El constructor Ausencio Calleja no tenía antecedentes penales cuando fue detenido y confesó cuatro atracos, uno de ellos en Peñalba. Se hizo pasar por un trabajador y entró en el banco, donde maniató a la empleada y robó.
Su móvil: pagar las nóminas.
RAMÓN J. CAMPO. Zaragoza
Ausencio Calleja, un constructor ilerdense de 52 años, es la cara del novato que la crisis ha llevado a robar bancos. Benito Pérez Orea, un histórico atracador zaragozano, de 51 años, no tardó mucho en recaer en la misma senda que lo llevó a la cárcel la última década porque era "carne de cañón". Son las dos caras del mismo delito: uno en Peñalba, el corazón de los Monegros, y otro en pleno centro de Huesca. El primero ocurrió el 5 de diciembre y el segundo, el 24 de enero; el inexperto iba solo, inspirado por 'el Solitario' y armado con una navaja y una pistola simulada; y el experto lo hizo disfrazado con peluca, armado con pistola y acompañado por uno o dos compinches. Calleja escapó con el dinero de este asalto; Pérez Orea cayó en el banco porque un vigilante jurado lo detuvo.
Los dos atracos y algunos más en la provincia de Huesca han hecho disparar las alarmas de la inseguridad en bancos y comercios, aunque las Fuerzas de Seguridad solo perciben un ligero repunte de la delincuencia con las cifras del paro que no dejan de crecer. El teniente coronel Carlos Crespo, jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Huesca, se estrenó en el puesto con el crimen de Fago y opina que es precipitado ligar la crisis con un incremento de la delincuencia. "Los datos de enero de 2008 y 2009 son similares. Atracos como el de Peñalba (de un constructor con problemas) no son generalizables sino una excepción", valora el experimentado oficial aragonés.
Ausencio Callejo reconoció haber atracado la oficina bancaria en Peñalba, cuando lo detuvieron esta semana los Mossos d'Esquadra al ir a dar su quinto golpe en Tarragona. Él se hizo pasar por un trabajador de los muchos que circulan en torno a Peñalba, llamó al timbre de la oficina de la entidad ahorro, en el céntrico paseo de la Constitución. Y coló su engaño, vestido con un mono de faena. Era víspera de la fiesta de la Constitución y última hora de la mañana, justo cuando en los pueblos está todo el mundo comiendo.
De hecho, el concejal de Cultura de Peñalba, Luis Lax, se enteró cuando comía en su casa. "La chica de la oficina se pudo desatar de la cuerda con la que la ató y la metió en una habitación para llevarse el dinero. Ella avisó enseguida y vinieron cinco coches de la Guardia Civil. Dijo que era español, llevaba un mono de trabajo, una gorra, unas gafas de sol y un pasamontañas", relata el concejal. "Era un desconocido, pero aquí hay mucho trasiego de trabajadores. No me extraña que fuera un constructor", agrega.
Delitos en Peñalba
Peñalba, un municipio de 780 habitantes, no había vivido ningún atraco a una de sus tres sucursales bancarias, pero sí lleva una sucesión de robos en bares y viviendas. "No tengo noción de otro atraco en un banco, pero hace poco se llevaron la televisión de plasma del hogar del jubilado. A mi casa entraron, la revolvieron y se llevaron un teléfono móvil de mi hija. En tres meses han entrado dos veces en el bar 'El trigal' para reventar las máquinas tragaperras. Y unos búlgaros o rumanos atracaron a un señor y lo tiraron al suelo, el hombre se agarró al coche y se lo llevaron a rastras", enumera Luis Lax los episodios delictivos del municipio.
Aún así, el concejal monegrino no tiene una sensación de inseguridad porque a menudo se pasan efectivos de la Guardia Civil de Candasnos, que se han reforzado al abrir una fábrica de explosivos. El año pasado, un grupo de rumanos atracó un banco en Candasnos y fueron detenidos en Guadalajara. El teniente coronel Crespo sostiene que los delincuentes aprovechan la mejora de las infraestructuras en la zona rural de Huesca y opina que allí deben adoptarse las medidas de seguridad de la ciudad. Cita una banda recientemente desarticulada, integrada por extranjeros y jefes españoles, que venía desde Barcelona a Huesca para asaltar camiones.
El constructor leridano Ausencio Callejo, casado y padre de dos hijas, explicó que ocultaba los problemas económicos de su pequeña empresa de construcción Casa 24 Horas, dedicada a las reformas rápidas y de interiores, y se lanzó a atracar bancos para poder pagar las nóminas. Obtuvo 80.000 euros en estos asaltos.
Los Mossos corroboraron que empleó un 'modus operandi' similar al de Javier Jiménez Arbe, 'el Solitario', en todos los robos (tres en la provincia de Lérida, uno en Peñalba y el quinto frustrado en Ascó, Tarragona) ya que siempre actuaba en bancos donde solo trabajara una persona. Esta meticulosidad, unida a que carecía de antecedentes y a que siempre actuaba en solitario dificultaron su detención. "Ahora trabajamos en buscar pruebas objetivas, más allá de su declaración, porque luego matizan lo que dicen y vale lo que sale en el juicio", señala el jefe de la comandancia de la Guardia Civil en Huesca.
La delincuencia evoluciona
Aunque sorprenden los últimos atracos, la delincuencia ha evolucionado, como las infraestructuras, y las medidas de seguridad han blindado los bancos. El inspector jefe de Policía, Juan Candil, responsable de la comisaría de Arrabal tras pasar 33 años en la brigada de Atracos, recuerda los duros años 80 de los clanes familiares de los atracadores (Santamaría, Flores, Ortiz Perea, 'el Cajonero', Martín Rufete, el pastor legionario Cardesa Soro y otros) cuando se enfrentaban a unos 200 atracos al año, frente a ejercicios con tres o cuatro. "El aumento de paro puede suponer un cierto repunte en pequeños robos, como en las tiendas de alimentación o en las tragaperras, pero no en los más graves", detalla Candil.
El inspector jefe de Arrabal pone como ejemplo de la nueva delincuencia que genera la situación económica a una banda de rumanos que desarticularon hace diez días y se dedicaban a robar herramientas de todo tipo en las obras (desde elevadoras hasta hilo de cobre), las metían en una nave, de donde se enviaban en camiones hasta Rumanía.
Carne de cárcel
Juan Candil cree que los atracadores históricos de los años 80 son "carne de cárcel" porque suelen estar "pasados de droga" y "no se regeneran" en prisión. El inspector detuvo a Benito Ortiz Perea y pudo probarle tres atracos en Zaragoza en el último juicio, y fue condenado a 9 años. "En el último atraco que dio (cometió) Martín Rufete se quedó dormido ante el director del banco", rememora.
La Policía de Huesca cree que Ortiz Perea tenía dos compinches en el atraco al BBVA, pero el tercero se fugó con el coche. El conocido atracador se presentó la semana pasada en el juzgado para inculpar a su cuñado, que no tenía antecedentes penales, como coautor. Después de ser detenido en las Cinco Villas y declarar, el juez instructor decretó su libertad. Al parecer, fuentes jurídicas creen que había rencillas familiares detrás.
"Los bancos están más protegidos ahora con sus cámaras de vídeo y el botín es mucho menor. Los atracos a los bancos están demodé", argumenta el penalista Enrique Trebolle, que se forjó en la defensa de históricos atracadores.
Esta semana, un conocido asaltante de bancos entró en una agencia de viajes en Zaragoza, se llevó 200 euros de la caja y se despidió con las gracias. Es otro escenario.
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