mattheos I' es la ocasión perfecta para que iniciemos un proceso similar al que tras el secuestro del 'Playa de Bakio' llevó a la propia ONU y a la UE a involucrarse en la lucha contra los piratas en el otoño de 2008.
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