Dos muertos, uno de ellos una menor de 15 años, en un tiroteo cerca de Albacete
Autor
Mensaje
Vindi Usuario Baneado
Mensajes : 9913 Registro : 08/09/2008 Positivos recibidos : 95
Tema: Dos muertos, uno de ellos una menor de 15 años, en un tiroteo cerca de Albacete Dom 21 Oct 2012 - 9:59
Dos muertos, uno de ellos una menor de 15 años, en un tiroteo cerca de Albacete Dos personas han muerto y otra ha resultado herida en un tiroteo ocurrido esta tarde en calle Asensio de la pedanía albaceteña de El Salobral, según ha informado la Delegación del Gobierno en Castilla-La Mancha. El tiroteo ha ocurrido a las 19.20 horas y uno de los fallecidos es una menor de 15 años, informan fuentes de la investigación.
Además de los dos muertos, hay un varón con un disparo de bala en un hombro que ha entrado en el Complejo Hospitalario Universitario de Albacete, cuya vida no corre peligro, ya que el pronóstico es herido leve. La agencia Europa Press informó de un tercer fallecido "por un error en la fuente informante", aunque más tarde rectificó y dejó en dos el saldo de víctimas mortales.
Hasta el lugar de los hechos se han desplazado tres dotaciones de UVI móvil y, más tarde del Servicio de Intervención Rápida (SIR) de la Guardia Civil y fuerzas de paisano de la institución armada y miembros de la Policía Local, que han equipado al personal sanitario con chalecos antibalas porque se está trabajando en la localización y búsqueda del presunto asesino.
Por esto, las Fuerzas de Seguridad han prohibido la entrada a la pedanía albaceteña, situada a 15 kilómetros al sur de Albacete capital. En estos momentos busca en el campo, en concreto en uno de los maizales próximos al pequeño núcleo de población.
Mensajes : 401 Localización : Zaragoza Habilitación : VS Profesión : Vigilante de seguridad Registro : 27/04/2012 Positivos recibidos : 34
Tema: Re: Dos muertos, uno de ellos una menor de 15 años, en un tiroteo cerca de Albacete Dom 21 Oct 2012 - 19:36
Un mecánico mata a tiros a una niña y a un hombre y hiere a otro en Albacete Juan Carlos Alfaro, mecánico de 39 años. Alfaro supuestamente habría trabado una relación con la menor, de nombre Almudena, que derivó en compulsiva .
Según vecinos de El Salobral, el acoso a la niña era tal que incluso pesaba sobre él una orden judicial de alejamiento, que Alfaro quebrantó durante las pasadas fiestas, por lo que fue detenido por la Guardia Civil. La menor y sus padres no querían ni verle, lo que pudo desatar este sábado la enloquecida carrera asesina de Juan Carlos por las calles de la pedanía. El homicida es también vecino de El Salobral, reside en la casa de sus padres y actualmente se hallaba desempleado.
Situado a unos 14 kilómetros al sur de la capital albaceteña, el pueblo se encontraba esta madrugada rodeado por efectivos de la policía y la Guardia Civil, que buscaban al asesino entre maizales de los alrededores en medio de las fuertes lluvias que han caído sobre la localidad y han convertido casi en intransitable la carretera de acceso. Sobre las cinco de la mañana, siete patrullas apostadas en una gasolinera impedían la entrada al pueblo, informa Cristóbal Manuel.
Horas antes, los agentes habían logrado rodear a Alfaro, pero logró zafarse de los agentes y supuestamente se escondió en el campo, donde desde entonces se ha centrado la búsqueda.
Mientras desarrollaban la batida, los agentes pidieron a los cerca de 1.400 habitantes de la pedanía que permanecieran en sus casas, cerraran las puertas y se alejaran de las ventanas. El asesino iba armado con un rifle y una pistola. Y detrás había dejado dos cadáveres, el de la joven Almudena y el de Agustín, y también a un herido grave, el de otro vecino de la localidad que se topó con él en la calle cuando Alfaro huía.
Aunque la secuencia de hechos era anoche confusa, vecinos de la localidad informaron de que el autor de los disparos, que responde al apodo de El Fraguel, se dirigió en coche al centro del pueblo provisto de un rifle y una pistola. Es aficionado a la caza y posee licencia de armas. En la céntrica calle de Asensio, cerca de la iglesia parroquial, halló a la menor, Almudena, a la que descerrajó varios disparos. Inmediatamente después abrió fuego contra una segunda persona, de nombre Agustín, de 40 años, y que caminaba casualmente por la zona. Ambas víctimas no tenían relación entre sí. Seguidamente, Juan Carlos disparó también contra una tercera persona, un hombre que recibió un disparo en un hombro y con el que casualmente también se había topado en la calle. Quedó ingresada en un hospital de Albacete, según explicó el alcalde pedáneo, el socialista Ángel Sánchez. El regidor comentó a EL PAÍS que tanto la familia de Alfaro como las de las dos víctimas “eran normales y corrientes, de las que nunca antes se había oído decir nada malo”.
Vecinos de la Calle Mayor, muy cercana al lugar de los hechos, escucharon hacia las siete y media de la tarde “bastantes disparos” y poco después “gritos y llantos de los familiares” de la adolescente. “Pero cuando intentamos salir a la calle para ver qué pasaba y ayudar, la policía, que llegó rápido, nos dijo que nos quedáramos en nuestras casas”, describió una vecina en conversación telefónica.
En el municipio cundía anoche el miedo. Juan Carlos Alfaro seguía suelto y, a juzgar por cómo actuó con sus tres víctimas, estaba fuera de sí y podía disparar a cualquiera indiscriminadamente, como hizo con la menor y sus otras dos víctimas. El herido tuvo suerte: su vida no corría peligro, según fuentes hospitalarias.
Una vecina contaba anoche, aun compungida, que el presunto autor del doble crimen llevaba tiempo pretendiendo mantener relaciones con la menor y que tanto ella como sus padres se oponían férreamente.
Tema: Re: Dos muertos, uno de ellos una menor de 15 años, en un tiroteo cerca de Albacete Lun 22 Oct 2012 - 7:58
El asesino de una niña y un hombre en Albacete confesó por teléfono Vecinos de El Salobral creen que el supuesto asesino, de 39 años, pretendía a la menor El hombre permanece fugado y el pueblo está cercado por policías y Guardia Civil El instituto armado habla de una "relación sentimental consentida" entre el huido y la niña La Guardia Civil peinando un maizal en las labores de búsqueda. / CRISTÓBAL MANUEL
La Guardia Civil sigue buscando por los alrededores de la pedanía albaceteña de El Salobral a Juan Carlos Alfaro, de 39 años, presunto asesino de una niña de 13 años, Almudena, y de Agustín Delicado, de unos 40, abatidos a tiros ayer sobre las siete y media de la tarde en la calle Asensio. Otro hombre resultó herido leve antes de que el homicida, apodado El Fraguel en el pueblo, se diera a la fuga. La Guardia Civil ha pasado la noche peinando los maizales, aldeas y cortijos que rodean El Salobral, sin éxito. El hombre, aficionado al tiro olímpico y con licencia de armas, lleva consigo un fusil de asalto y una pistola. La persecución está en marcha con unos 40 efectivos de la Guardia Civil. Esta ha explicado en una nota que el autor de los disparos y la menor "mantenían una relación sentimental consentida lo que provocó diferentes denuncias cruzadas con la familia de la chica".
Alfaro disparó a la niña en la calle Asensio. Era la víctima que buscaba. Tras disparar contra ella la pistola y matarla en el acto, telefoneó a la Guardia Civil para confesar el crimen. Luego se dio a la fuga, regresó a su domicilio donde cogió un arma larga y, de nuevo, disparó y mató a Agustín Delicado, de 40 años, camionero en paro, quien estaba fumando un cigarro en la puerta de su casa. Mientras proseguía la fuga, se topó con el marido de la abuela de la niña que le obsesionaba, al que también disparó, aunque con menos puntería, ya que le alcanzó en el hombro y el desenlace no fue fatal. En total se han recogido una docena de casquillos de bala.
Tras el aviso del propio autor de los disparos, la Guardia Civil se personó en el pueblo. Tras comprobar el doble crimen, el instituto armado telefoneó al ahora huido, quien contestó al móvil y aseguró que no pensaba entregarse. Luego los agentes han intentado contactar de nuevo con él, pero no ha sido posible. No constaba ningún informe negativo de tipo psicológico ni ninguna orden de alejamiento ni antecedentes penales. Los accesos al pueblo están cerrados y la Guardia Civil y el alcalde, Ángel Sánchez, siguen recomendando a los vecinos que no salgan de sus casas por si acaso. Sánchez relata que durante la noche han acompañado a sus domicilios a muchos vecinos asustados ante la posibilidad de encontrarse con el asesino, mecánico de 39 años pero en paro en la actualidad, y una persona muy habilidosa con las armas.
El origen de los asesinatos está en una especie de obsesión compulsiva de Alfaro con la menor, con quien, como dice la Guardia Civil, mantendría una relación sentimental consentida pero con la oposición de la familia de ella. Según los vecinos del pueblo la familia de la adolescente se oponía absolutamente a ese vínculo, aunque fuentes oficiales descartan que se llegara a pedir una orden de alejamiento para que el homicida no se acercara a Almudena.
Según vecinos de El Salobral, el acoso a la niña por parte de Alfaron era intenso. La menor y sus padres no querían ni verle, lo que pudo desatar este sábado la enloquecida carrera asesina de Juan Carlos por las calles de la pedanía. El homicida es también vecino de El Salobral, reside en la casa de sus padres y actualmente se hallaba desempleado. La madre de la menor, muy nerviosa, ha explicado este domingo que la familia había interpuesto varias denuncias contra Alfaro. La mujer, que se ha acercado a una gasolinera a la entrada del pueblo, le ha dicho a la Guardia Civil que el huido tiene un cortijo por los campos cercanos, donde estaba segura de que se escondía.
Situado a unos 14 kilómetros al sur de la capital albaceteña, el pueblo sigue rodeado por efectivos de la policía y la Guardia Civil, que buscan al asesino entre maizales de los alrededores en medio de las fuertes lluvias que han caído sobre la localidad y han convertido casi en intransitable la carretera de acceso. Sobre las cinco de la mañana, siete patrullas apostadas en una gasolinera impedían la entrada al pueblo, informa Cristóbal Manuel. Horas antes, los agentes habían logrado rodear a Alfaro, pero logró zafarse de ellos y supuestamente se escondió en el campo, donde desde entonces se ha centrado la búsqueda. Hoy se han sumado a la batida los helicópteros del Servicio Aéreo de la Guardia Civil.
Mientras desarrollaban la batida, los agentes pidieron a los cerca de 1.400 habitantes de la pedanía que permanecieran en sus casas, cerraran las puertas y se alejaran de las ventanas. El asesino iba armado con un rifle y una pistola. Y detrás había dejado dos cadáveres, el de la joven Almudena y el de Agustín, y también un herido grave, el de otro vecino de la localidad que se topó con él en la calle cuando Alfaro huía.
Vecinos de la Calle Mayor, muy cercana al lugar de los hechos, escucharon hacia las siete y media de la tarde “bastantes disparos” y poco después “gritos y llantos de los familiares” de la adolescente. “Pero cuando intentamos salir a la calle para ver qué pasaba y ayudar, la policía, que llegó rápido, nos dijo que nos quedáramos en nuestras casas”, describió una vecina en conversación telefónica. http://politica.elpais.com/politica/2012/10/20/actualidad/1350761114_627738.html
ALFREDOG Usuario Veterano
Mensajes : 401 Localización : Zaragoza Habilitación : VS Profesión : Vigilante de seguridad Registro : 27/04/2012 Positivos recibidos : 34
Tema: Tema: Re: Dos muertos, uno de ellos una menor de 13 años, en un tiroteo cerca de Albacete . Lun 22 Oct 2012 - 19:46
El asesino de El Salobral, acorralado, abre fuego contra la Guardia Civil
La Guardia Civil ha cercado esta mañana en los alrededores del pueblo de El Salobral a Juan Carlos Alfaro, el presunto homicida de la menor de 13 años. Alfaro, que ha abierto fuego contra los agentes, estaba obsesionado con la chica y su familia había denunciado amenazas. Ayer, decenas de agentes peinaron, con la ayuda de perros y de un helicóptero, cada metro cuadrado de los alrededores de la pedanía albaceteña. El hombre que mató el sábado a una adolescente de 13 años, Almudena, de la que decía estar enamorado, y a otro vecino del pueblo, Ángel Delicado, es peligroso. Va armado con un fusil y una pistola. Y es un excelente tirador. Alfaro ha sido localizado cerca de unos terrenos que pertenecen a su familia. En la zona que su madre había señalado a la policía.
La familia está desgarrada por una muerte que creen que pudo evitarse. “La ha reventado. ¡Con cuatro tiros, la ha reventado! ¡A mi niña! ¡Yo sabía que esto iba a pasar y lo dije! ¡Lo dije y nadie me hizo caso! Ahora ya es tarde”. Adela, la madre de Almudena está desolada. En el Instituto Anatómico Forense del Hospital Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, donde espera a que a su hija se le practique la autopsia para poder enterrarla, los terribles gritos de dolor no tienen solo que ver con la muerte, sino también con la impotencia. Ella y el resto de su familia sabían que un loco de 39 años estaba obsesionado con su pequeña de 13 y que podía ser peligroso.
Lo que tanto temían sucedió el sábado. Alfaro, mecánico en paro, conocido como El Fraguel, experto tirador y con 15 armas en casa, cogió una pistola y salió a matar a Almudena, de quien, según decía, estaba enamorado. Ella paseaba con unos amigos por el centro de El Salobral, una pequeña pedanía con poco más de 1.000 habitantes a 14 kilómetros de Albacete, cuando Juan Carlos le salió al paso. Eran las siete y veinte de la tarde, más o menos. Le descerrajó cuatro tiros con la pistola en una calle La Luz, una pequeña callejuela, y salió corriendo en dirección a su casa, según las versiones de los vecinos. En ese momento llamó al servicio de Emergencias y les informó de que había matado a la adolescente.
Después entró en su casa, en una de las esquinas de la Plaza Mayor, frente a la iglesia del pueblo, y cogió un rifle. Con él en mano, se dirigió a la calle Mayor y lanzó una ráfaga de tiros hacia delante. Hasta 15 impactos de bala pueden verse aún en los edificios del fondo. Una de ellas alcanzó a un vecino que había salido al portal de su casa a fumar un cigarro para no molestar. Era Ángel Delicado, de 40 años, conocido como Pepsicolo, camionero en paro con una niña de 11 años. Murió en el acto.
En ese momento estaba hablando con él su vecino de portal, Francisco Martínez. “Casi ni le vimos”, señala. “Estábamos hablando tranquilamente uno frente a otro cuando comenzamos a escuchar los tiros. Cuando miré, Ángel estaba en el suelo”. Casualmente, el marido de la abuela de Almudena entraba en coche en ese momento por la calle Mayor. A él también le alcanzó uno de los tiros, pero tuvo más suerte que Delicado. Resultó herido leve en un brazo y fue dado de alta el sábado de madrugada. Almudena vivía con él y con su mujer. El domingo esperaba conmocionado el cuerpo de Almudena en el mortuorio del hospital, con el brazo en cabestrillo, junto a su mujer y la madre de Almudena.
Alfaro se fue corriendo. La Guardia Civil cree que huyó a pie. No lo hizo, desde luego, ni en su coche ni en su moto -los agentes tienen ambos controlados-, aunque tampoco pueden asegurar que no haya usado el vehículo de algún amigo para huir. La noche de los dos asesinatos era oscura y llovía a mares, lo que facilitó que pudiera esconderse y escapar. Los agentes lo llamaron por teléfono para tratar de que se entregara. Hablaron con él, pero sin éxito. A las 11 de la noche desconectó el teléfono. Ahí se pierde su rastro. Este domingo la búsqueda fue especialmente cuidadosa por la zona por la que supuestamente habló por el móvil por última vez, pero no lograron encontrarlo hasta el lunes por la mañana.
Alfaro sembró el pánico en el pueblo. Después del triple ataque, la Guardia Civil cerró los accesos a El Salobral y recomendó a todos los vecinos que no salieran de casa. Algunos de ellos, con miedo de que el homicida pudiera aparecer en cualquier calle, pidieron a los agentes que les acompañaran a casa, según explica el alcalde, Ángel Sánchez. La Consejería de Educación ha decidido suspender las clases del lunes en el colegio de El Salobral y en el IES de Aguas Nuevas (Albacete), donde cursaba sus estudios la menor.
La familia de Almudena asegura que se trata de la crónica de una muerte anunciada, que habían interpuesto denuncias ante la Guardia Civil y la Policía Nacional pidiendo que Alfaro se alejara de su hija, y que nadie les ha ayudado hasta que ha sido ya demasiado tarde. Fuentes del instituto armado confirman que existían denuncias de la familia: una ante la policía y otras tres ante la Guardia Civil desde febrero. A su vez, el homicida también había presentado tres denuncias contra la madre y la familia. Las mismas fuentes indican que a las denuncias se les dio el curso correspondiente y que se enviaron al juez. Indican que la mayoría eran por amenazas y que en el único caso en el que la familia hablaba de una relación entre Alfaro y la niña, se dio traslado de esa información a la Fiscalía de Menores.
La familia insiste en que nadie les hizo caso a pesar de que ellos advirtieron de que cualquier cosa podía pasar. Almudena comenzó a ver a Alfaro hace ya dos años. Ella tenía entonces 11 años. Él, 37. “Ella era una niña muy rockera, le gustaba mucho la música, y él la engatusó por ese lado”, recuerda Jose, una prima de la abuela de la víctima. “Se la llevaba a casa y se ponían a escuchar discos”. Poco a poco, Alfaro se fue obsesionando con la niña, según la familia de ella, hasta volverse completamente loco.
“Decía que estaba enamorado, que quería estar con ella, protegerla del mundo”, relata Jose. “Y mira cómo la ha protegido”. La madre y la abuela de la menor no querían que Alfaro viera a su pequeña. Desde el principio consideraron como algo patológico y enfermo esta obsesión de un hombre de casi 40 años por una niña de 11. Hablaron con él, Con su familia. Pero no sirvió de nada. En un momento dado, él comenzó a amenazarles: “Soy francotirador y os voy a matar a todos para quedarme con ella”, dijo a Adela, la madre de Almudena, según el relato de Jose.
“Iba a buscarla al colegio, a esperarla debajo de su casa… estaba totalmente desquiciado”, explica otra amiga de la familia. “Y no siempre iba de buen plan. A veces la llamaba p*** y zorra delante de sus compañeros de colegio”. Un punto oscuro es hasta dónde la niña estaba dispuesta a mantener una relación con él. Algunas de las personas cercanas sostienen que a ella le parecía inofensivo, que quería estar con él, que en ocasiones se escapaba para verlo y que incluso le escribía cartas que después le enviaba a través de algún amigo. Otros dicen que ella ya no quería verlo. En todo caso, todos insisten en un punto básico: era una niña de 11 años cuando lo conoció y apenas de 13 años cuando él la mató. Alfaro le triplicaba la edad.
La familia asegura que, cuando denunciaban, les decían que si no había indicios de abusos sexuales y ella quería verle, no podían hacer gran cosa. Adela se encaró con él hace poco y él le plantó una denuncia por amenazas de muerte. “A ella ya le daba todo igual”, relata una amiga que espera a la autopsia en el Instituto Anatómico Forense. “Solo quería proteger a su hija. Tenía mucho miedo. Y, visto lo visto, tenía razón”. Alfaro tenía licencia de armas en vigor tipo E, D y F y tenía 15 en casa. Todas legales: escopetas, un rifle y una pistola de calibre nueve milímetros parabellum.
La mayoría de los vecinos que estaban el domingo por las calles de El Salobral dicen que los padres de Alfaro son gente normal y sencilla, pero que los hijos llevan una vida extraña. Dos de los hermanos del homicida, según el relato de al menos seis vecinos, no salen nunca de casa. Visten túnicas largas e inmensa barba y solo se les ve a veces asomados en la terraza, por la noche. Alfaro, de acuerdo a las mismas versiones, también pasó algún tiempo encerrado. Pero ahora salía. Y decía que quería estar todo el tiempo posible con Almudena. Hasta que le quitó la vida a sangre fría.
Mensajes : 194 Localización : Norte Habilitación : vigilante de seguridad Profesión : Vigilante de seguridad Registro : 28/09/2011 Positivos recibidos : 4
Tema: Re: Dos muertos, uno de ellos una menor de 15 años, en un tiroteo cerca de Albacete Mar 23 Oct 2012 - 7:34
Menuda historia, esto parece uno de esos libros de Miguel Delibes de la España profunda. Y el periodista ha convertido la noticia en un relato corto, la virgen, solo faltaba que la guardia civil con triconio y capa lo hubiese abatido y exibido en la picota del pueblo para escarnio de malechores.
Vindi Usuario Baneado
Mensajes : 9913 Registro : 08/09/2008 Positivos recibidos : 95
Tema: Re: Dos muertos, uno de ellos una menor de 15 años, en un tiroteo cerca de Albacete Miér 24 Oct 2012 - 2:52
Fallece el asesino confeso de El Salobral
El presunto autor de dos muertes violentas el pasado sábado en la localidad albaceteña de El Salobral, Juan Carlos Alfaro, ha fallecido a las 18.30 horas de este lunes en el Hospital General Universitario de Albacete.
Tema: Re: Dos muertos, uno de ellos una menor de 15 años, en un tiroteo cerca de Albacete Dom 28 Oct 2012 - 20:20
Lo que queda tras la ira Un mecánico aficionado a las armas y obsesionado con una niña sembró de muerte El Salobral El pequeño pueblo albaceteño trata de superar su día más negro
La abuela de la menor, junto a su pareja y al lado de la madre de la niña. / C. MANUEL
MÓNICA CEBERIO BELAZA —Qué pasa?
—Ya te enterarás.
Rifle en mano, Juan Carlos Alfaro se encontró por las calles de El Salobral al menos con dos vecinos a los que saludó. Uno iba a pie y otro volvía en bicicleta desde la huerta. Tenía 39 años y acababa de asesinar a una niña de 13 a la que decía amar. En su huida, no disparó a todo al que halló en su camino. Solo a dos personas más: el marido de la abuela de la niña, que resultó herido, y a otro vecino del pueblo, que falleció en el acto. Las razones para este último crimen se las llevó a la tumba, pero su obsesión enfermiza por la chiquilla venía de lejos. Fue, según parece, una masacre planeada. Quería acabar con todos los que se oponían a lo que él consideraba amor. Era el principio del fin de una historia que comenzó hace años, en unas casas de campo situadas enfrente del pueblo, camino a los cerros cercanos a El Salobral. Cándida Aparicio y Antonio Alfaro tienen allí unas casetas. A su hijo Juan Carlos le gustaba pasar largas temporadas en su terreno. Se sentía bien al aire libre. Paseaba, salía con los perros, hacía ejercicio… En una de las casas montó un gimnasio con bicis, sacos de boxeo, pesas, tabla de artes marciales y todo tipo de aparatos. Pero, sobre todo, hacía prácticas de tiro casi a diario. Tenía muchas dianas, armas, y una gran puntería. También le gustaba la caza. Dicen en el pueblo que si veía una perdiz, no importa cual fuera la distancia, la abatía seguro.
Era amigo de Agustín Delicado, otro vecino de El Salobral. Eran más o menos de la misma edad. Juan Carlos, el Fraguel, tenía 39 años; Agustín, el Pepsicolo, 40. Uno era mecánico; el otro, camionero. Los dos estaban en paro. Juan Carlos iba cada tarde a las tres y media, después de comer, a tomar café al Port Dry, el bar de uno de los hermanos de Agustín. En el cerro, era vecino de otro de ellos, al que saludaba cada mañana mientras hacía sus prácticas de tiro. Las dos familias se conocían de toda la vida y ellos parecían llevarse bien. Agustín fue la segunda víctima mortal de Juan Carlos el sábado 20 de octubre. Falleció abatido a tiros en la puerta de su casa. Juan Carlos había lanzado una ráfaga de al menos 15 disparos en dirección a su portal en el momento en el que Agustín salía a fumarse un cigarro. Antes, había disparado con una pistola a Almudena, la niña de 13 años con la que estaba obsesionado. Las dos víctimas murieron en el acto. Después de matar a la chiquilla, llamó a Emergencias y confesó el crimen. En su huida hacia los maizales, se encontró también con el abuelastro de Almudena, que iba en coche, muy nervioso porque ya había visto el cuerpo sin vida de su nieta. Le disparó e hirió en el hombro. Después, y tras llamar a un par de personas —uno de ellos pasó directamente el teléfono a los agentes de la Guardia Civil—, se escondió en el campo durante un día y medio.
Juan Carlos Alfaro, en su perfil de Facebook. / MANU (EFE)
“Oímos como una traca muy fuerte”, recuerda Pilar de la trágica tarde. “Pensé que eran petardos. Mi marido salió a mirar. ‘¡Que han matado a la Almudena!’, ‘¡Pilar, que han matado a la Almudena!’, me dijo al volver. Para nosotros era como una nieta. Esa misma mañana había venido a saludarme y a darme un beso. Era muy cariñosa”.
A pocos metros de allí, en el Port Dry, Pepe, el hermano de Agustín, celebraba el cumpleaños de uno de sus hijos en el bar. Había siete u ocho chavales; entre ellos, la hija de Agustín, de 11 años, y alguna amiga de Almudena. Oyeron también la descarga. “Cuando salí, vi fuego al fondo de la calle”, relata Pepe. “Me pareció que era en el portal de mis padres. Salí corriendo y me encontré con mi hermano en el suelo. Muerto. Él vivía allí con mis padres y mi hermana. A su hija, que entre semana está con su madre en Albacete, no se lo dijimos hasta el día siguiente”. “Yo me quedé en el bar con los críos”, dice su mujer. “La Guardia Civil entró y dijo que se cerrara todo. Apagamos las luces y nos escondimos”.
El miedo y el desconcierto se apoderaron durante horas de El Salobral. La historia de Juan Carlos y Almudena empezó a correr como la pólvora. Todos pensaban que los siguientes podrían ser la madre y la abuela de la niña. Otro chico, Mariano, a quien Juan Carlos había preguntado esos días en tono amenazante que por qué Almudena se había subido a su coche, se escondió aterrorizado en la panadería. No salió hasta dos días después. Pensaba que podía ser el próximo en la venganza asesina de Juan Carlos. El lunes, seis horas después de que la Guardia Civil lo encontrara en la caseta de campo de sus padres, esa que tanto le gustaba, Juan Carlos se pegó un tiro. Salió de la casa, caminó en línea recta con una pistola en la sien, y disparó. Eran poco más de las tres de la tarde. A la misma hora en la que el sacerdote Pascual Guerrero estaba oficiando un funeral de cuerpo presente para despedir a Almudena, Juan Carlos se suicidaba en el lugar en el que había empezado su obsesiva y extraña relación con una niña 26 años menor que él.
Almudena tenía un padre biológico que nunca se hizo cargo de ella. Su madre, Adela, mantuvo durante casi ocho años una relación con otro chico del pueblo, José Andrés, que acogió y quiso a la pequeña como si fuera su hija. La familia de José Andrés tenía una casa en el cerro, al lado de los terrenos de los Alfaro, e iban allí muy a menudo. A Almudena le encantaban los perros y la naturaleza. Pasear. Allí estaba tranquila. Y allí empezó a tratar a su vecino Juan Carlos.
El helicóptero médico que trasladó a Alfaro de la parcela donde se quitó la vida. / CRISTÓBAL MANUEL
La madre de Almudena, Adela, se separó de José Andrés. Pero la niña siguió viendo a quien ya consideraba su padre, y a sus abuelos, Pilar y Andrés. Continuó yendo al cerro y viendo a Juan Carlos. Al principio empezaron a compartir aficiones. A escuchar música, rock y heavy metal, a hablar, a dar paseos. Almudena, una niña cariñosa pero solitaria, tenía 11 años cuando empezó a pasar más tiempo con él. Fraguel, 37. Quienes los trataban dicen que en ese momento no había relación amorosa entre ellos; que esta comenzó muy poco a poco y que empezaron su especie de “noviazgo” hace poco menos de un año. Nadie tiene muy claro hasta dónde llegó, física y sexualmente, ese vínculo.
La relación entre ambos se fue estrechando hasta convertirse en algo que nadie entendía. Ya no se veían solo en el cerro, sino también en el pueblo. Ella iba a su casa a escuchar música y paseaba a veces con él por El Salobral, aunque nunca cogidos de la mano ni agarrados, según coinciden varios vecinos. De hecho, muchos en el pueblo desconocían que hubiera nada entre el Fraguel y la niña y no se enteraron hasta la noche del doble crimen.
“¿Cómo podía pretender tener una novia de 13 años?”, se preguntan ahora en El Salobral. Él se enfrentó a quienes, como Agustín Delicado el verano pasado y otros conocidos, le recriminaron alguna vez lo que ellos entendían como una obsesión inaceptable. Agustín le dijo que fueran juntos a conocer a mujeres hechas y derechas. Juan Carlos en enfadó. Decía que esperaría a que Almudena fuera mayor; que la amaba. Algunos atribuyen el crimen de Agustín a estas críticas. Otros, a que Juan Carlos pensaba que un sobrino de él, José, estaba tonteando con la niña. Hay distintas teorías, pero todos reconocen que son conjeturas. El móvil de este asesinato es aún muy confuso.
La familia de Almudena creyó desde el principio que su relación con Juan Carlos era patológica, enferma, desigual. Una historia que no debía ser. Una aberración. La abuela de la niña, Francisca, había tenido, además, una mala experiencia con su primer marido y padre de sus hijos, al que conoció también siendo adolescente. La niña vivía ahora con ella y con su marido. La madre, Adela, residía en El Pasico, una aldea mínima entre El Salobral y Aguas Nuevas, junto a su nueva pareja. Ni la madre ni la abuela pensaban permitir, de ninguna manera, que la relación continuara. La familia de Juan Carlos pensaba también que no era lo mejor para su hijo, pero no se opusieron con la misma intensidad. Lo consideraban inevitable. Decían que los dos “querían estar juntos” y que él estaba “loco por ella”.
Juan Carlos, un chico muy inteligente, según los vecinos, se encerraba en casa algunas temporadas, pero salía. Hace un par de años se fue a Canadá para buscar trabajo como mecánico, aunque acabó volviendo. Sus dos hermanos —solo su hermana vive fuera de El Salobral, con su pareja— apenas pisan la calle. Al mayor, Antonio, hay quien no lo había visto salir de casa desde hace más de 20 de años. “Desde que sus compañeros de quinta se fueron a hacer la mili”, dice un vecino. “Juan Carlos tenía sus cosas, era un chico muy nervioso, pero estaba más integrado en el pueblo, aunque iba con una pandilla bastante conflictiva”.
Estaba totalmente volcado en el tiro y la caza. Tenía tres licencias de armas: la E para armas de tiro deportivo y escopetas de caza; la D para armas largas de caza mayor; y la F, para armas cortas y largas con uso deportivo. Esta última le permitía tener una pistola como la que compró en una armería de Albacete el jueves anterior a cometer los asesinatos. Todo era legal. En total, según la Guardia Civil, tenía tres o cuatro armas. Los vecinos aseguran que además compraba en subastas otras antiguas e inutilizadas, de coleccionista, y que algunas lograba arreglarlas.
El conflicto entre Juan Carlos y la familia de Almudena comenzó a crecer durante los últimos nueve meses hasta desembocar en amenazas y denuncias mutuas. El entorno de Juan Carlos consideraba que se estaban pasando y que no tenían derecho a presionarlo tanto si la relación era “consentida”. El de la madre y la abuela no entendía que no se dieran cuenta de la gravedad de la situación, y de que estaban ante un abuso de un adulto de casi 40 años sobre una niña de 13.
La niña decía que también lo quería. Su madre y su abuela pensaban que le había sorbido el seso. Le quitaron el móvil, casi no la dejaban salir de casa ni usar Internet. Ella escribía sobre su amor en su muro de Facebook y le mandaba cartas a través de sus amigas. Él la iba a buscar al instituto. Se la llevaba en moto al campo, al cerro…
La madre asegura que lo denunció muchas veces. El capitán de la Guardia Civil Juan Manuel Burgos dice que solo les consta una, de la que dieron cuenta al juzgado y a la Fiscalía de Menores —nunca se adoptó medida alguna—, y que en otra ocasión intervinieron de oficio por una pelea entre Juan Carlos y la familia de Almudena. Había otra denuncia ante la Policía Nacional.
Almudena había terminado recientemente la relación, según algunas de sus compañeras de instituto, que presenciaron insultos y amenazas por parte de él. Los padres de Juan Carlos aseguran que fue él quien cortó la historia, pero a la vez admiten que no podía soportar siquiera que otro hombre la llevara en coche a algún sitio. Adela, José Andrés, Francisca, su marido… todos los parientes de la niña habían dicho a Juan Carlos, por las buenas y por las malas, que se alejara de la chiquilla, y él pensaba que era culpa de ellos que ya no pudieran verse. Temía, además, ser denunciado por abusos sexuales o violación por ella o por su familia.Una amiga de la madre de Almudena dice que últimamente tenían mucho miedo por lo que estaba pasando: pensaban que podía matarlos a ellos o a la niña.
Juan Carlos compró el jueves una nueva pistola, y, sobre las siete de la tarde del sábado, mató A Almudena. Acabó con la cortísima vida de la que decía que era el amor de su vida. O estaba con él o no estaría con nadie. Un crimen machista. La víctima número 38 de este año según el recuento del Gobierno. La más joven.
En El Salobral los vecinos recuerdan accidentes, suicidios, riñas…, pero ningún trauma tan profundo como el de ese fin de semana. El doble crimen los ha sobrepasado. “A partir de ahora vamos a ser como Puerto Hurraco ¿no?”, dice un vecino mientras toma una cerveza. “Ya nadie nos va a conocer por las patatas, sino por los asesinatos”. Es un pueblo agrícola dedicado fundamentalmente a la plantación de este tubérculo y de cereal (maíz, trigo, cebada, alfalfa…). Un sitio muy pequeño. Tanto, que no es ni pueblo. Es una pedanía de Albacete con unos 1.400 habitantes. Tiene un colegio, un estanco, una iglesia, tres restaurantes, un hostal, tres supermercados, una gasolinera… servicios básicos para una población diminuta. Todos se conocen. Y muchos son familia cercana o lejana.
“No hay que remover la mier**”, se escucha estos días. Los vecinos piden tranquilidad para seguir viviendo. Muchos piensan que el hecho de que el homicida se quitara la vida facilita las cosas. Si Juan Carlos hubiera sido detenido, si hubiera ido a la cárcel, si los familiares hubieran ido a verle… todo habría sido más complicado dentro del pueblo. Pero, ahora, las tres familias han sufrido una tragedia. Una madre y una abuela han perdido a su niña, Almudena; una hija de 11 años ha perdido a su padre, Agustín; y un padre y una madre tendrán que vivir con la carga de saber que su hijo acabó con la vida de dos personas antes de suicidarse. “Para ellos no debe ser fácil tampoco”, dicen Pepe y Desiderio, los dos hermanos de Agustín.
Un primo de Pepe le ha pedido perdón. Era también primo de Juan Carlos. “Me dijo que lo sentía mucho, que no entendía cómo un primo suyo había cometido un crimen así”, relata Pepe. “Nos dimos un abrazo. Qué vamos a hacer. Mañana hablaré con otro de mis primos, que sé que está igual y que ni se atreve a venir. Hay que cerrar estas heridas”. La madre de Juan Carlos, Cándida, es sobrina de un tío de los Delicado. “Somos familia”, dice Pepe. “Confió en que lo superemos, aunque entiendo que para la familia de la niña será mucho más difícil”.
La madre de la chiquilla, Adela, estaba el jueves en su casa de El Pasico. Su pareja pide a la periodista, por favor, que se marche. “Está muy mal. No está en condiciones”. Habló el día del funeral y ahora trata de encajar lo sucedido. Su exnovio, José Andrés, pone cervezas, con la cara desencajada, en el merendero en el que trabaja. “¿Cómo estás?”, le pregunta el sacerdote. “Peor que mal”, responde. En la calle La Luz, donde murió Almudena, los chiquillos dejan flores y velas. Han hecho un altar. “Nunca te olvidaremos”, le escriben. Han colocado una foto de Almudena sonriendo sobre un caballo. Dice el alcalde, Ángel, que estos días hay niños aún asustados que no pueden dormir solos.