Algunos han podido negociarlo, pero a otros, llámese guardia, turno, cuadrante, ronda o destino, les ha tocado trabajar esta noche. Son muchos los que recibirán las campanadas al pie del cañón para que otros festejen tranquilos. Hemos hablado con seis de ellos para ver como se reciben las campanadas de guardia.


El bombero

No hay noche tranquila


Cristóbal Latorre, caporal, es uno de los nueve bomberos que estará de guardia esta noche en el parque de Tarragona. Tiene 43 años y trabaja como bombero desde hace 19. Los turnos se organizan por equipos, así que el suyo sabía desde principios de año que le tocaría trabajar esta noche. Entran a trabajar a las 8 de la mañana de hoy y salen mañana a las 8 de la mañana.

Su trabajo es impredecible, pero asegura que en un parque importante como éste, no hay noches tranquilas y rara vez bajan de los 5 o seis servicios. Entre todos se han esmerado en preparar un menú especial que esperan poder tomarse juntos, porque alguna vez les ha tocado dejar la mesa puesta y salir corriendo. Eso sí, que nadie se los imagine deslizándose por una barra como en las películas, porque en el parque de Tarragona no hay, prefieren las escaleras que son más seguras y casi igual de rápidas.

Los incidentes en nochevieja suelen ser más bien en la madrugada y suelen estar relacionados con accidentes de tráfico. A pesar de todo, Latorre no olvida el 1 de enero de unos años cuando se quemó una tienda de aparatos electrónicos en la calle Prat de la Riba. Fue un fuego complicado para el que les llamaron justo después de tomarse las uvas y estuvieron trabajando durante horas. El ambiente era muy tóxico y a un compañero suyo tuvieron que sacarle «in extremis» cuenta.

Su familia, especialmente sus dos hijas de siete y tres años tienen muy asumido su trabajo y saben que «es lo que hay», dice.

La médica

Urgencias de verdad


Luisa Mateo tiene 33 años y es una de los trece médicos de distintas especialidades que están de guardia esta noche en el Hospital Universitari Joan XXIII sólo en el servicio de urgencias. La guardia comienza hoy a las nueve de la mañana y termina mañana a la misma hora. Le toca la zona donde se encuentran los pacientes más delicados, así que no siempre pueden estar pendientes de las campanadas. Cenan lo que se cocina en la propia cocina del hospital, que en otras oportunidades ha hecho un guiño poniéndoles algún postre especial. Cuando las circunstancias lo permiten, los médicos y enfermeras que están de guardia en el servicio procuran reunirse para tomar las uvas.

Tiene una hija de dos años, pero la familia ya tiene asumido que le toca trabajar muchos días señalados. De hecho le ha tocado guardia otras nocheviejas. Recuerda especialmente una de las primeras en que le tocó atender a muchos enfermos con una intoxicación alimentaria.

Explica que los pacientes que llegan este día «suelen apurar bastante», es decir, suelen ser auténticas urgencias porque nadie quiere estar en el hospital en días así. «No suelen venir banalidades», comenta


El agente de Guàrdia Urbana

Uvas antes de salir de casa


Manel es Guàrdia Urbano. Tiene 41 años y lleva 21 en la institución , así que sus hijos también tienen bastante asumido lo de las guardias. Se organizan de forma parecida a los bomberos, así que sabía desde hace tiempo que le tocaría trabajar. Este día procura cenar en casa y se toma las uvas por adelantado con los suyos. Los agentes que están de guardia procuran reunirse 5 minutos en comisaría justo para tomarse las uvas, aunque no siempre es posible. Aquí la noche suele ser tranquila hasta después de las doce, cuando comienzan los de desplazamientos.



La farmacéutica

Calma y mucha sal de frutas


Esta noche habrá dos farmacias de guardia en la ciudad de Tarragona, serán la Domingo, ubicada en la Rambla Nova 54 y la Plana- García en el barrio de La Granja, calle Sant Benilde número 10. Las guardias las organiza el Col·legi de Farmacèutics y les toca abrir por las noches cada 21 días.

En la farmacia de La Granja la farmacéutica que estará de guardia cuenta que desde la eliminación de las urgencias nocturnas en los centros de atención primaria las noches son bastante tranquilas. A esas horas les llega un poco de todo, desde quien se había olvidado de comprar una receta hasta el que buscaba cualquier producto de parafarmacia. De cualquier forma, el auténtico clásico de estas fechas navideñas son los medicamentos que favorecen la digestión. Los antiácidos y las sales de frutas no fallan.

La farmacéutica que atenderá la ventanilla no planea ninguna cena ni brindis especial «es una guardia más», señala.


Los vigilantes

Ronda en compañía


Javier Fernández, vigilante privado de seguridad de 44 años de edad lo tiene clarísimo: «Tal como están las cosas, mejor recibir el año trabajando que en la cola del paro». Él y su compañero Luis Miguel Domínguez compartirán guardia esta noche en una empresa química ubicada en La Pobla de Mafumet que funciona las 24 horas. Aunque la maquinaria sigue operando, ellos son los únicos en la planta ese día.

Aunque no estarán con la familia, lo cierto es que ambos son gallegos y buenos amigos desde hace tiempo. Esta noche, si todo va bien, tendrán para cenar marisco y una buena carne gallega que han traído de su tierra.

Javier cuenta que le ha tocado trabajar muchas veces este día y se alegra de que al menos esta vez estará acompañado, porque se ha pasado otras nocheviejas con la única compañía de la radio.

Luis Miguel explica que tiene una niña de cinco meses y su mujer ya está acostumbrada a los avatares de su trabajo. En la empresa de seguridad donde trabajan habrá esta noche 60 vigilantes de guardia en diferentes puntos. Generalmente logran ponerse de acuerdo para repartiese los festivos.

El cocinero

Cena para 231 a contrarreloj


Omar Morales tiene 30 años y es el jefe de cocina del hotel Ciutat de Tarragona. De origen mejicano lleva ocho años en España. Esta noche le tocará dar de cenar a 231 comensales.

Sólo en la cocina, sin contar camareros, le acompañarán seis cocineros y tres auxiliares de limpieza. La mayoría ya ha trabajado más festivos este año y no ha parado de dar comidas de empresa desde principios de diciembre.

Cuenta Morales que estos últimos días ya comienzan a ser estresantes porque tienen que manejar todo el volumen de productos frescos que les llegan.

La cena de esta noche la comienzan a preparar desde las 10 de la mañana. Se prepara anticipadamente todo lo que se puede, como las doce uvas presentadas en una bolsita, pero, como siempre, hay muchas cosas que se deben hacer en el momento, como el postre, que le trae un poco de cabeza porque mezcla texturas frías y calientes.

Una de las dificultades con las que tienen que lidiar es que los clientes llegan a su ritmo, pero todos quieren haber cenado a las doce de la noche.

Afortunadamente, para esa hora, alrededor del 85% de su trabajo ya está terminado, así que se pueden tomar las uvas en la cocina escuchando la radio.

Una vez acabado el trabajo, el que quiera se puede quedar a cenar o irse con la familia. Esto último es lo que hará Omar, para estar con su esposa que, asegura, se lo toma con filosofía.

Pero aquí no acaba todo, de madrugada hay que servir la coca con chocolate. De hecho un año le llamaron porque se presentó una emergencia: el chocolate no espesaba. Tuvo que regresar al hotel a resolverlo... Gajes del oficio.