Primero fueron las academias militares, más tarde los hospitales de los
tres ejércitos, luego las delegaciones provinciales de Defensa y ahora,
incluso, los cuarteles. Carme Chacón ha decidido externalizar también
la seguridad de las bases y acuartelamientos, y para ello su
departamento va a contratar los servicios de empresas privadas que
protejan, con guardas armados, las instalaciones militares.
El objetivo de Defensa, según las fuentes militares consultadas, es
evitar que las unidades del Ejército destinen un porcentaje
considerable de sus ya escasos efectivos a tareas imprescindibles pero
auxiliares, lo que mermaría aún más su capacidad operativa.
Defensa ha convocado un concurso público para la ''contratación del
servicio de vigilantes de seguridad con armas en diversas instalaciones
militares del Ejército de Tierra''. El contrato tendrá una vigencia de
un año, a contar a partir del próximo 1 de enero, y su presupuesto es
de 5,1 millones de euros. A esta cantidad hay que sumar otros 4,1
millones para la protección, también por empresas privadas, de varios
hospitales dependientes de la Inspección General de Sanidad de la
Defensa.
Fuentes del departamento que dirige Chacón han rehusado confirmar o
desmentir esta información, y se han negado a facilitar el listado de
las bases del Ejército afectadas por la externalización de la
seguridad. Sin embargo, El Confidencial ha podido saber que los
acuartelamientos que contarán con seguridad privada a partir del
próximo año se sitúan en las provincias de Madrid, Barcelona, Valencia,
Sevilla, Zaragoza, La Coruña, Mallorca, Cantabria, Burgos, Toledo,
Huesca, Huelva y Guadalajara.
Los vigilantes de seguridad -que irán armados- tendrán, entre otros
muchos cometidos, patrullar el perímetro exterior de los cuarteles,
controlar el acceso de personas y vehículos, perseguir a ''delincuentes
sorprendidos en flagrante delito'' o impedir el ''consumo ilegal de
drogas tóxicas, estupefacientes o psicotrópicas en las instalaciones
protegidas''.
La empresa adjudicataria estará obligada, por una cláusula de
confidencialidad, a mantener la máxima reserva sobre toda la
información sensible del Ejército -personal, material o instalaciones-
de la que tenga conocimiento durante la prestación del servicio, y los
vigilantes de seguridad no podrán acceder a materias clasificadas como
secretas ni a los lugares donde éstas se custodian, especialmente las
secciones de Inteligencia de las unidades militares.
Mejorar la operatividad
La primera vez que Defensa externalizó los servicios de seguridad de
una unidad fue en 2001, siendo ministro Federico Trillo, pero se
trataba de un centro de enseñanza: la Academia General Militar de
Zaragoza, donde se forman los futuros oficiales del Ejército de Tierra.
La medida, sin embargo, provocó una gran polémica y fue acogida con
recelo por el PSOE -entonces en la oposición-, que criticó al Gobierno
de José María Aznar por tratar de privatizar la defensa.
''El Ejército está estudiando cuál debe ser la dimensión adecuada de
ese proceso'', dijo entonces Trillo ante el aluvión de reproches por la
contratación de empresas privadas de seguridad, ''pero todos estamos de
acuerdo en que nunca debe incluir la vigilancia de establecimientos
militares o estratégicos, que tienen que seguir custodiados por
soldados''. Pero no ''todos'', a juzgar por la decisión adoptada ahora
por Chacón, compartían ese criterio.
Fuentes militares consultadas por este periódico señalan que la
externalización de servicios en los cuarteles está justificada cuando
se trata de tareas secundarias -cocina, limpieza, jardinería...- que
antes realizaban los soldados de reemplazo y que ahora se encargan a
empresas privadas para mejorar la operatividad de las unidades,
formadas exclusivamente por militares profesionales tras la supresión
de la mili obligatoria. Pero una cosa es subcontratar los trabajos
auxiliares que garanticen el funcionamiento de los cuarteles y otra
bien distinta ''desnaturalizar la profesión militar'', según esas
fuentes.
''A este paso no tardará en llegar el día en que los militares
profesionales sólo nos dedicaremos a participar en misiones
internacionales, a hacer maniobras o a pegar tiros, porque todo lo
demás lo podrán hacer empresas privadas. ¿Quién nos iba a decir hace
unos años que las guardias las harían civiles en vez de soldados?'', se
preguntan con cierta sorna las citadas fuentes.
Otras fuentes, sin embargo, justifican la externalización de los
servicios de seguridad en la escasez de efectivos para cubrir los
destinos operativos y las unidades de combate del Ejército. ''Si la
tropa se dedica a la cocina, la limpieza y las guardias, no habrá
soldados suficientes para enviar al exterior. ¿De dónde los sacaremos
si el Gobierno está dispuesto a doblar la cifra de militares en
misiones internacionales a partir del año que viene?'', se preguntan.
Chacón, en efecto, anunció la semana pasada en el Congreso que pretende
suprimir el límite actual de 3.000 soldados para operaciones fuera de
nuestras fronteras. La ministra de Defensa admitió que ese límite ha
quedado ya ''obsoleto'', y que a partir de 2009 la única limitación
vendrá marcada por la ''capacidad de despliegue de nuestras Fuerzas
Armadas'', que cifró en torno a los 7.700 efectivos.
http://www.elconfidencial.com/cache/2008/12/15/espana_73_chacon_contrata_vigilantes_seguridad_armados_proteger_cuarteles.htm