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La Generalitat tiene más de 10.000 multas sin cobrar por colarse en el tren Un fornido individuo de un par de metros de altura se encara con el guardia de seguridad de la estación ferroviaria de Sants. "¿Tú y yo?", le espeta con tono amenazador, al tiempo que dispone sus puños y brazos en ademán pugilístico. El vigilante estira un brazo, impone una distancia de seguridad. "Aquí no se puede beber cerveza". Sobre todo del gollete de una botella de un litro de capacidad. El interventor aprieta contra el pecho y la corbata su pequeña carpeta con sus formularios de sanciones y retrocede cuatro pasos.
Los interventores del servicio de Rodalies de Renfe están hartos de estas escenas. Lamentablemente, ya son cotidianas. Las agresiones a los interventores son tan habituales que Renfe está diseñando un nuevo plan de seguridad para acabar con ellas. Y los interventores sopesan la posibilidad de mirar para otro lado, de hacerse los tontos. La primera medida del nuevo plan es reforzar la presencia de vigilantes jurados en la principal estación de Catalunya. En Sants, desde ayer mismo, donde haya un interventor, habrá siempre un vigilante.
"¿Tú también? ¿Los dos contra mí?", suelta el individuo a un segundo guardia de seguridad que aparece en escena, cerrando de nuevo sus amenazantes puños. "Podéis quedaros la cerveza. Yo me largo...". Según informan fuentes de los comités de empresa de Barcelona, muchos interventores de Rodalies, y también algunos de media distancia, están ya tan hartos de estas escenas lamentablemente cotidianas, de que les insulten, agarren de la corbata, suelten un puñetazo, que planean una huelga de celo.
"Hace años que esquivo los líos -cuenta un interventor, después de que el individuo de puños amenazantes se perdiera entre el gentío-. Me bañaron en cerveza. Tuve que encerrarme en un compartimento... La gente ya no nos respeta. Le pides el billete y te insultan, y si no tienes en la espalda un vigilante tratan de pegarte. Porque no quieren pagar, hay crisis, el servicio no funciona como debería, les da la gana... Es que le dices a la gente que no ponga los pies en el asiento y te insultan. Vas a trabajar con miedo".
Y es que hace pocos fines de semana un interventor acabó en el hospital de Mollet del Vallès después de que un grupo de jóvenes que regresaba de juerga le rompiera la nariz y le produjera varias contusiones por todo el cuerpo y además unos cuantos cortes en la espalda. Todo por pedirles el billete. Numerosos interventores se concentraron antes de ayer en Sants para protestar contra la última agresión, que no fue la citada en la línea R3, sino una más reciente junto a los torniquetes de la céntrica estación barcelonesa. Los interventores de Rodalies no tienen la intención de dejar de informar a los viajeros, ni de negarse a expender un billete a quien lo solicite. Pero sí están dispuestos a dejar de pedirlos, a alejarse de las situaciones potencialmente conflictivas. Como poner una multa a un viajero que se ha colado. De hecho, según fuentes sindicales, esta misma semana han dejado de hacerlo en las líneas que comunican las estaciones de Sant Andreu Arenal y Vic y las de Manresa y Terrassa.
Estos son los últimos itinerarios de las cercanías barcelonesas en los que de manera habitual pueden encontrarse interventores sin compañía recorriendo los vagones. Los interventores continuarán avisando al maquinista de que ya puede arrancar de nuevo el convoy, de que ya se han bajado todos los que se querían bajar, una circunstancia especialmente delicada en estos tramos. Pero no le pedirán el billete a nadie. Y tampoco rogarán a los incívicos que retiren los pies de los asientos.
Los interventores dicen que su miedo crece desde hace un año, cuando un vigilante falleció en la estación de Castelldefels durante un altercado. Desde entonces, denuncian, las agresiones se han multiplicado. "Y las buenas palabras de la empresa y la Generalitat no están dando resultados". Renfe recuerda que cada año invierte en seguridad 10 millones de euros, y que desde el 2010 la Generalitat destina a este concepto una partida de más de dos millones.
"Trabajamos con las policías locales y los Mossos d'Esquadra", subrayan desde la empresa. Los interventores, en voz baja, sin ganas de airear sus penurias, a pie de raíl, lamentan que tengan que trabajar de la mano de vigilantes, extremo que no siempre es posible... "Le llamas la atención a alguien en una estación -dicen-, te suelta un empujón, te agarra de la corbata, te da un puñetazo... y se larga. Y tú, pues llamas a seguridad, pones una denuncia ante los Mossos, pero la mayoría sale impune".
http://www.lavanguardia.com/sucesos/20120322/54275908850/revisores-renfe-agresiones.html