Libia acelera la transición tras la muerte de Gadafi.El Consejo Nacional de Transición asegura que el dictador ha muerto por las heridas al huir
Un vídeo muestra al coronel vivo y herido en manos de los rebeldes
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Vídeo: Gadafi, muerto
Muamar el Gadafi murió ayer a primera hora del día en Sirte poco después de haber sido herido por un ataque aéreo de la OTAN y liquidado por los rebeldes. Su muerte y la caída de esa ciudad, en la que nació hace 69 años, significaron el fin de las hostilidades en Libia, que empezaron hace ocho meses en Bengasi, y la definitiva victoria del Consejo Nacional de Transición (CNT).
El portavoz del CNT, Mustafá Abdel Jalil, tenía previsto lo antes posible anunciar formalmente la total liberación del país en el que los simpatizantes de la revolución celebraron con disparos al aire, gritos de alegría y conciertos de bocinas la muerte del dictador que gobernó Libia con mano de hierro durante 42 años. Aun queda por averiguar, por ejemplo, el paradero de Saif el Islam, el hijo que fue el brazo polítco del dictador.
A lo largo de la mañana de ayer jefecillos locales del CNT en Sirte, dos de sus responsables nacionales y la televisión Al Ahrar, que les es afín, anunciaron primero que Gadafi había sido capturado vivo pero herido y después que había muerto a manos de los revolucionarios libios. "Es un momento histórico, es el fin de la tiranía y de la dictadura", proclamó a mediodía Abdel Hafez Ghoga, portavoz del órgano de transición. Casi en el mismo momento empezaron a circular por Internet una fotografía y un par de vídeos en los que se ve el cuerpo ensangrentado del dictador.
Ha sido, en realidad, la aviación de la OTAN la que desbarató a primera hora de la mañana el último plan de Gadafi. El derrocado líder intentaba huir de una Sirte sitiada y a punto de caer a bordo de un convoy de una quincena de vehículos equipados con ametralladoras pesadas. Un avión de combate Mirage-2000 de la fuerza aérea francesa –pero integrado en la OTAN- detectó el convoy y lo ametralló, según el ministro francés de Defensa, Gerard Longuet. Según otra versión, difundida por cadenas estadounidenses que citaban fuentes del Pentágono, fue un avión no tripulado Predator el que disparó misiles Hellfire contra la caravana de vehículos.
Medio centenar de leales a Gadafi resultaron muertos en el ataque, en el que no se utilizaron bombas porque ninguno de los periodistas que acudió al lugar vio cráteres. Gadafi pudo ser herido entonces, en la cabeza y en el estómago, pero no resultó muerto. Abandonó la carretera principal y se escondió detrás de unas tuberías de desagüe.
Es ahí donde le hallaron aún con vida los milicianos del CNT, que quisieron inmortalizar su captura con unas pintadas en una cercana subestación eléctrica. Es probable que agravasen sus heridas maltratándole y hasta pegándole un tiro en la cabeza, pero cuando le arrastraron hasta una camioneta sin techo para trasladarle a Sirte estaba aún vivo, aunque aturdido, como se le ve en un vídeo difundido por Al Yazira. Falleció al llegar a su ciudad.
El primer ministro del Gobierno rebelde, Mahmud Yibril, informó más tarde de que el primer análisis forense demostró que el dictador había muerto “de un disparo en la cabeza en un fuego cruzado entre fuerzas gubernamentales y gadafistas”.
Ambos vídeos y las imágenes del desagüe donde los rebeldes señalan que encontraron a Gadafi ayudan a reconstruir los últimos minutos de la vida del coronel, así como el relato pormenorizado de varios testigos a Reuters. "Nos llamó ratas, pero mire dónde lo encontramos", ha dicho a la agencia un combatiente del nuevo Gobierno rebelde, aludiendo a las cañerías al lado de una carretera.
El miliciano Salem Bakeer cuenta a Reuters cómo fue la captura. "Uno de los hombres de Gadafi vino hacia nosotros con el rifle en alto y rindiéndose, pero en cuanto vio mi cara empezó a dispararme". “Luego creo que Gadafi ha debido de decirles que pararan”, prosigue. "Mi jefe está aquí, mi jefe está aquí', decía el hombre [que estaba con Gadafi]. Muamar el Gadafi está aquí y está herido", relata. “Entramos y sacamos a Gadafi. Él decía: '¿Qué pasa? ¿Qué pasa?' Luego lo cogimos y lo metimos en el coche”, ha contado Bakeer, quien ha asegurado que el coronel ya tenía heridas de bala en una pierna y en la espalda cuando fue capturado.
Otros testigos del final de Gadafi han dado a Reuters una versión similar a la aportada por Bakeer, pero uno de ellos, Omran Jouma Shawan, ha añadido que al coronel lo hirió en el pecho uno de sus propios hombres.
Ya bien entrada la noche de ayer, el jefe del Consejo de Nacional de Transición, Mahmud Jibril, daba su propia (y oficial) versión. "Cuando fue localizado [Gadafi] gozaba de buena salud y llevaba un arma", aseguró. Según Jibril el derrocado presidente libio habría sido traslado entonces a un vehículo todoterreno que se vio envuelto en un intercambio de disparos a consecuencia del cual el exdictador murió de un disparo en la cabeza.
La comunidad internacional ha coincidido en señalar que la muerte de Gadafi supone el inicio de una nueva etapa en Libia. Francia es uno de los países que más se ha implicado en derrocar la dictadura. "La muerte de Gadafi cierra una página para los libios y señala el inicio de un proceso democrático", ha declarado en un comunicado el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y ha añadido que es el momento de la "reconciliación en unidad y libertad". El primer ministro británico, David Cameron, ha reaccionado recordando a las "víctimas del coronel Gadafi".
El presidente estadounidense, Barack Obama, ha destacado que el final del dictador libio es “el destino inevitable” que pueden esperar todos aquellos que se empeñan en “gobernar a sus pueblos con puño de hierro”, informa Antonio Caño. La secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, exclamó un "¡wow!" de sorpresa cuando se enteró de la captura de Gadafi. Clinton dijo hoy en una entrevista concedida a la cadena CBS en Kabul que la muerte del dictador "no garantiza el fin del conflicto" en Libia.
“Desde el 17 de febrero Gadafi había dicho a sus colaboradores que moriría en su país”, asegura Moncef Ouannes, profesor de la Universidad de Túnez y autor de varios libros sobre Libia. “Rechazó negociar con los insurgentes que en dos ocasiones le ofrecieron una salida digna”, añade. “Era un auténtico beduino y los beduinos no se van nunca de su tierra”.
Ouannes se pregunta ahora si la desaparición de Gadafi no va a “acrecentar la lucha por el poder en el CNT entre las facciones islamistas, mayoritarias entre los rebeldes, y los liberales”. "Probablemente será así y probablemente ganarán las primeras y tendremos a una Libia pintada de verde durante al menos una década”.
La muerte de Gadafi ha coincidido con la caída de Sirte, su ciudad natal y el último bastión de la resistencia a las fuerzas del CNT. Durante la toma de esa ciudad de 75.000 habitantes ha muerto Moatasim, un hijo de Gadafi, y ha sido detenido el jefe de la seguridad interior, Mansour Daou, y algunos jerarcas más del antiguo régimen. También ha muerto Abu Baker Yunis Jaber, jefe del Estado Mayor del Ejército durante 40 años, que se encontraba con el coronel, informa Reuters.
El ministro de información del Gobierno provisional libio, Mahmud Shamam, ha confirmado el fallecimiento de Mutasim. “[Ha muerto] con su padre. Puedo confirmarlo”. También se han difundido unas fotografías de su cadáver. Un periodista de Reuters afirmó horas antes haber visto un vídeo en el que se ve, tumbado en una cama, con barba y la camiseta llena de sangre, a Mutasim Gadafi. Estaba malherido, pero vivo en el momento en que se grabó el vídeo. Saif el Islam, el hijo que iba a heredar el cargo, sigue huido.
El asalto a los últimos barrios occidentales de Sirte duró, la pasada madrugada, apenas 90 minutos. El cerco se ha alargado durante más de un mes, ha provocado cientos de muertos y ha arrasado una ciudad en cuyo centro no queda un edificio en pie. Corrió a cargo de unos 9.000 milicianos que disponían de unos 1.500 vehículos equipados con ametralladoras y cañones sin retroceso.
Enfrente tenían a los más leales a Gadafi como los restos de la brigada de élite Khamis, algunos exresponsables del aparato de seguridad y un puñado de mercenarios. Todos estaban convencidos de que si caían en manos de sus enemigos serían degollados. De ahí su feroz resistencia.
Aunque estaban desplegadas por toda la ciudad, las fuerzas fieles a Gadafi se concentraron preferentemente en los barrios del Oeste porque su población, en parte procedente de Beni Walid, les era más favorable. Las milicias del CNT empezaron su asalto en septiembre por el oeste y no pudieron avanzar un ápice hasta que optaron por otro ángulo de ataque.
Esas razones explican, en buena medida, la tardanza en tomar Sirte. Con su conquista, los que se sublevaron en Bengasi hace ocho meses controlan ahora toda la Libia útil aunque es probable que se les escape aún alguna pequeña porción de desierto.
El País