Aún con una mascarilla azul cubriéndole la boca, Guillermo, mexicano de 27 años, miraba nervioso a un lado y a otro, nada más atravesar la puerta de llegadas de la Terminal 1 del aeropuerto de Barajas. “Volvíamos el sábado, pero hemos decidido adelantar el vuelo por si cerraban las fronteras”, explicó. Guillermo es uno de los 251 pasajeros del vuelo MXA 1586 que aterrizó ayer en Madrid procedente de México DF. Al aterrizar y antes de salir del avión, un trabajador del Ministerio de Sanidad le pidió sus datos.
Las medidas de seguridad en Barajas eran palpables. Los empleados de Sanidad y los agentes de la Guardia Civil que atendían a los viajeros iban con mascarilla. También las tripulaciones de los cinco vuelos procedentes de México que llegaron ayer las llevaban.
Junto a la recogida de datos, todos los viajeros recibieron un documento en el que se aconseja que acudan a un centro sanitario en caso de que tengan los síntomas de la gripe. Pero los controles empezaron en México. Allí, los viajeros rellenaron un formulario en el que certificaban que no sufrían ninguno de los síntomas asociados a la gripe porcina. “Por los altavoces del aeropuerto decían que no podría abandonar el país quien pudiera estar afectado por la enfermedad”, relató una pasajera.
Algunos viajeros se quejaron de riesgo de contagio en los controles, lo que provocó pequeños altercados.
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