Patxi López ha pedido el rearme moral de Euskadi en su sesión de investidura como lehendakari.A hora será el Gobierno quien lleve escolta en Euskadi y no la oposición. Al igual que el lehendakari López, nos referimos a una escolta moral y no de seguridad. Hay amenazas y amenazas. Toda amenaza terrorista es grave por su propia naturaleza. Está claro que ETA amenaza al PNV. Lo hace en sus comunicados, acusando al partido jeltzale de traidor. También denuesta a Aralar. ETA pronostica que la historia tendrá palabras gruesas para la izquierda abertzale democrática. Esa izquierda, por cierto, con la que Otegi quiere constituir polos soberanistas. De manera que las personas del PNV también están bajo la amenaza asesina de ETA. Todos los ciudadanos vascos, todos los españoles están expuestos a ETA. Sin embargo, ahora el PP ha decidido escoltar al PSE en la apasionante aventura de un gobierno no nacionalista en Euskadi. No es una escolta política, al menos fundamentalmente. Es una escolta moral, de moral demócratica.
La violencia, cuando permanece más de treinta años en un pueblo, siempre apunta a un desajuste moral. Desconexión moral de unos para justificar o cerrar los ojos ante la violencia; fabricación de una moral prostituida, sirviente de la violencia, para quienes ejercen el terrorismo. Si usted cierra los ojos y escucha las voces de la política en Euskadi distinguirá varios acordes, varias melodías. Inmediatamente reconocerá a los partidos de espectro nacional y distinguirá al PP del PSE a poco que afine el oído. Es cierto que en ocasiones se les diferencia poco, pero si se presta atención un ciego no tendría problemas en pulsar el botón con la respuesta adecuada. Los miembros de UPD también son fáciles de diferenciar por el oído, por lo que dicen y cómo lo dicen. Alguien que cerrara los ojos reconocería a Rosa Díez y los suyos por su discurso. A Otegi inmediatamente también se le distingue de un portavoz de Aralar. Se parecen muchísimo, sí, pero a Otegi siempre se le acaba viendo el plumero sangriento que le sujeta ETA. En cuanto a EA, bueno, digamos que no tiene una música demasiado definida, aunque una sensibilidad experta con paciencia podría discernirlo de Aralar. Al que es cada vez más complicado enfocar es al PNV.
El discurso de ETA y del PNV, a veces, son exactamente iguales. En la última época esta equiparación se ha recrudecido, se ha exacerbado. Escuchar al PNV desde que se sabe fuera de la Lehendakaritza es como si ETA estuviera pronunciándote palabras en la nuca. La ambivalencia calculada del PNV ha propiciado que su discurso bascule desde la independencia hacia el autogobierno, desde la autodeterminación al Estado libre asociado, desde la colaboración a la ruptura con Madrid. En muchos de esos momentos, dependiendo de las coyunturas, el argumentario peneuvista podía perfectamente coincidir con el etarra. Lo que aparece en la actualidad sobresaliendo como un punzón hiriente a la moralidad ciudadana es que el PNV cuestione la legitimidad democrática del nuevo Gobierno de Euskadi, legitimidad resultado de una nueva mayoría parlamentaria en Vitoria. El PNV y ETA están de acuerdo en atribuir la (que ellos han decidido que sea) ilegitimidad del Ejecutivo de Patxi López a la anulación de las listas batasuneras por vía judicial. La diferencia actual entre el PNV y ETA es la misma que tenían cuando ETA se gestó en el seno del PNV. Es como el cierre de un círculo insensato. El mismo diagnóstico, el mismo argumentario, distintos medios. ETA salió del PNV para asesinar por la causa. La causa no ha variado.
Desde luego que demandar la independencia es legítimo. Como sabemos nosotros y saben ellos, a Batasuna y sus sucursales no se la ilegaliza por eso, sino por ser parte estratégica de una banda criminal. Es así de democráticamente sencillo, son criminales, son ilegales. Y sabemos que es por criminales y no por su naturaleza independentista, porque si no el PNV estaría ilegalizado o lo estarían Aralar, EA o la Esquerra Republicana de Catalunya. Algunos de ellos gobiernan o han gobernado en sus territorios. Es más, la paradoja es que la causa independentista avanzará a través de Aralar y a pesar de ETA, precisamente. Otegi lo intuye muy bien y por eso está intentando fabricar los polos soberanistas, polos que por cierto excluyen al PNV.
Considerando los procesos psicológicos involucrados en la pertenencia a una secta o a una banda terrorista, es comprensible que los asesinos de ETA hayan deformado por completo la realidad de Eukadi. Esta deformación mental, transmitida de generación en generación abertzale, es la inoculación del virus para falsificar la legitimidad de la violencia. Esa legitimidad que ETA autoatribuye a sus actos es, desde luego, una fabricación autosirviente y circular: necesitan esa justificación para continuar asesinando y continuan asesinando para alimentar esa autojustificación. En una banda terrorista no hemos de esperar menos. Ahora bien, ¿qué ocurre con el PNV?.
Lo que ocurre es que en el PNV, al igual que en ETA, arraiga la convicción de que el único Gobierno vasco legítimo es aquel desprovisto de España, de españoles no vascos. Y para ser vasco en el universo perceptivo del PNV y de ETA lo imprescindible es no ser español. No es suficiente con haber nacido en Euskadi. Si has nacido en Euskadi y continúas siendo español, no eres vasco. Así es la ecuación del pensamiento jeltzale y abertzale. El PNV nunca había necesitado llegar tan lejos como para proclamar que se ha producido un 'golpe institucional' en Euskadi, sencillamente porque nunca había sido desalojado del gobierno por los ciudadanos. Desde luego que ese golpe se ha producido, pero ha sido ciudadano. Ni siquiera han sido los partidos políticos, el PSE o el PP. En las democracias son los ciudadanos los que confieren las mayorías y es demostrativo de salud política que esas mayorías no sean monocolores. Este razonamiento sólo lo entiende el PNV si el nacionalismo vasco forma parte de esa mayoría. Todo lo alternativo es golpista.
De nada sirve repetir evidencias como que el PNV ha perdido votos, incluso con la marca política de ETA ilegalizada; o que el abertzalismo de izquierdas existe fuera de ETA y también ha subido. De nada sirve porque lo que el PNV está transmitiendo y, lo que es peor, parece estar pensando, es que la suma cuadrática legítima del gobierno en Euskadi es que se repartan los votos entre el tripartito y ETA. Cuando ETA, además de asesinar, no es permitida a participar en las instituciones (como debería haber sido siempre natural), entonces el reparto de poder euskaldún se desajusta y entran los españoles. Es como decir que los españoles han entrado en el Gobierno vasco porque se anularon las candidaturas de ETA. El razonamiento es trágico y doloroso, pues sugiere que ETA es el dique de contención de los españoles. No sabemos si los dirigentes y estrategas del PNV son conscientes de que ETA también está razonando así. Si lo son, alguien podría calificarlos de inmorales. Si no, lo son de esa clase de necedad que pone en riesgo las vidas de otros.
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