Somalia, cuando el arte de la guerra se convierte en un buen negocio
Más de 200 empresas de seguridad privada operan a la caza de bucaneros en las costas del Índico (cerca de un 80%, británicas). Su coste, cerca de 5.000 dólares al díaAFP
Un presunto miembro de Al Shabab detenido en Mogadiscio la pasada semana Módulos prefabricados y polvo a la entrada. Si nos atenemos al aspecto exterior, el complejo residencial «Bancroft Global Development» gozaría de pocos premios internacionales al diseño. Sin embargo, los beneficios económicos y políticos de este barracón militar -perteneciente a la compañía del mismo nombre y situado a apenas a unos metros del aeropuerto de la capital de Somalia, Mogadiscio- no son escasos. Su polémica misión, pese a que oficialmente goce de un estatus más próximo al de organización humanitaria, es la de entrenar a las tropas y capacitar a los militares que combaten a la milicia islamista de Al Shabab.
Solo en el periodo 2010-2011, esta compañía estadounidense compuesta en el terreno por cerca de 40 exmilitares franceses, norteamericanos, sudafricanos y escandinavos ingresó cerca de siete millones de dólares por sus servicios a las tropas de la Unión Africana. Una tendencia -la privatización del conflicto somalí- con numerosos competidores ya en el mercado. Aunque la mayoría de ellos prefiera ahora mirar hacia el mar.
«A día de hoy, la mitad de los buques que navegan por aguas del Índico utilizan seguridad privada para garantizar su protección. Hace un año tan solo era el 25%», asegura Andrew Mwangura, coordinador del Programa de Asistencia a Marineros para el Este de África. Y es que el dinero llama al dinero. Frente a los 170 millones de dólares en rescates que generó la piratería en 2011, la Asociación de Seguridad de la Industria Marítima (Sami) estima que más de 200 empresas de seguridad operan contra los bucaneros en la costa de Somalia (cerca de un 80%, británicas).
De igual modo, un reciente informe de la organización «One Earth Future» denunciaba que, solo en 2011, las compañías navieras gastaron al menos 1.100 millones de dólares en seguridad privada para sus barcos en el Índico (el coste de un equipo compuesto por cuatro personas se acerca a los 5.000 dólares diarios).
Falta de regulaciónSin embargo, la falta de capacitación o la virulencia excesiva son las únicas garantías de buena parte de estas «gallinas de los huevos de oro». Como asegura el analista James Wilkes, una «gran mayoría» de las compañías de seguridad contratadas no cumplen con las normativas vigentes y las directrices de la industria. En algunos casos, apenas cuentan con licencias de armas o seguros.
Aunque, eso sí, ingenio no les falta. Pese a que desde 1992 impera un embargo de armas en Somalia por parte de Naciones Unidas, en la actualidad, cerca de una docena de buques operan como arsenales flotantes en la región (alrededor de la mitad se encuentran en el Mar Rojo, tres en las cercanías de los Emiratos Árabes Unidos y un par en Madagascar). ¿El objetivo? Servir de suministro bélico a estas compañías de seguridad. Todo ello, bajo el flagrante vacío legal que impide su persecución y enarbolando, siempre y como excusa, la bandera del éxito:
Pese a que el número de ataques pirata en aguas del Índico se ha incrementado (de 219 acciones armadas en 2010 se pasó a 237 en 2011), su efectividad ha disminuido pavorosamente: el pasado año, tan solo un 12% condujeron a la captura de la tripulación, frente al 50% de éxito que conllevaba este tipo de ataques en 2008.
Así que dado este «laissez-faire» de la comunidad internacional, no resulta extraña la apertura de nuevos mercados. El pasado día 21, un avión fletado (según la prensa local) por la compañía de seguridad Salama Fikira «dejaba caer» en las cercanías de la localidad de Adador, un fardo con cerca de un millón de dólares en efectivo. El alijo formaba parte del pago del rescate de la británica Judith Tebbutt, una ciudadana británica secuestrada a mediados de septiembre en la frontera entre Somalia y Kenia. Curiosamente, la entrega se produjo un día antes de que la Unión Europea autorizara el ataque a las bases de los piratas.
ABC